Sola (de nuevo):

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DENNA:

-¡DENNA!- exclamó con todas las ganas del mundo Chenoa. 

La rubia escuchó su nombre. "No puede ser. Me he salvado. Me han salvado"- fue lo primero que pensó. La fuerte presión que había sentido en el pecho se había desvanecido por completo, ya no quedaba nada más que un recuerdo.

Se volvió automáticamente a Salma. Sus ojos llorosos contactaron con la negrura de los ojos de la malagueña. 

-Lo siento- fue lo único que dijo. Después, la abrazó lo más fuerte que pudo. No quería volver  a la academia sin ella. "El precio a pagar"- se recordó a medida que volvía a recuperar la respiración.

Salma sonrió con melancolía, pero con una extraña expresión de felicidad. ¿Por qué sería?

-Te quiero rubia- murmuró contra su oído. Se separó de ella lentamente, con nostalgia. 

Denna soltó su mano. Se giró de nuevo, y cruzó entre sollozos la enorme pasarela. Necesitaba un abrazo. Pero no de alguien cualquiera. Necesitaba un abrazo de Violeta. 

Por eso cuando estuvo ya por fin al otro lado, la buscó. Y la encontró. 

Ahí estaba ella. Acurrucada en el hombro de Naiara, evitando mirar a Salma. Evitando romperse allí mismo.

La granadina se acercó más, hasta que Martin la abrazó el primero. Luego se unieron los demás, pero no Violeta. Que se quedó sollozando en el hombro de Naiara. 

Eso a Denna le dolió, pero entendió que Violeta lo debía estar pasando incluso peor que ella. Al fin y al cabo, Salma había sido una parte fundamental en su vida.


...


Volvieron a la academia, después de la gala y de la post-gala. Nominados definitivos estaban Álex y Álvaro. Y para alivio de la rubia, Violeta había cruzado la pasarela sin ningún tipo de problema. Pero no habían hablado. Ni siquiera se habían mirado a la cara. 

Después de cenar un yogur, (obligada por Ruslana), se sentaron a escuchar el mensaje que tenía Noe para ellos. 

-Venga Noe, nos queremos ir a dormir por favor- pidió Paul.

-Si chicos perdón- dijo, sentándose con ellos.

-¿Qué nos querías decir?- preguntó Juanjo.

-¡Si!, es que se me pasó el otro día. En fin, ya sabéis que dentro de una semana es Navidad- se pausó. -Y que hay dos semanas ahí muertas-.

-¿Y?- preguntó con intriga Naiara, que estaba abrazada a Violeta. 

A Denna, que Violeta estuviese con Naiara no la ponía del todo de los nervios, hubiese sido peor con Chiara, pero aún así, había algo que no le gustaba nada. Y no sabía lo que era. 

-Que vais a tener varios días para desconectar. Os vamos a dejar volver a casa- dijo finalmente Noemí. 

-¡¿Qué?!- exclamó Martin, representando a todos allí. 

"¿Vamos a volver a casa?"-. No podía ser. No podía ser. Después de tanto tiempo..., ¡Volvían a casa!

Todos se levantaron eufóricos al escuchar lo que decía la directora de la academia.

-Calma, calma. Os vais mañana de madrugada, para que no haya mucho revuelo en el aeropuerto, ¿ok?-.

-Valeeee- exclamaron todos.

-Así que ir haciendo las maletas, porque os despertamos mañana a las 3-. Noemí se levantó del sofá y les dio las buenas noches a la vez que cerraba la puerta de la terraza.

-Bueno..., ¡a dormir que mañana estamos en casita!- chilló por todo lo alto Ruslana. 

...

Después de ducharse, peinarse y secarse, Denna decidió que era hora de hablar con Violeta. Porque si no era ahora, sentía que nunca podría hacerlo.

Como no, la pelirroja estaba abrazada a Naiara. Pero la morena nos dejó a solas cuando me vio entrar por la puerta del baño. 

-Violeta, ¿podemos hablar?- inquirí yo. 

-Si- respondió ella, bastante borde.

-Mira, te voy a ser sincera-.

Ella arqueó las cejas. Un gesto que Denna no acabó por entender del todo.

-¿Qué coño te pasa conmigo?-. La rubia pronunció aquellas palabras con un fuerte dolor en el pecho, similar al que había sentido cuando estaba junto a Salma a punto de oír el veredicto final del público. Solo que ahora ese dolor se extendía por todo su cuerpo. Recorriendo cada vena de su cuerpo. Sentía que al igual que su corazón bombeaba sangre, también bombeaba ese dolor tan contagioso.

La pelirroja no respondió a la primera. Se quedó mirándola, completamente paralizada. Pero con una mirada que Denna no había visto en ella nunca. Y le dio miedo. Mucho miedo. Los ojos de Violeta emanaban un intenso odio y desprecio que la hicieron sentirse insignificante, como una auténtica mierda. 

Pero le mantuvo la mirada. No supo cómo, pero lo hizo. Intentó igualar el odio con el que ella la miraba, pero no pudo. Ese no era su terreno. Ella no era así. 

-¿No piensas decir nada?- preguntó Denna, dejando escapar unos ligeros gemidos de dolor.

-Mira- comenzó a decir. -Yo no quiero estar así contigo, pero es que lo de Salma me ha dejado realmente jodida-. 

"Lo sabía"- pensó. 

-Pues déjame cuidarte. Violeta por favor me tienes para lo que necesites, ¿te acuerdas?-.

Ella negó varias veces, hasta que consiguió hablar.

-No. Estoy mal Denna, y lo último que quiero es hacerte daño-.

-¿Cómo vas ha hacerme daño?, pensaba que esa parte ya la habíamos superado-.

-Lo siento Denna, pero necesito estar sola. Despejarme, pensar un poco en todo esto, disfrutar de la soledad de mi vida normal-.

-No lo entiendo-.

-No te estoy pidiendo que lo entiendas. Solo que me dejes ir. Si te quedas voy hacerte mal  , y eres un daño que no estoy dispuesta a sufrir. Déjame marcharme, por favor-. Violeta comenzó a llorar en silencio. -No es por ti, es por mi- aclaró. 

Denna sintió ese dolor, aún más profundo. Elevado a la enésima potencia de dolor. ¿Qué cojones le estaba pidiendo Violeta?, ¿era darse un tiempo?

-Está bien- dijo, con el corazón roto. -Pero júrame que volverás- susurró antes de separarse de la puerta para dejarla pasar. 

-No puedo. Así no-. Violeta la miró por última vez. Y cerró la puerta. 

Y así, otra vez, la pelirroja se iba de su vida sin despedirse. En este caso, por ella misma. 

Otra vez se volvía a quedar sola. Otra vez que sentía que había jugado con ella. Pero no podía odiarla. Cada partícula del cuerpo de Denna estaba enamorada de Violeta hasta las trancas, y siempre lo estarían. 

Se marchó a dormir rota de dolor, un dolor casi mortífero, que le acongojaba el corazón.

-Buenas noches Denna- susurró Ruslana, abrazándola.

-Buenas noches- dijo sin apenas mirarla. 

...


VIOLENNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora