Cap. 14

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Narra Raquel:

Todo lo que decía cobraba sentido poco a poco en mi mente, sus palabras se clavaban en mí dándole sentido a las dudas que había tenido las últimas semanas. Relajé mis manos y me giré para no verlo, me sentía temblar y no quería que él lo notase.

-Ya has dicho lo que querías decir, ahora vete- oí como tomaba aire como si fuese a decir algo más, pero calló y se dio la vuelta saliendo por la puerta. Noté un par de lagrimas rodar por mis mejillas mientras trataba de calmar la presión en el pecho que estaba sintiendo, el aire no entraba en mis pulmones y me puse una mano en el tórax tratando de respirar pero no podía, sentía que me ahogaba. Caí al suelo mientras trataba que algo de oxígeno pasase por mi garganta pero era imposible, no sabía lo que pasaba, el corazón bombeaba fuerte en mi pecho y la cabeza me dolía.

-¿Raquel?- una voz sonó desde la puerta y al verme en el suelo se acercó corriendo- tranquila, tranquila- se arrodilló a mi lado mientras me cogía la mano, Ángel me levantó la cabeza haciéndome mirarlo- todo está bien, estás teniendo un ataque de ansiedad, intenta respirar.

Intenté articular alguna palabra pero mi garganta seguía cerrada, puso una mano en mi espalda mientras la acariciaba tranquilamente ayudándome a recuperar mi ritmo normal de respiración, durante todo este rato me repetía que todo estaba bien y que nada malo iba a pasar. Cuando mi aliento se normalizó él me sonrió y me ayudó a levantarme.

-¿Estás mejor?- asentí mientras me limpiaba los restos de lágrimas que tenía en la cara- ¿Quieres contarme que ha pasado?- negué, agradecía lo que acababa de hacer pero no me apetecía narrar la charla que había tenido con Alastor- está bien, venía a decirte que el jefe está a nada de llegar... ¿Estás preparada?- asentí mientras me dirigía al baño para lavarme la cara, él me siguió asegurándose que todo estuviese bien- dime, ¿es la primera vez que tienes un ataque de ansiedad?- asentí mientras me secaba el rostro- vaya, es curioso, aquí en el infierno es habitual tenerlos...

-No me ha gustado nada- gruñí mientras salía del baño con Ángel todavía siguiéndome.

-Cariño, a nadie le gustan, pero pasan cuando te abrumas por demasiadas emociones a la vez, yo suelo tener uno cada pocos días, pero los ahogo en la barra o con... otras cosas- le miré de reojo mientras pensaba si otras cosas refería a drogas o a sexo, podría haber sido cualquiera de las dos conociendo a Ángel. Salimos de mi cuarto a la sala principal del hotel, donde nos esperaban casi todos.

-Has tardado lo tuyo en llamarla- dijo Vaggie a Ángel.

-Cállate, teníamos unos asuntos que atender- me rodeó con uno de sus brazos mientras le sonreía a Vaggie disminuyendo la tensión.

-Bueno bueno, clama... Papá está al llegar y todo tiene que ser genial, así que no quiero malos rollos- miré a mi alrededor pero Alastor no estaba, solo faltaba él- debería estar aquí en cualquier momento- automáticamente el timbre sonó y todos nos giramos hacia la puerta, una figura se entreveía por el cristal- vamos allá- suspiró la rubia dirigiéndose a abrirle.

Lucifer era un poco más bajo de lo que esperaba, tal vez por eso llevaba un sombrero de copa, el cual aumentaba su altura. Tenía los ojos iguales a los de Charlie, con la pupila roja y el resto amarillo, iba completamente vestido de blanco, lo que contrastaba con el resto de demonios.

-¡Charlie!- gritó mientras abrazaba a su hija, ella le devolvió el abrazo un poco más seria- me alegra que me hayas llamado, hacía años que no lo hacías- ella se rio nerviosa y lo acompañó hasta donde estábamos todos, la mirada de Lucifer recorrió la sala y se detuvo en mi, me miró de arriba a abajo analizándome y me sonrió- La serafina me imagino- crucé mis brazos por detrás de mi espalda en un amago por disimular mi nerviosismo.

La serafina (Alastor y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora