VIOLENNA

A 300:

DENNA:

-Hola Denna- dijo una voz. 

La rubia abrió los ojos, y de repente, ya no estaba tirada en una cama del hospital. Volvió a cerrar los ojos para poder distinguir donde se hallaba. Movió la cabeza a los lados, y se encontró con Violeta. Estaban en un coche. 

-¿Violeta?- preguntó Denna ilusionada. Trató de tocarle la cara, pero ella se apartó. -¿Estás viva?-. La rubia se llevó las manos a la boca después de formularle esa pregunta.

-Si- respondió, sin dejar de mirar a la carretera. -Pero no del modo del que te gustaría-.

-¿Cómo?-. 

"Vale, ahora si que estoy perdida"-. Denna miró de nuevo alrededor. Estaban en un bonito coche, deportivo supuso ella. Era de noche, y las luces neón del coche, y las farolas blancas de la autopista.

-No quiero seguir viviendo Denna, no quiero despertarme- susurró, temblando de manos a pies.

-Violeta, escúchame, no vuelvas a decir eso- dijo, seria la rubia.

-No sé por qué no debería- susurró, mirando fijamente a la carretera.

-Joder, estamos hablando de tu vida- se pausó. -De la mía-. 

La pelirroja la miró con cierta sorpresa y diversión.

-¿Ahora soy parte de tu vida?- quiso saber.

-No te vas a librar de mi tan fácilmente- murmuró. 

-Me lo temía. ¿Por qué Denna?, ¿por qué me debería quedar contigo?- preguntó Violeta, borrando esa sonrisa suya tan magnética.

-¿Quieres razones de porqué deberías quedarte conmigo?- repitió Denna, sin entender nada.

-No tienes ninguna- susurró ella. 

Un gran silencio se interpuso entre las dos. "Claro que las tengo, pero ahora mismo no me funciona la cabeza para pensar en ellas"- intentó justificarse. Denna se detuvo a observar a Violeta. Llevaba una americana y un pantalón a juego de color amarillo pastel. Debajo de la americana había solo un top negro que le tapaba lo más mínimo y dejaba al descubierto su bronceada piel. "Las únicas razones que tengo ahora no son sentimentales precisamente"-. Lo único que Denna quería hacer era arrancarle a mordiscos ese traje. "Denna, contrólate"-.

Se fijó ahora en la parte de arriba. Llevaba unos bonitos colgantes de una cruz y una estrellita. Llevaba el pelo rojizo suelto y perfumado con ese olor a vainilla tan característico. Bajó y se encontró con su boca. "Dios. Lleva el pintalabios rojo carmesí. Me estoy derritiendo"- dijo una voz dentro de su cabeza que no había escuchado nunca. 

En ese instante, y llevaba por la embriaguez del momento, se desabrochó el cinturón. La alarma comenzó a sonar por todo el vehículo.

-¿Qué coño haces?- preguntó alterada la pelirroja, obligándola a sentarse. 

Pero Denna se resistió, y se puso de pie. Luego, se sentó de espaldas al volante, entre las piernas de Violeta y el asiento. Tapando por completo la vista de la carretera a Violeta.

-No veo. ¿Qué estás haciendo?- volvió a preguntar confusa. 

-Darte razones para que te quedes conmigo- susurró, mordiéndose el labio. Ese gesto captó toda la atención de la granadina. Denna juntó sus labios y pronto estuvieron desenvolviéndose en una auténtica batalla de lenguas. La rubia se había flexionado, para que Violeta pudiera ver la carretera. 

-Denna..., n-nos vam-os a estrellar- consiguió decir, entre beso y beso. 

-Acelera- murmuró solamente Denna contra su oído. 

La pelirroja gruñó levemente y aceleró. El coche pasó de ir a unos 120 a casi 170 km/h. 

-Así me gusta- dijo la rubia, deshaciéndose de su propia camiseta. -¿Te gusta lo que ves Violeta?- preguntó atrevida ella.

-Me encanta- murmuró con ojos lujuriosos. 

-Pues es todo para ti- susurró quitando una de las manos de Violeta del volante para colocarla sobre sus nalgas. 

-Sube la radio- dijo ella. 

"A 300" de JC Reyes sonaba a todo volumen en el coche, mientras las dos granadinas se devoraban. 

-Te quiero dentro, ¡ya!- exclamó Denna, borracha de placer.

-Como sigas así, nos vamos a estrellar-. Violeta posó su mano dentro de Denna, metiendo sus dedos al compás de la canción. Haciendo gemir a la rubia. 

-¿Sabes?, me pones muchísimo así- reconoció Violeta, entre los gritos de Denna. 

La granadina estaba en el cielo. Literalmente, era la mejor sensación de su vida. Pero algo la hizo darse cuenta de que aquello que estaba viviendo no era real. 

Era un sueño. 

...

-Denna, Denna, despierta- le dijo alguien.

-¿Violeta?- preguntó ella, todavía dormida. 

-No, jajaj, no soy Violeta, soy Carmen, la del bar. ¡Despierta!-.

-¿Qué ha pasado?-.

-Violeta ha despertado-. 

...