VIOLENNA

Contigo:

VIOLETA:

Respiraba profundamente. Seguramente por primera vez en varios días. Intentó abrir los ojos, pero no pudo. Las legañas que tenía alrededor de los párpados estaban colocadas de manera que le fuese casi imposible separarlos. 

Oyó voces, pero no pudo saber de quien se trataba. La primera voz, era una voz grave, áspera, en cambio la segunda, era mucho más cercana. Más dulce, más amable. Sin duda de una mujer. 

Se revolvió entre las sábanas, y se estiró. "Dios, llevaba queriendo hacer esto, mucho, mucho tiempo"- pensó al mismo tiempo que estiraba de manera disimulada las piernas. Su intención era la de que la gente que se hallara en la habitación no se diese cuenta que estaba despierta. 

"¿Dónde coño estoy?"-. No se acordaba de nada. Lo único que tenía en mente en ese momento era el encuentro con Denna. Habían estado tan cerca. La había reconocido al instante. Desde que ella había pisado el local, la había reconocido. Había reconocido su dorada melena, su cálida sonrisa, sus tiernos labios, su gratificante sonrisa...

Pero después todo se había puesto negro. Y notó el impacto de su cabeza contra el suelo. Todo se volvió borroso, y el último pensamiento de su mente, todavía intacta, fue para ella. ¿Qué habría pensado?, ¿había actuado?

Las voces se hicieron más intensas. "Estarán discutiendo"- supuso. Intentó distinguir lo que decían. 

-¿Dónde estabas?, te fui a buscar al menos hace diez minutos, te dije que era urgente- susurró una.

-Estaba preparándome. No puedo aparecer aquí de repente y fingir que nada ha pasado, lo siento Carmen- dijo. "Carmen. ¡Mi amiga!"-. Pero, ¿quien era la otra persona?

-No, lo siento yo. Tienes razón, no te puedo obligar a estar aquí-.

-Ey, no, no, yo quiero estar aquí. Quiero estar aquí porque la amo, y aunque hallamos peleado, esto es más fuerte que todo lo demás- aseguró la otra mujer. 

"¿De quien estarían hablando?" se preguntó varias veces. 

Violeta esperó con impaciencia a que la conversación siguiese, pero solo había silencio. Luego un ruido de una puerta. Y la pelirroja supo, que no estaban solas. 

-Buenos días- dijo una voz masculina.

-Buenos días doctor- respondió Carmen.

-Tengo los resultados de la analítica y de el tac que le hicimos ayer de emergencia para comprobar si el paro cardíaco que tuvo el pasado viernes no le hizo efecto-. 

-¿Y?- preguntó nerviosa la chica de la voz dulce.

-Está todo correcto. Ahora solo falta que se despierte- dijo. Después observó a Violeta, de tal manera que hasta ella misma se dio cuenta de que la estaba observando. -Aunque, creo que ya se ha despertado- susurró. 

Las dos chicas volvieron su cabeza para mirar a la pelirroja, que seguía girada y "supuestamente" dormida. 

-Las dejo solas en todo caso- concluyó el doctor. -Buenos días-. 

-Muchísimas gracias- murmuró Carmen, acompañándole hasta la puerta. 

La otra mujer sin embargo, se quedó repasando el perfecto cuerpo de Violeta, y esta lo notó. 

Carmen volvió a acercarse a la cama, y se sentó a los pies. 

-Violeta- dijo acariciando sus mechones rojizos. -Violeta, despierta hermana- volvió a decir su amiga. 

La pelirroja ahora sí abrió los ojos con cuidado. Le dolía también el cuello, por lo que al abrirlos sólo pudo entrar en su campo de visión, el rostro de Carmen.