Cap. 66

1K 101 27
                                    

Narrador omnisciente:

La pareja se quedó unos minutos más observando como las campanadas anunciaban la hora, los últimos meses todo había sido perfecto entre ellos, tan bonito que ninguno se acordaba del exterminio y mucho menos de lo poco que faltaba para la fecha, Raquel miró a Alastor notando como las palabras se agolpaban en su garganta y era incapaz de pronunciarlas, el ciervo no la miraba, su vista estaba centrada en la torre pero su mente estaba mucho más lejos, pensando como podía librar a la serafina del ataque del Cielo.

-Al...- le llamó ella- no te preocupes, puedo esconderme- sugirió mientras le cogía de la mano, el demonio negó sin apartar la mirada.

-No serviría de nada, estoy seguro de que el Cielo vendrá a por ti como uno de los primeros objetivos y concretamente a por el hotel- ella no sabía que decir, Alastor se veía ido, como si su mente se hallase a kilómetros de distancia, él negó de nuevo y pestañeó un par de veces antes de mirarla- tenemos que hablar con alguien que te pueda cambiar de anillo.

-¿Qué?- acertó a preguntar pero el ciervo ya estaba dirigiéndose fuera del cuarto con la ángel aún cogida de la mano- Alastor...- lo llamó, sabía lo que eran los anillos, había leído sobre ellos pero no entendía que tenían que ver con ella, el ciervo siguió caminando mientras bajaba las escaleras y buscaba con la mirada al resto de los huéspedes- espera, explícame lo que pretendes- dijo ella deteniéndose y obligándolo a parar.

-El exterminio solo sucede aquí, en este anillo, vienen una vez al mes y nos matan- ella asintió, eso ya lo sabía- pero los otros seis anillos están libres, no acceden a ellos, solo matan a los pecadores del círculo del orgullo- ella negó con la cabeza mientras él hablaba, no iba a irse.

-No- dijo firmemente, el ciervo omitió lo que acababa de decir mientras seguía explicándole como ella huiría a otro círculo antes y luego podría volver- NO- dijo más fuerte, él se calló observando el rostro completamente serio de la chica- no os voy a dejar solos aquí sabiendo que estáis en peligro, no voy a huir.

-Raquel... Es la única opción- ella negó.

-Buscaremos otra- el ciervo notaba como se empezaba a enfadar, le encantaba que Raquel hubiese adquirido esa fuerza y valentía, la hacía verse mucho más atractiva y el hecho de llevarle la contraria en otros momentos habría hecho que la besase, pero ahora estaba siendo infantil y testaruda.

-No, te irás a otro anillo- dijo serio mientras la cara de la serafina mostraba el enfado al oírlo darle una orden, no iba a aceptar que siguiesen diciéndole lo que tenía que hacer, sabía las consecuencias de sus actos e iba a afrontarlas con la cabeza alta, se negaba a huir y él no podía convencerla.

-He dicho que no- los ojos de la serafina brillaron con rabia mientras los cuernos del ciervo se agrandaban y sus ojos se volvían negros, ninguno de los dos se dio cuenta pero Husk al ver la escena pulsó un botón que le habían instalado debajo de la barra en el caso de que hubiese alguna emergencia, rápidamente se abrieron algunas puertas del hotel y rápidos pasos sonaron por el pasillo.

-¿Quién es esta vez? ¿Raquel o Alastor?- se oyó la voz de Charlie mientras veía como Ángel se le unía en el pasillo- oh, mierda...- murmuró al ver la escena, Lucifer salió también y los observó a ambos en silencio antes de empezar a bajar las escaleras con su hija, la araña y Vaggie detrás.

-No sabes lo que es el exterminio, no lo has vivido, así que no puedes opinar de ello- la voz del demonio sonaba gutural, como si viniese de algún lugar lejano, estaba tratando de calmarse pero no podía.

-Por supuesto que puedo opinar de ello, se te olvida que estoy aquí por su culpa- le gritó la ángel sacando las alas en un intento de parecer más intimidante, pues la imagen de las astas crecidas del ciervo era bastante aterradora y su sonrisa era mucho más oscura de lo habitual.

La serafina (Alastor y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora