VIOLENNA

Monstruo:

VIOLETA:

"Llevo toda mi puta vida viviendo en hoteles, entonces, conocí la noche, la gente de la noche, la fiesta. Me enganché al subidón, y no sé, de repente ya no estaba más sola"-. 

Esa frase daba vueltas por su cabeza. Y no la dejaba dormir, ni tan siquiera cerrar los ojos. 

Le daba un miedo aterrador poder volver a convertirse en esa persona que alguna vez había sido. Pese a todo el dolor, Denna la había hecho cambiar, la había hecho querer ser mejor persona, querer tirar todas esas pastillas que tenía guardadas en los cajones de su baño, querer dejarse amar, querer bajar la guardia, aunque fuese solo por unos instantes. Querer guardar a aquella bestia que habitaba dentro de ella. 

Pero ahora sin ella, se sentía incapaz, no le veía ningún tipo de sentido. Se había esforzado por cambiar para una persona, y en definitiva esa persona se había acabado marchando, como miles de ella antes. 

Era escalofriante cómo el poder de unas palabras podía transformar a una persona. A Violeta, esas palabras la habían transformado. 

Después de todo lo que había pasado, seguía pensando que no merecía que nadie la amase. Que no valía la pena, porque como había ocurrido con Denna, al final se quedaría sola, sin nadie. 

Desde siempre la habían enseñado a defenderse de los demás, a ponerse una coraza con la que aparentar que no sentía nada. "Los sentimientos te hacen débil"- recordó las últimas palabras que le había dicho su padre. 

-Una gran ayuda- dijo para sí. Estaba sentada en el sofá de su piso, revisando su agenda de los próximos días. -Concierto en Murcia, en Cádiz, y luego a los MTV- repasó. 

Sonó el teléfono. 

-¿Si?- preguntó.

-¿Violeta?, ¿podemos hablar un momento?-. Era su manager.

-¡Álvaro!, ¡claro!, dime-. 

-Me preguntaba si esta noche hacías algo- dijo el chico a través del teléfono.

-Mmmm-. Repasó su agenda. -Nop- murmuró, encogiéndose de hombros.

-¿Quieres ir al evento de Vogue en Callao?-.

A Violeta se le iluminó la cara. Eso era justo lo que necesitaba, una buena fiesta, una buena borrachera.

No lo dudó ni tan siquiera un solo segundo. -¡Allí estaré!-. Violeta fue a colgar, pero Álvaro la frenó.

-Pues ahora te mando a los estilistas, ¿te parece?-. 

-Claro, muchas gracias Álvaro, ¿te veo allí?- quiso saber, deseando que su amigo fuera.

-No..., tengo que preparar tu firma de discos en Granada, lo siento-. 

-Eres el mejor, te quiero- susurró. Colgó y dejó el móvil en la mesa. 

Suspiró de alivio. Al menos saldría de casa, le daba mucho miedo permanecer allí sola durante mucho tiempo, a pesar de que fuera su propia casa. Le provocaba un vacío emocional, del que se tenía que distanciar fuese como fuese. 

...

-Violeta, ¡Violeta!, ¡aquí por favor!- le gritaron los cámaras, al llegar a la alfombra roja. 

Ella posó delante de ellas, hasta que una se le acercó para entrevistarla. 

-¡Violeta!, ¿cómo estás?- le preguntaron.

-Pues aquí, a ver qué pasa hoy, ¿no?-. 

-¿Estás contenta por cómo le está yendo a tu música?- dijo la chica.