VIOLENNA

Propuesta indecente:

DENNA:

Recorrían las calles de Madrid en silencio. Agarradas de la mano, sin miedo a disfrutar sus dos últimos días antes de volver a la academia. Antes de volver al aislamiento del que tanto había aprendido. Pero también para volver a la presión constante, y a la exposición global. 

Sin embargo, eso ahora daba igual. Iba de la mano con ella. Con su pelirroja favorita.

-He pensado que podríamos ver a unas amigas- dijo Violeta, frenándose en frente de los cines de Callao. La rubia miró hacia arriba, y se encontró con la imponente imagen de Lola Índigo, que anunciaba su nuevo álbum "Dragón", el cual Denna se había encargado de explotar al máximo en tan solo unas pocas horas. 

Denna asintió y luego miró a Violeta. -Algún día estaré ahí- dijo, señalando a la imagen de la cantante granadina. 

-Seguro que sí- murmuró, dedicándole una pequeña mueca. 

-¡Oye!, que lo decía en serio-.

-No tanto como yo, te lo aseguro- dijo, ampliando su bella sonrisa.

-Bueno. ¿Y quienes son esas amigas?- preguntó molesta Denna.

-No sé, es que tampoco hay mucho tiempo. Había pensado en Miriam- dijo con voz queda. Violeta seguía mirando con interés al cartel. 

-¿Qué?, una imagen de Lola Índigo es más importante que tu novia?- quiso saber, tapándole la vista de la imagen. Justo después unos turistas se pararon para hacerle fotos al cartel.

La pelirroja se acercó a Denna y sonrió tímidamente, de una forma bastante tonta.

-¿Qué?- preguntó Denna, sin entender nada.

-Qué has dicho que eres mi novia- susurró divertida.

-¿Acaso no lo soy?, joder illa que indecisa- dijo, mordiéndose los labios, al mismo tiempo que veía como Violeta se acercaba a su cuello.

-Es la primera vez que lo dices-. Esquivó la pregunta de una manera sutil, dejando con ganas de la respuesta a la rubia, pero no la hubo porque entraron a una tienda. 

Y que tienda por Dios. Tenían todo con lo que Denna siempre había soñado ponerse. De faldas a tops cortos, de pantalones holgados a unos de cuero que le fliparon, de unas gafas de sol que ni la mismísima Bad Gyal a una imitación perfecta de un verdadero Valentino. Todo eso y más, se encargó de irlo amontonando en bolsas de cartón, que rebosaban de ropa. 

El diminuto detalle que no había tenido en cuenta era el dinero. Por eso, cuando Violeta vio a Denna aparecer con una montaña de bolsas cargadas de ropa y de etiquetas con precios desorbitados, ahogó un pequeño grito. 

-¡Denna!- exclamó incrédula, llevándose las manos a la cabeza. 

-Dime- dijo un poco avergonzada. -Me he pasado, ¿no?-.

-¿Un poco?, ¿pero quien eres Kendall Jenner?- preguntó con cierto atisbo de vacile en su tono. 

-Es precioso- dijo apuntando a las bolsas- Todo lo que me he comprado- intentó justificarse.

-Ya, ¿y cuánto cuesta?-. Violeta dejó sobre la mesa los anillos dorados que estaba mirando. Y que le hacían unos dedos muy bonitos.

-¡No!, llévatelos, te quedan genial- probó a desviarla de su pregunta.

Pero no funcionó. -Gracias. No me has respondido-.

-No lo sé-. Entonces, Denna vio algo que la dejó boquiabierta. 

El vestido más bonito y precioso que nunca jamás habían visto sus ojos, pasó delante suya como los trenes que pasan por las estaciones. Sin esperar. Denna recorrió la trayectoria del vestido, y vio como era llevado ante su futura propietaria.