Cap. 43

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Narrador omnisciente:

La tarde había parecido de ensueño para la pareja, se sentían a gusto el uno con el otro mientras hablaban y rememoraban sus pasados, Alastor le había contado sobre su vida en la Tierra y como había estado en la radio, narrándole anécdotas del mundo humano e historias que había vivido, por otro lado Raquel se dedicó a relatar anécdotas que otras almas del Cielo le habían contado y que le habían parecido sumamente curiosas, lo suficiente como para recordarlas después de tanto tiempo.

Se encontraban sentados en el suelo, Alastor tenía las piernas estiradas y Raquel apoyaba la cabeza en ellas mientras hablaban, la mano del demonio acariciaba de vez en cuando el pelo de la serafina mientras esta parloteaba sin parar de gesticular. Ninguno de los dos sabía cuánto tiempo llevaban en esa posición o en esa situación pero no querían que terminase.

-Y tintó su perro de color verde lima- dijo ella mientras se reía, apenas era una broma de niños para él, una tontería que podría haber hecho cualquier crío y que no entendía como era tan fuerte para la ángel, sin embargo decidió reírse con ella simulando que le había parecido súper divertido pues entendía que donde ella se había criado no acostumbraban a hacer bromas serias como las que sucedían en el Infierno, durante toda la tarde Alastor había puesto una veda para contar historias interesantes pero que no fuesen demasiado oscuras para no asustarla o preocuparla y por el momento había funcionado.

-Es increíble- dijo Alastor viendo como ella se reía de su propia historia, disfrutaba verla así de feliz después de los últimos meses y lo que le había costado adaptarse a su nueva vida.

-Rebekah era súper divertida...- una sombra de tristeza se asomó a los ojos de la serafina mientras recordaba a una de las almas con las que más contacto había tenido en el Cielo, no llegaba a considerarla su amiga pero sí que había quedado en varias ocasiones con ella para que le contase cosas de la Tierra, le encantaría saber si Rebekah se había dado cuenta de su ausencia.

-Eh, serafina- Alastor le acarició la mejilla haciendo que lo mirase- ¿todo bien?- ella fingió una sonrisa y asintió.

-Todo genial, Al- él le sonrió de vuelta falsamente sabiendo que había algo que no estaba bien, cada vez que ella narraba algo del Cielo o de su lugar de origen se ponía melancólica al pensar en él y eso le entristecía, ya no solo porque el hecho de ver a Raquel deprimida le causaba una punzada de dolor en el pecho sino porque le hacía pensar que ella deseaba retornar a su hogar y, aunque deseaba estar equivocado, creía que si le ofrecían volver, ella aceptaría sin dudarlo.

El silencio se instauró entre los dos mientras cada uno se aislaba en sus pensamientos, la serafina le daba vueltas al recuerdo de sus antiguos conocidos esperando que al menos la añorasen, sobre todo Emily, había pasado un tiempo algo enfadada con ella por haberle dado la espalda y dejar que la lanzasen al vacío pero ahora eso ya había pasado y solo deseaba volver a verla y contarle lo que había vivido en el Infierno.

-¿Sabes?- se atrevió a decir ella- cuando me castigaron y me lanzaron aquí, nunca esperé que viviría todo lo que he vivido- él se rio.

-Si te sirve de consuelo, serafina, ni en mi vida ni en mi no-vida he esperado nunca el tener algo con alguien, y más el empezar una relación con un ser del Cielo- ella se incorporó rápidamente sobresaltando al ciervo al ver su reacción, Raquel lo miró con los ojos muy abiertos mientras abría la boca tratando de decir algo- ¿todo bien?- ella negó y él trató de acercarse para tomarla de la mano pero la ángel la apartó sin dejarle tocarla.

-Esto es una relación- susurró para sí, Alastor no entendía que estaba pasando y porque se había puesto así ante esa frase.

-¿Raquel? ¿Qué pasa? ¿He dicho algo malo?- el ciervo seguía sin saber porque ella se había alterado tanto de un momento para otro.

La serafina (Alastor y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora