No me hables de amor:

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6 meses después...

VIOLETA:

-¡Muchas gracias Madrid!-.

El público comenzó a gritar y a corear su nombre. Lo sentía en las venas, sentía esa adrenalina de la que tanto le habían hablado. 

-¡Nos vemos pronto!-. Abandonó el escenario entre vítores, aplausos y gritos ensordecedores. La gente la amaba, y la amaba de verdad.

-Una botella de agua porfa- pidió a su equipo. 

En ese momento apareció su manager, Álvaro de detrás del camerino. -¡Impresionante Violeta!, definitivamente eres la mejor cantante del momento-. Álvaro era un chico un par de años más mayor que ella. Era un joven rubio, de ojos azafranes, y de sonrisa tierna. Una de las mejores amistades que Violeta había podido hacer los últimos meses. Un manager que a pesar de su juventud la había llevado a la cima del país. 

Violeta sonrió. Después se dio la vuelta y se miró al espejo. Contempló su rostro bronceado, sus labios color rojo, sus largas y oscuras pestañas... Nada había cambiado en ella, sin embargo sentía que había algo que si lo había hecho.

-Gracias Álvaro- murmuró.

-¿Te vienes a Kapital a unas copitas para celebrar?- preguntó el hombre. A Álvaro le había conocido durante su estancia en la academia, y la había ayudado mucho con su proyección nacional, y en un futuro, porqué no, internacional.

-Mmm, no, lo siento. Estoy agotada, me voy a dormir a casa-. 

-¿Seguro?, vamos todos- dijo, señalando también a los bailarines. 

-De verdad que si Álvaro, pasarlo bien, disfrutad de...- sonrió, extendiendo las manos para señalar el otro lado del escenario. -De todo esto-. 

-Violeta son unas copitas de nada mujer, venga, que no queremos que te quedes sola en una noche como esta- dijo.

-¿Qué día es hoy?- quiso saber, al mismo tiempo que se quitaba las botas de tacón brillantes. 

-¡San Valentín!- gritó emocionado. 

La pelirroja suspiró. Que poco le gustaba esa fecha. 

-Álvaro sabes perfectamente que no me gusta nada, ¿qué sentido tiene regalarle regalos a una persona que al final te va a abandonar?- preguntó de forma retórica. -Ninguno-. 

Se acabó de quitar el traje, para ponerse un chándal cómodo y unas runners de Nike. Como complemento unas gafas de sol negras, un cazadora roja y un bolso de Louis Vuitton. 

-Si...-.

-¿Si?, no me vengas con el rollo ese del amor, hace tiempo que tiene esa batalla perdida conmigo-. Le miró por encima de las gafas. 

-Bueno, es mejor que te dejemos sola, chicos- dijo, poniendo en marcha a los bailarines.

-Gracias a todos, de corazón- respondió Violeta, abrazando a los ocho bailarines. 

Estos recogieron rápidamente y abandonaron el camerino. Se quedaron a solas Álvaro y Violeta.

-Algún día me vas a explicar porqué ya no crees en el amor- murmuró, acercándose a ella.

Violeta le empujó a la puerta, con toda su fuerza, el hombre se dejó arrastrar y acabó en el umbral. -Adios Álvaro, nos vemos mañana- le sonrió, y cerró la puerta de golpe. 

...

-A barrio de Salamanca, Serrano, número 45- le pidió al taxista. 

El hombre se quedó descolocado por unos segundos. 

VIOLENNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora