Capítulo veinticuatro

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Hoseok regresó a la que ahora era su mansión, los demás lo miraron confundidos por su repentina salida.

— ¿A dónde fuiste? — observó su rostro tratando de descifrarlo.

— Fui a divertirme un rato. — detuvo su andar, pero no los miró.

— ¿Debo preocuparme? — levantó una ceja.

Hoseok sonrió de lado con cierta maldad y encogió los hombros.

— Hobi, debes decirnos para saber si debemos preocuparnos.

— No maté a nadie, si eso es lo que te preocupa. — dijo rodando sus ojos y subiendo a su cuarto.

Los tres hombres lo miraron irse, no entendían a Hoseok y preferían no hacerlo.

— No lo cuestiones, solo muestra tu apoyo hacia el y ya.

— Hacer eso nos traerá muchos problemas, más cuando es una puta bomba de tiempo que en cualquier momento explotará y nos matará a todos.

— Yoongi tiene razón. — los miró y se enderezó en el sofá. — Hoseok puede tener un plan y todo, pero sí llegan a hablar de su madre se descontrola por completo, sus traumas aún son heridas abiertas que lo hacen llorar de dolor si las tocas.

— Puede arruinar nuestros planes.

— Confíen en el, se ha portado a la altura con todo esto. — encogió los hombros. — Así que dejen que se divierta…

Yoongi negó con la cabeza y se levantó.

— Tu lo único que quieres es cogerte a ese estúpido niño rico. — lo miró molesto. — Namjoon, los demás si tenemos razones importantes para que esto salga bien.

— No te vendría mal buscar con quien coger, necesitas quitarte ese malhumor.

— Solo les advierto una cosa, por favor, no piensen con la cabeza de abajo. — se levantó dándoles un zape a los dos ex convictos y se fue a su cuarto.

Namjoon y Yoongi se quejaron sobándose sus cabezas.

— Andan muy sensibles en esta casa. — lo miró. — No molestes a Hobi, deja que haga las cosas a su modo.

Yoongi rodó los ojos fastidiado.

Namjoon se levantó, lo agarró de la barbilla y le dio un beso profundo, pero bastante rápido, dejando al mayor un poco mareado.

— Por favor, por los viejos tiempos. — pasó su pulgar por los labios de Yoongi.

— ¿Hasta cuando vas a seguir usando eso conmigo? — lo miró fijamente a los ojos.

— Hasta que deje de funcionar. — sonrió de lado.

— Vas a llorar cuando eso pase. — susurró.

— No, ese día voy a estar muy feliz por ti. — acarició su mejilla.

Yoongi cerró los ojos y recargó su mejilla en los nudillos del más alto, que lo veía con una sonrisa enternecida.

— ¿Sabes que esto no es amor, verdad? Solo somos dos hombres solitarios qué encontraron compañía en el otro, pero no es amor.

Yoongi abrió los ojos y se alejó, la calidez que estaba comenzando a sentir desapareció cuando el más alto dijo lo último.

— Tienes razón… — se levantó. — Saldré un rato, nos vemos. — salió de la mansión sin ningún rumbo.

Namjoon lo vio irse y se fue a su habitación.

Hoseok vio desde su balcón a Yoongi irse, no entendía mucho de lo que sucedía, pero estaba bien con eso, mientras que no se interpusiera en sus planes.

Seokjin terminó de bañarse y salió de ahí, había ido creyendo que estaría solo, así que prefería estar en su casa.

Llegó y se acostó en el sofá, cerró sus ojos y trató de decidir si quería cenar o no.

Dongseok salió de su estudio, se sorprendió de ver a su hijo ahí y se acercó.

— Creí que te quedarías en ese departamento, ¿qué fue lo que pasó?

Seokjin abrió los ojos y lo miró.

— Ese era el plan, pero llegó una visita inesperada.  — se enderezó sentándose bien. — ¿Esos chicos solían trabajar con nosotros, no?

— Obviamente no recuerdas quienes son. — se rió y se sentó en el sofá individual.

— ¿Quiénes son? — lo miró con la ceja levantada.

— ¿Min Jongsuk, lo recuerdas? — lo miró fijamente. — ¿Recuerdas lo que pasó cuando tenias dieciséis? — entrecerró los ojos.

— Papá, no se de que hablas.

— Claro que no vas a recordar nada, todo ese tiempo te la pasaste intoxicado con alcohol y drogas. — suspiró. — En ese tiempo no eras el “chico perfecto” que eres ahora.

— Tomé rehabilitación, ahora estoy mucho mejor. — suspiró y jugó con sus manos tratando de calmarse.

— Lo se, pero en ese tiempo tuviste un accidente… y en ese accidente murió alguien. — desabrochó su corbata. — Ese hombre era Min Jongsuk.

Seokjin se tensó y sintió su estómago revolverse.

— Yo limpié tu desastre, como siempre. — lo observó. — Sangwoo y Deoksu me ayudaron, hicimos que todo pareciera un simple accidente. — sonrió de lado. — Un borracho más conduciendo.

— ¿Y qué, debo tener miedo de su hijo? Dijiste que lo limpiaste todo, además yo no pedí que lo hicieras. — se levantó nervioso. — Yo pude haber pagado por ese accidente. — lo miró.

— Eras un mocoso desubicado, no podías valerte por ti mismo. — golpeó la mesa con su puño. — Hice lo que tenía que hacer para protegerte.

— ¿Y si vino a vengarse? — dijo exasperado. — ¿Cómo vas a resolver eso?

La mayor parte de su adolescencia se la pasó en bares drogándose y tomando hasta desfallecer, muchas cosas las había olvidado, así como aquel accidente en el que una persona había perdido la vida.

Después de eso lo recluyeron en un centro de rehabilitación por un año y medio.

Cuando salió nunca volvió a caer en esos malos pasos, siempre creyó que no había lastimado a nadie hasta ahora.

Yoongi siempre sospechó de lo que había pasado, pues su padre no tomaba ni una sola gota de alcohol como habían querido hacerle creer.

Cuando comenzó a investigar fue el momento en el que lo despidieron y lo metieron a la cárcel para silenciarlo, creyendo que desistiría de hacer cualquier cosa, pero no contaban que ahí conocería a alguien con la misma sed de venganza que el.

𝙀𝙣𝙚𝙢𝙞𝙜𝙤𝙨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora