Narra Raquel:
Me desperté con la luz filtrándose por la ventana, mi cabeza latía fuertemente, además, notaba mi garganta seca y pegajosa, me froté los ojos antes de abrirlos pero rápidamente me di cuenta de mi error pues había demasiada luz en el cuarto, me encontraba realmente mal, la cabeza me dolía como si me clavasen mil cuchillos y el estómago estaba sumamente revuelto. Me escondí debajo de la sábana esperando a que se me pasase un poco todo...
Traté de vislumbrar el sofá asomándome un poco y mirando por debajo de la manta, pero estaba vacío, Alastor ya debía haberse despertado y había decidido empezar el día solo... Recordaba vagamente momentos de la noche anterior, el baile... El demonio... La pelea con Alastor y... Oh Dios mío, lo besé.
Noté como mis mejillas se enrojecían a una gran velocidad y todo mi cuerpo sentía una oleada de vergüenza, lo había besado en medio de una calle, en la boca y justo después de decirle que le odiaba... Quería que el suelo se abriese y me tragase pero ya estaba en el Infierno por lo que a saber a dónde me llevaría.
Oí gritos afuera de mi cuarto y los sentía como golpes en el cerebro, cualquier ruido en estos momentos era sumamente desagradable y que dos personas discutiesen en mi puerta no ayudaba, pude oír la voz de Ángel y lo recordé, no le había avisado que me iba con Alastor, simplemente lo hice sin preocuparme por si me buscaría, tenía que disculparme.
Me levanté notando lo molesta que era esa mañana la luz del sol y me dirigí a la puerta mientras me sujetaba a los muebles conforme avanzaba, el dolor de cabeza me provocaba algo de mareo; abrí la puerta y me sorprendió ver a Ángel discutir con Alastor, la araña le estaba recriminando que se me hubiese llevado sin decirle nada pues se había preocupado y se había pasado la noche buscándome. Lo miré bien observando que aún llevaba la ropa de fiesta por lo que acabaría de llegar.
El ciervo sin embargo lo observaba fijamente sin mostrar ningún cambio de expresión, le era indiferente lo que le estaban diciendo o al menos lo parecía, levantó una ceja cuando supuso que este había acabado y simplemente se dio la vuelta para entrar a mi cuarto, me sonrió mientras pasaba por mi lado y dejaba un vaso en la mesa y una pastilla al lado, miré a Ángel, el cual me abrazó fuertemente disculpándose por haberme dejado sola.
-Cariño, no pasa nada, perdóname a mí por no haberte avisado- le devolví el abrazo pero la araña estaba más centrada en el ciervo que en mí.
-Tienes que contarme que pasó anoche, ¿por qué ha salido esta mañana de tu cuarto para cogerte una pastilla y subírtela? Necesito sabes todos los detalles de cómo hicisteis las paces... Ya sabes...- me guiñó un ojo a lo que cerré la puerta en sus narices suplicando porque Alastor no lo hubiese oído.
-Te traje una pastilla para la resaca- dijo él mientras me tendía el vaso y yo lo cogía- imaginaba que después de anoche hoy no te encontrarías en las mejores condiciones- tras esto se dirigió a cerrar las cortinas evitando que entrase más luz.
-Como sabes...- él rio antes de que acabase la frase.
-Querida, antes de demonio fui humano en los años 30, no es la primera resaca que veo- levanté una ceja.
-¿Pero tú has tenido alguna?- pregunté mientras tomaba la pastilla, él asintió.
-Por supuesto que he tenido serafina, y seguramente peores que la tuya... Pero eso queda en el pasado- me sonrió mientras agarraba el vaso ya casi vacío y se dirigía a la puerta- pero como imagino que sí que es tu primera, te daré unos consejitos... Vuelve a meterte en la cama y descansa todo lo que puedas, cuando te despiertes, date un buen baño y baja a comer algo... Te sentirás mejor- yo asentí- si necesitas cualquier cosa, llámame- sonrió con tranquilidad a lo que le devolví la sonrisa, acordándome del beso... Mis mejillas se tintaron de rojo y agradecí la penumbra, él salió por la puerta y me predispuse a hacer todo lo que él me había recomendado, la verdad es que el dolor de cabeza iba en aumento conforme pasaban los minutos y notaba que me iba a explotar.
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La serafina (Alastor y tu)
FanfictionRaquel, una serafina castigada por desentrañar secretos celestiales, es despojada de su magia y desterrada al Infierno. A medida que Raquel se adapta al caos infernal, encuentra amistades inesperadas y enfrenta desafíos morales que deberá superar co...