Tengo los mensajes de Pierre explotándome el celular, algunas llamadas perdidas y hasta intentos de Jasper y Melanie para contactarme. Sé que están preocupados. Mierda, sí que deben estarlo, y me siento fatal por no haberme esforzado en responderles.
Tampoco he hablado con papá. Lo extraño en momentos como este, lo necesito, y recordar los kilómetros que nos separan empeora el vacío que me entorpeció el camino.
Lo más probable es que él también esté en desacuerdo con esta situación, recalcándome que Pierre no es de lo más seguro, pero no me hubiese gritado como mamá lo hizo. No me hubiese arruinado los planes de un soplido. Y ahí es cuando me gustaría que las cosas fuesen como antes, cuando papá ayudaba al balance de mamá y viceversa, cuando se complementaban y encontraban una buena forma de presentarme lo sucedido sin armar un escándalo de por medio.
Casi no he salido de mi habitación en los últimos días, no he hablado con mamá otra vez, ni con la abuela aunque quiso intentarlo. Estoy navegando en mi propio mar agitado y no quiero llegar a tierra firme sin encontrar una solución. Con «solución» me refiero a planear como salir de casa sin que nadie se entere. Es lo único que he estado planeando.
Ya no tengo la daga, ya no puedo ver a Pierre ni al grupo, ya no puedo ir a la biblioteca, y mucho menos a la Estancia Drákon.
Me siento en mi cama y tomo mi celular para hojear en las notificaciones la cantidad de mensajes de Pierre. Debo hacerle saber lo que está pasando, o al menos que sigo viva, ¿no? Torturarlo mientras se preocupa por mí no es mi actividad favorita, y lo más probable es que me odie si no hago algo al respecto.
Así que entro a mis contactos. Sin embargo, sorprendentemente y casualmente, el muy listillo se me adelanta. El tono de llamada danza por la habitación y casi se me cae el celular de la mano por el susto al darme cuenta que se trata de él.
—¿Pierre? —formulo apenas descuelgo.
—¿Quién más va a ser, Brid? —responde con modo burlón activado que comenzó a usar conmigo hace no tanto—. ¿Crees que Colin me robaría el celular para asegurarse que atiendas la llamada?
Logra que esboce una sonrisa.
—No seas tonto. Es que estaba pensando en llamarte justamente, me has ganado.
—¿Pensando en mí? —repite a su favor—. Mira, y yo creí que te habías olvidado de nosotros por completo estos últimos días.
Aprieto los labios, algo arrepentida. No sé si con «nosotros» se refirió a ambos, solo nosotros dos, o al grupo entero contando a Melanie y Jasper. Son válidas cualquiera de las opciones, y más contando como comenzó la respuesta. Me ruborizó por completo.
—Lo siento, no fueron días muy buenos. Aunque eso no es excusa, debí llamarte antes, lo sé.
Suelta una de sus risitas agradables que no planeaba escuchar nunca apenas lo conocí.
—¿Qué te ríes? —indago, ofendida. Intentar explicar mientras lo toma como un chiste no es el plan.
—Asómate por tú ventana, Brid.
Lo hago, y entonces lo veo ahí, apoyado contra su auto en la acera, con el celular en la mano y riéndose de mí.
—¿Qué haces aquí? —suelto, atónita, aunque más alegre que nunca. Siento que no lo veo hace meses, y solo pasaron unos días—. No hacía falta que vinieras hasta casa.
—Como no contestabas mis llamadas, decidí que la última opción sería venir a comprobar que estuvieses... bien. —Me sonríe, obligándome a cerrar la boca para no babear al respecto—. ¿Por qué no bajas y me cuentas que tal todo?
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OSCURO GÉNESIS
FantasyBridget Wilson tiene un único propósito este verano: desconectar de los problemas que la separación de sus padres le lanzó encima, y supervisar que su madre sane su marchitado corazón. Con eso en mente, ambas viajan desde Toronto hasta Nelson, Colu...