Nunca he desconfiado de la abuela, ni he querido hacerlo.
Las veces que ella cocinaba su tarta de chocolate, no dudaba de que estuviese deliciosa. O cuando me animaba a intentar algo nuevo y, gracias a sus consejos, lo hacía sin pensarlo. Sin embargo, justo ahora, esa idea de desconfiar un poco está muy encendida en mi cabeza.
Giro la daga que Pierre me regalo entre mis manos, acostada en mi cama, mirando el techo, mientras analizo lo que acabo de conversar con la abuela. Sus palabras hacen eco.
Me cuesta un mundo pensar que este lugar es más que solo un normal pueblo escondido en las profundidades de Nelson, Columbia Británica, cuando lo único que he querido es desenmascarar mis suposiciones y enterarme que en realidad sí es normal como cualquier otro sitio.
Porque he preferido acabar sintiéndome una loca que inventa misterios donde no los hay, pero pasando el verano en un pueblo tranquilo en el que no corra riesgos con cada paso que doy, cada palabra que intercambio, cada mirada que dedico.
He preferido estar equivocada acerca de los miedos que tengo.
Siento el metal frio del arma y recuerdo estar analizando a Pierre de pies a cabeza el primer día que lo vi, cuando tanta intriga me generaba. O mejor dicho, me sigue generando. No puedo sacármelo de la cabeza ni un segundo, y no solo por cómo me mira, como me acaricia y como me sonríe, sino por cómo me hace sentir. Me pone el mundo de cabeza cuando se le da la gana.
Intento buscar una manera para disculparme como la abuela Mar dijo aunque, en el fondo, no esté segura de lo que esté haciendo. De lo que haré.
La realidad es que no sé nada, absolutamente nada, y no puedo opinar al respecto. Tal y como Pierre dijo. Eso me lleva a caer en un agujero sin salida, en la que sigo instrucciones para ir escalando de a poco hasta salir a la superficie o me quedo allí para siempre; al menos hasta volver a casa.
Y me digo a mi misma: «eres la Bridget que no se rinde». No puedo dejar todo a un lado, no quiero hacerlo, aunque tenga que luchar contra las voces de mi cabeza para confiar en lo que puede clavarme un cuchillo en el pecho.
Debo aceptar que Pierre tiene algo que ver con mi futuro aquí, que es más poderoso de lo que creo, que es el único que puede protegerme temporalmente, que en la maldita biblioteca todos se lo comen con la mirada... y que produce estragos en mí con únicamente respirar a mi lado.
No, no sé qué sucede con Colin y su grupo, con las falsas sonrisas que me dedican, con las personas que me cruzo en el pueblo, y con esas supuestas peleas que arman. Pero eso no me impide absolutamente nada.
Me levanto de la cama y vuelvo a guardar la daga en su estuche para meterla en uno de los bolsillos gigantes de mi pantalón, junto a mi celular, y dirigirme abajo.
«En Shungit lo difícil no triunfa», oigo latentemente. Debo hablar con Pierre. No sé qué voy a decirle, cómo voy a dar el primer paso sin quedar en vergüenza luego de la escena que armé anoche. Que armamos.
Le coloco a Oliver la correa en el collar de púas y salgo apurada por las calles del pueblo antes de cruzarme con mamá y tener que explicarle demás con lo enredada que estoy. Siento la brisa helada pegar contra mis brazos desnudos al recorrer lo más apurada que puedo la acera, pasando casa tras casa sin ninguna interrupción.
Voy a la biblioteca a probar suerte. Es temprano y dudo que alguno de los tres chicos esté ahí, contando que casi no suelen separarse si de ese destino en concreto se trata.
Llegamos casi corriendo a donde comienza el sendero de piedras que da entrada a la biblioteca; Oliver jadea sin parar. Me freno de golpe al posar mi mano en el picaporte de la puerta y divisar de casualidad a lo lejos el oscuro auto de Pierre. Está estacionado entre los altos árboles y musgosas plantas en una posición extraña. No sé cómo lo metió ahí siquiera.
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OSCURO GÉNESIS
FantasyBridget Wilson tiene un único propósito este verano: desconectar de los problemas que la separación de sus padres le lanzó encima, y supervisar que su madre sane su marchitado corazón. Con eso en mente, ambas viajan desde Toronto hasta Nelson, Colu...