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juanjo
llevo un rato despierto, es sábado y lucas el otro día me habló de un sitio precioso, está un poco lejos pero he estado investigando y seguro que nos encantamartin aún duerme a mi lado
le miro embobado por lo mono que está y en ese momento abre los ojitos despacio
—hola –habla adormilado–
—buenos días mi amor –le achucho–
—martin... estas caliente
—¿que? –abre los ojos como platos–
—estás literalmente ardiendo –toco sus brazos y su abdomen por debajo de la sudadera– —tú tienes fiebre –beso su frente comprobándolo–
—ostras –se toca las mejillas sorprendido–—¿has pasado mala noche bebé? –le miro preocupado–
—ahora que lo dices creo que me he despertado un par de veces, tenia como frío
—porque estás malo cariño –hago una mueca con la cara– —yo había pensado ir a un sitio guay pero... –me corta–
—vamos
—ni de coña, esta bastante lejos, mañana si te encuentras mejor, hoy aquí calentitos, voy a por el termómetro –beso su mejilla rojita por su calor corporal suspirando al ver como se echa hacia atrás sin fuerzas–me acerco al armario del baño
—póntelo y en lo que tarda preparo algo suave de desayunohago un café para mi y un vaso de leche con cacao y miel calentito para él, saco las galletitas simpson y magdalenas para ver que le apetece más y vuelvo al cuarto
—míralo tú porfa, no tengo fuerzas –pide dándome el termómetro–
—38,1° –suspiro– —¿quieres que traiga el desayuno aquí?
—no, da igual –se levanta despacio y abrazado a si mismo por el frío salimos al salón–
—joer nene, que mal me sabe verte así –le miro triste, no para de tiritar– —toma lo que te entre, no te fuerces a ver si lo vas a echar
—tranquilo tonto –sonríe ligeramente–desayunamos tranquilos y tras tomarse un ibuprofeno volvemos a la cama
se pone la capucha de la sudadera y mira hacia abajo decaído
—me da mucha rabia ponerme malo, estoy muy bajo de energía y soy un soso –baja sus labios en una mueca triste–
—calla idiota –le tumbo con cuidado en el colchón y me pongo a su lado para darle calorcito pasándonos el edredón por encima–voy acariciando sus hombros y sus mejillas con cuidado para ver como avanza la fiebre, le tendría que ir bajando poco a poco
—¿la barriga y eso bien?
—si, solo estoy muy cansado y me duele la cabeza
—duerme bonito, descansa, ahora te hará efecto la pastilla –acaricio su carita–
—no quiero que te aburras jo
—calma con eso, no me aburro, quiero cuidarte mi amor –dejo un suave beso en sus labios–—te amo –me mira cansado–
—te amo más bonito
—juanji...
—dime cariño
—¿me cantas algo?
—pero tu... –hago una mueca sorprendido–
—porfaaaa, que estoy malito –pone un puchero– —así me curo antes
—eres más sinvergüenza... –muerdo mi labio incapaz de negarle nada–—bajito, a mi –se acurruca en mi mano y le miro a los ojos, estamos a escasos centímetros apoyados en la almohada–
sin ni siquiera pararme a pensar en otra, me vuelve a salir cantarle te regalo, ya lo hice una vez pero me es inevitable dedicársela
-te regalo mis piernas, recuesta tu cabeza en ellas, te regalo mis fuerzas, úsalas cada que no tengas –veo como poco a poco va cerrando los ojos–
—te regalo las piezas, que a mi alma conforman, que nunca nada te haga falta a ti -sigo cantando muy bajito-
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𝐚 𝐭𝐮 𝐯𝐞𝐫𝐚
Teen Fictionmartin no esperaba nada nuevo cuando entró en la cafetería de la universidad suponía que ese día transcurriría con normalidad, lo que no se imaginaba era encontrar allí a un chico... ¿cómo definirlo? hipnótico (y bastante borde, para ser sinceros...