Cap. 6

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Narra Raquel:

Me desperté desorientada, no sabía dónde estaba ni qué hora era, miré por la ventana pero la luna roja seguía en lo alto por lo que no me iba a ayudar mucho a orientarme, miré a mi alrededor buscando algo que se me pudiese hacer familiar o cercano pero solo vislumbré que estaba en un cuarto, rojo para variar, con una gran cama y un escritorio en la otra pared, una chimenea se encontraba encendida en una esquina y una gran ventana permitía que tuviese una bonita vista de la luna y la ciudad, la cual se encontraba bastante lejos, debía de encontrarme a las afueras.

Me levanté con cuidado y descubrí que no llevaba mi ropa, sino unos pantalones negros y una camisa blanca... Era la primera vez que no iba completamente de blanco, por lo que me sorprendió bastante el verme, un espejo al lado de la puerta me devolvió mi reflejo, estaba hecha un desastre, mi pelo estaba completamente enredado y unas bolsas oscuras se encontraban debajo de mis ojos. Me levanté la camisa para observar que la herida había sido vendada y ya casi no me dolía, apenas un par de surcos dorados decoraban el vendaje pero nada preocupante.

Me acerqué a la puerta y pegué la oreja esperando oír algo al otro lado, unas voces se hicieron notorias pero se escuchaban algo lejanas; traté de girar el picaporte y me sorprendió que con un chasquido se abrió sin dificultad- eso es buena señal- susurré para mis adentros pensando que al menos no estaba encerrada, asomé la cabeza esperando ver a alguien pero un largo pasillo con puertas me dio la bienvenida, ahora distinguía las voces de una manera más certera, aunque desconocía a quien pertenecían, di un par de pasos fuera del cuarto y descubrí por el frío en mis pies que iba descalza, provocando que un pequeño escalofrío recorrió mi columna. De puntillas y con cuidado me acerqué al origen de las voces, se escuchaban unas cuatro o cinco, de hombres y mujeres...

-Te voy a partir la mano como sigas intentando tocarme- oí como amenazaba una voz masculina.

-Vamos Husky, si sé que lo estás deseando- asomé la cabeza para ver a un demonio araña sumamente alto bromeando con un gato alado.

-Que me dejes en paz, que solo estoy deseando beber y perderte de vista- el gato se giró y le dio un trago a su botella. Al otro lado de la sala había unos sofás con más personas, una rubia estaba escribiendo sin descanso en un bloc de notas mientras a su lado una joven de pelo gris le acariciaba la espalda.

-Vale Vaggy, ¿qué te parece esto? Querido papá, necesitamos tu ayuda, ha llegado un ángel al hotel- di un paso para atrás al sorprenderme de que hablasen de mí- por favor, ven rápido.

-Pero Charlie, ¿no lo vas a llamar? Será más rápido- la chica seguía tratando de tranquilizar a la rubia.

-Sí, pero necesito un guion, hace bastante que no lo veo y no sé como abordar esto... Vaggy ¿y si no despierta? ¿Y si se ha muerto?- realmente la tal Charlie parecía preocupada.

-No está muerta- una pequeña cíclope saltó encima del sofá.

-Eso es muy positivo Niffty, pero aún no lo sabemos- dijo la que creía que se llamaba Vaggy.

-Pero sí que lo sabemos, está ahí- y en ese momento levantó la mano señalándome, el silencio se hizo en la sala y todos se giraron a mirarme a la vez... Cuando vi que Charlie se levantaba me asusté e intenté alzar el vuelo pero mis alas seguían sin funcionar, por lo que opté por la segunda mejor forma de huir, correr. Corrí a mi cuarto y cerré la puerta mientras oía el gentío detrás mío pidiéndome que esperase.

-¿Hola?- se aclaró la garganta y por el tono entendí que era la rubia- Hola, ¿qué tal? ¿Cómo te encuentras?- no contesté, estaba apoyada en la puerta sujetando el picaporte esperando que no entrasen- soy Charlie Morningstar, directora del hotel en el que estás, el hotel de la viejas glorias jaja- la oí reír en un intento de disipar la tensión- las otras personas que has visto son Vaggy, mi novia, Niffty, la asistenta, Husk, el bartender y Ángel, es otro de nuestro huespedes, como tú, y el que te trajo- espera, ya sabía que la araña me sonaba de algo, fue él el que me salvó de los otros demonios, ¿luego me trajo aquí? Eso quiere decir que esto debe ser un lugar seguro, en el fondo me han prestado ropa, una habitación y me han curado...- ¿Cómo te llamas?

La serafina (Alastor y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora