Cap. 47

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Narrador omnisciente:

A pesar de las disculpas la normalidad trató un par de días en llegar al hotel, pues muchos seguían inseguros respecto a la actitud del ciervo, era extraño que se disculpase de la forma en la que lo había hecho, o que lo hubiese hecho directamente; pero tras una semana en la que se dieron cuenta que la tensión por parte de la pareja había desaparecido, empezaron a volver a comportarse todos como siempre.

Era viernes, y todos los del hotel sabían lo que eso significaba, Ángel se iba a ir de fiesta con Cherry y trataría de convencerlos para que saliesen con él, cosa que casi nunca funcionaba pero no por ello dejaban de intentarlo.

Raquel se encontraba en la sala de lecturas mientras trataba de centrarse en su lectura a pesar de que veía a la araña ir de arriba a abajo por el pasillo esperando que esta abandonase lo que estaba haciendo para ofrecerle el plan de la noche, pero la serafina sabiendo perfectamente lo que él estaba intentando decidió ignorarlo para ver si abandonaba sus intentos; al final, Ángel se decidió interrumpirla a pesar que sabía que ella lo odiaba.

-Raquel, ¿tienes algo que hacer esta noche?- apareció por su izquierda y esta soltó un bufido mientras mantenía la vista en el libro.

-Este- la araña le quitó el libro haciendo que perdiese la página por la que iba, lo miró mal esperando que se lo devolviese.

-Pero esto lo puedes hacer todos los días, hoy es viernes de fiesta- ella se cruzó de brazos observándolo desde el sillón.

-¿Pero y si quiero hacerlo hoy?- él negó.

-Venga ya, te lo pasarás genial esta noche con nosotros... Ya lo verás, deja estos pasatiempos de abuelos para cuando te mueras- ella rodó los ojos buscando un excusa con la que librarse de salir, como caído del "cielo", una sombra se manifestó detrás del sillón en el que estaba y puso sus manos en los hombros de serafina.

-Lo siento mi afeminado amigo, pero la serafina y yo tenemos planes para esta noche- Raquel levantó la vista observando a su salvador, desconocía que esta noche habían quedado pero aunque fuese una mentira, era suficiente para disuadir a Ángel.

-¿Ah sí? ¿Y se puede saber cuáles son?- se cruzó de brazos mientras miraba al ciervo con una cara de enojo.

-¿Acaso eres su secretario? ¿Necesitas conocer toda su agenda?- Ángel miró mal a Alastor mientras la serafina se reía por como había zanjado la conversación.

-Está bien, haced lo que queráis, vosotros os lo perdéis- dijo mientras devolvía el libro y se daba la vuelta para salir por la puerta todavía enfurruñado.

-No sabía que teníamos plan para esta noche- dijo ella mientras Alastor daba la vuelta al asiento y se sentaba en el reposabrazos a su lado.

-Ha sido un plan de última hora, me lo han ofrecido y creo que te gustará- ella sonrió.

-¿Saldremos a cenar de nuevo?- solo habían salido una vez pero había sido de las noches que mejor se lo había pasado en el Infierno

-No querida, eso podemos hacerlo otro día- ella levantó una ceja esperando que aclarase en que consistiría la cita- esta noche iremos a una fiesta...

-¿Me acabo de librar de una fiesta con Ángel para que ahora tú me quieras arrastrar a otra?- siendo sinceros, esta noche no le apetecía un plan muy movido sino algo tranquilo y relajado, él se rio ante el desconocimiento de la serafina.

-Serafina, ¿en serio crees que iríamos a una de las vulgares fiestas de tu arácnido amigo? Vamos a una fiesta de gala, quiero que conozcas a alguien- ella sonrió.

-¿Una fiesta de gala? ¿Como las de los libros?- levantó el que se estaba leyendo y Alastor reconoció que se trataba de una novela del S. XVIII.

-Exacto querida, parecida a esas- ella sonrió mientras lo abrazaba, pero al separarse su rostro cambió a uno serio.

La serafina (Alastor y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora