Narrador omnisciente:
El día a día de un serafín era habitualmente tranquilo, la mayor parte de las reuniones las llevaba Sera, por lo que tanto Raquel como Emily tenían total libertad para explorar el cielo y disfrutar de la eternidad; aunque esa tranquilidad para la pelinegra estaba colgando de un hilo, pues había decidido actuar por voluntad propia y oponerse a las reglas que la suprema serafina le había ordenado.
El espejo/intercomunicador descansaba debajo de la cama, escondido de los posibles querubines que entrasen al cuarto a realizar tareas como traer el desayuno o arreglar la ropa; sin embargo, la joven se encontraba en un estado de alerta constante con el miedo de que Sera se diese cuenta de lo que había hecho, sabía que iba a contrarreloj pero algo en su interior le decía que se encontraba ante algo peligroso y no podía dejarlo a un lado, era cuestión de tiempo que Sera se diese cuenta de que había desaparecido el espejo, por lo que necesitaba saber más lo antes posible... Así que solo se le ocurrió una idea, la cual no le gustaba para nada, pero aparte de la alta serafina, él era el único hilo del que tirar...
-¡Pero mira quién tenemos aquí!- abrió la puerta de su casa el primer hombre- la pequeña Raquel viniendo a mi puerta... ¿Qué puede hacer el gran Adán por ti?
-Bueno días Adán- le sonrió como pudo pues hablar con él le mataba por dentro- he pensado en la oferta del otro día- la sonrisa del hombre se amplió debajo de la máscara- y había pensado que podríamos ir a cenar...
-Vaya vaya, ¿me estás ofreciendo una cita? Podemos ahorrarnos el comer y vamos directamente al...- ella negó.
-Me porté mal contigo desechando tu proposición de una manera tan brusca y debo compensarlo, por ello había pensado en ir a cenar y compensarlo- él frunció el ceño.
-Con compensarlo te refieres a...- e hizo unos gestos demasiado obscenos para el plano en el que se encontraba, a lo que la serafina negó rotundamente desapareciendo por un segundo la sonrisa en su cara- bueno, por algo se empieza, una cena es un buen incentivo para que conozcas al PRIMER HOMBRE- semi gritó estas dos últimas palabras mientras extendía sus alas en un intento de sorprender a la serafina- y te quedes coladita por sus huesos...- trató de tocarle el rostro a lo que ella levantó el vuelo y se alejó unos metro de él.
-¿Entonces quedamos a las 20:30 en mi puerta? Tú puedes elegir el sitio- y sin esperar respuesta se fue volando hacia su cuarto entrando por el balcón, tenía ganas de vomitar de lo poco que le agradaba hablar con Adán, le parecía un ser deshonesto y un bocazas, pero sinceramente, por esto último es por lo que le necesitaba, quería saber de primera mano qué estaba pasando y qué eran las "expediciones" de las que había hablado con Sera; y si todo iba bien, con suerte esta misma noche ya tendría bastante más información.
Unas horas más tarde:
Raquel se miró en el espejo de su cuarto observando su reflejo, llevaba un vestido largo, a diferencia de los cortos que portaba de forma habitual, pero no quería que Adán se le quedase mirando las piernas como hacía de forma demasiado asidua; la parte de arriba era básica, similar a una camiseta blanca con un cuello bebé... Se retocó un poco el pelo y en ese momento la cabeza de un querubín se asomó por la puerta.
-¿Señorita?- Raquel se giró- tiene a Adán esperando en la puerta principal, dice que ha quedado con usted- la serafina asintió y elevó el vuelo siguiendo al pequeño ángel hasta las escaleras de la entrada, ahí le esperaba Adán con su típica capa dorada y su enorme sonrisa; en un intento de ser educada Raquel le sonrió.
-Vaya, podrías haberte puesto algo un poco menos... Cubierto- dijo él mirándola de arriba a abajo como si fuese un objeto en venta- pero no es problema, ese vestido te resalta las... alas- aunque Raquel sabía que no se refería a esa parte de la espalda cuando lo dijo- ¿nos vamos?- emprendió el vuelo sin esperar a la muchacha, la cual rápidamente lo alcanzó, beneficios de tener seis alas en lugar de dos; estuvieron de camino cerca de diez minutos hasta que él paró enfrente de un restaurante- este es el lugar de nuestra cita, querida serafina, aquí hacen algunas de las mejores costillas de todo el cielo y eso que las he probado todas.
ESTÁS LEYENDO
La serafina (Alastor y tu)
FanfictionRaquel, una serafina castigada por desentrañar secretos celestiales, es despojada de su magia y desterrada al Infierno. A medida que Raquel se adapta al caos infernal, encuentra amistades inesperadas y enfrenta desafíos morales que deberá superar co...