Debo volver a la biblioteca.
Debo conocer a ese tal Pierre.
Debo averiguar si hay algún libro que me ayude a investigar este pueblo.
Camino por la acera para dirigirme al bosque en el mismo horario en el que fui ayer. Colin no ha nombrado ningún horario, así que imagino que debe ser el mismo. Y, si no están los grupos y grupos de adolescentes, me servirá también para que nadie interrumpa mi búsqueda con un festín improvisado.
Oliver casi corre a mi lado por lo rápido que estoy caminando. Ya quiero llegar, estoy ansiosa. Pero, cuando creo estar en la mayor concentración de mi vida para plantarme en la biblioteca, mi celular vibra, obligándome a sacarlo de mi bolsillo.
Es papá.
Recuerdo que prometió llamarme y no lo ha hecho. No he tenido ni un momento libre para pensar en él, para llamarlo yo misma, y me siento algo decepcionada conmigo por eso.
—¡Hola, papá! —digo apenas atiendo.
—Bridget, ¿cómo estás? —Su voz dulce me inunda los oídos y hace esbozar una sonrisa.
—Bien, yendo a una biblioteca que me recomendó la abuela Mar. ¿Tú que tal?
—Excelente, ahora en la playa —contesta, y noto el rugido de las olas de fondo—. Discúlpame por no llamar ayer como te prometí, me necesitaban en el trabajo.
Papá trabaja en una cadena hotelera del Caribe. Se fue hace tres meses a vivir allá, y tiene la magnífica suerte de haber conseguido poco horario laboral con una buena paga. Deduzco que está en la playa ahora porque debió tocarle día libre, lo que me alegra un montón. Sé que ama el verano, el calor y pasarse horas dentro del mar.
—Te perdono, yo también olvidé llamarte. —Me rio un poco. No es solo su obligación contactarme a diario, yo también debo poner mi parte—. He estado muy distraída.
—¿Se te está haciendo difícil adaptarte?
—Algo. Es que, no quiero asustarte, pero... —Pienso si soltarlo o no. Es mi única opción para contarle lo que está pasando, sabiendo que no va a tomar un avión de inmediato para venir a buscarme a aquí. Aunque todo se arruina si comienza a preguntarle cosas a mamá—. Pasan cosas muy extrañas en este lugar.
—Te noté muy preocupada el primer día por eso. ¿Qué clase de cosas pasan? ¿Quieres contarme?
—Inexplicables, cosas inexplicables. O al menos para mí. La abuela no está muy abierta a contestar mis dudas, lo que me extraña más.
—¿Por qué Marjorie te ocultaría algo?
—No lo sé. Me ha dicho algunas cosas, pero siento que no son verdad. —Hago una pausa, ya estoy divisando la biblioteca a lo lejos—. Nunca la había visto tan a la defensiva.
—¿Le has dicho a tu mamá?
Y ahí el tema del que no quiero hablar.
—No, y no pienso hacerlo. Está contenta con este viaje, no quiero preocuparla. Prefiero mantener todo este lío lejos de ella.
—Entiendo —murmura y, aunque no lo estoy viendo, sé que está afirmando con la cabeza. También sé lo poco creíble que suena lo que estoy contándole.
—Ahora voy a buscar algún libro en la biblioteca que pueda ayudarme. Quizá encuentre algo.
—Bien, me avisas cualquier cosa. Intentaré ayudarte en lo que pueda desde aquí. Tú llámame y estaré para ti.
—Gracias, papá. —Sonrío con calidez—. ¿Hablamos otro día?
—Claro, mi niña. Te quiero muchísimo, cuídate.
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OSCURO GÉNESIS
FantasyBridget Wilson tiene un único propósito este verano: desconectar de los problemas que la separación de sus padres le lanzó encima, y supervisar que su madre sane su marchitado corazón. Con eso en mente, ambas viajan desde Toronto hasta Nelson, Colu...