Las lágrimas caían por las mejillas de la serafina mientras observaba el cuerpo inmóvil del ciervo, encima de una cama con una tenue luz iluminándolo. Sentía que sus emociones la estaban asfixiando mientras analizaba lentamente el rostro impasible del demonio, cuyos ojos se encontraban cerrados.
-¿Puedes, por favor, dejar de llorar, querida?- sonó su voz adormilada mientras la chica salía de su ensimismamiento, no se había dado cuenta de que había roto en llanto- no puedo descansar si tengo una plañidera al lado.
-Perdona Al- dijo ella mientras se secaba rápidamente las lágrimas del rostro.
-¿Otra vez pensando que casi te librabas de mí?- sus ojos se abrieron levemente al notar como ella se sentaba a su lado en la cama, la cantidad de calmantes que le habían administrado para el dolor hacían que casi no pudiese mantenerse despierto- como si lo fueses a tener tan fácil- rio mientras los ojos se le cerraban de nuevo.
-Como si quisiese eso- dijo ella acariciando su pelo, ahora le tocaba a ella cuidarlo y asegurarse de que se recuperase, pero solo de recordar el miedo que había pasado unos días atrás, se le hacía un nudo en la garganta.
El exterminio había terminado tras la muerte de Adán, se habían llevado su cuerpo poco antes de informar que ya no habrían más, que este había sido el último año en el que se celebraría, había sido una noticia maravillosa para todos menos para la ángel, quien estaba enfocando todos sus poderes en curar al ciervo antes de que muriese por segunda vez.
Por algunos minutos pensó que lo perdía, que no tenía suficiente magia como para devolverlo a la vida, pero antes de darse por vencida Lucifer apareció ayudándole a cerrarle las heridas, entre los dos consiguieron que se mantuviese "vivo" o al menos medio vivo pues el descanso era un requisito indispensable para que no se les fuese a la muerte después de la muerte o a donde fuese que se marchaban los demonios al morir.
Pasaron unas horas antes de que Alastor volviese a despertar, viendo como su pareja se había dormido a su lado mientras controlaba que estuviese bien, la tapó con la manta antes de levantarse para ir al baño, pero Raquel abrió los ojos.
-¿Estás bien? ¿Te duele algo?- lo miró asustada.
-Solo voy al servicio, querida- la tranquilizó poniéndose unas zapatillas de andar por casa que la chica le había comprado, en su tiempo libre la ángel se dedicaba a leer revistas y artículos sobre como cuidar de los enfermos y había sacado algunas ideas algo curiosas de ellas como el hecho de que las enfermedades se contraían por el frío de los pies, desde esa lectura, Alastor tenía prohibido ir descalzo por el hotel.
-Vale, si necesitas algo estoy aquí- dijo ella mientras lo miraba, había intentado acompañar al ciervo al baño en algunas ocasiones pero él nunca quería que lo hiciese, por lo que optaba por quedarse esperando que le llamase si algo pasaba.
-Gracias, preciosa- se inclinó para darle un pequeño beso antes de encaminarse al baño, cerró la puerta tras de sí antes de suspirar, ahora entendía porque la serafina estaba de tan mal humor cuando él se había preocupado tanto por ella, podía resultar agobiante que pensasen que no podía hacer nada por sí mismo a pesar de que agradecía el interés. Salió unos minutos más tarde viendo como la chica sacaba unos vendajes de un botiquín que había instalado en su habitación, había hecho a Alastor moverse al cuarto de ella para controlar que estuviese bien y sobre todo, para no ver las cabezas de ciervo que el chico tenía en su cuarto.
-Te voy a cambiar el vendaje ya que estás despierto y así de paso te curo un poco más- la serafina estaba emocionada de poder volver a usar sus poderes, a pesar de que con la preocupación por el ciervo apenas había podido hacer otra cosa que no fuese curarlo en este tiempo, deseaba poder probar sus alas de nuevo y disfrutar de un vuelo pero eso lo dejaría para cuando Alastor estuviese fuera de peligro.
ESTÁS LEYENDO
La serafina (Alastor y tu)
FanficRaquel, una serafina castigada por desentrañar secretos celestiales, es despojada de su magia y desterrada al Infierno. A medida que Raquel se adapta al caos infernal, encuentra amistades inesperadas y enfrenta desafíos morales que deberá superar co...