Cap. 42

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Narrador omnisciente:

La vuelta al hotel fue en silencio, ambos sabían que tenían una conversación pendiente pero estaban demasiado felices en esos momentos como para arruinarlo sacando los temas que los habían llegado a enfrentar. Tras el beso habían tratado de mantener las apariencias para salir de forma discreta del edificio de oficinas de Carmilla, por lo que ambos se subieron al ascensor en silencio y sin apenas hablar, no había sido hasta unos minutos más tarde, cuando ya habían caminado hasta casi las afueras del distrito, que se habían atrevido a volver a cogerse la mano.

No se miraban, la tensión tras la alegría de saber que el otro estaba bien había vuelto a instaurarse entre ellos, Alastor quería explicarle todo, el inicio de sus acercamientos pero sobre todo quería contarle como había abandonado todas sus intenciones de obtener su alma tras centrarse en conocerla y saber que la quería a ella por completo.

Sin embargo, Raquel estaba dudosa, no quería creer que el ciervo la buscaba por motivos egoístas, no después de conocerlo estos meses como la había conocido, se negaba a creerlo, Alastor le había mostrado una parte de él que no todos conocían y eso debía significar algo más que el interés por hacer un trato, le había dicho apenas unas noches atrás lo que sentía por ella, se había confesado y había admitido que estaba dispuesto a dejar lo que creía si ella se lo pedía, no se podía mentir cuando se dicen cosas así de bonitas, ¿verdad?... Sin embargo, la fama del demonio como uno de los mayores encandiladores y convincentes Supremos era conocida y había llegado a sus oídos, era posible que esto fuese una treta para obtener su alma, pero la misma intuición que en un inicio le previno de Sera, ahora le estaba indicando que debía confiar en el ciervo.

La mano de Raquel apretó la de Alastor cuando llegaron al camino de piedras que guiaba al hotel, no quería entrar después de la pelea, de como le había hablado a Ángel y lo que este le había dicho, sin embargo era un paso que tendría que hacer tarde o temprano por lo que decidió aventurarse. Al entrar vio que Charlie estaba en la sala con Vaggy a su lado, ambas giraron la cabeza al oír los pasos y observaron fijamente a la pareja, Charlie estaba tranquila mientras le trataba de sonreír, sin embargo su novia estaba observando a Alastor con odio y rencor, la serafina no entendió a que se debía esa mirada.

-Bienvenida, Raquel- se oyó a Husk desde la barra, no había reparado en su presencia y la ángel observó como el gato le sonreía mientras limpiaba un vaso, Raquel le sonrió de vuelta y junto al demonio subió las escaleras, pensaba separarse de él en el pasillo esperando que cada uno se dirigiese a su cuarto o que Alastor fuese directo a la sala de radio, sin embargo le sorprendió ver como entraba en el cuarto de ella sin pensarlo y la arrastraba tras de sí.

La sentó en el borde de los pies de la cama y soltó su mano por primera vez en casi una hora, no la miraba pues tenía la vista centrada en el suelo mientras paseaba nerviosamente por el centro del cuarto, la serafina no sabía que debía hacer, si levantarse para ver que le pasaba o quedarse en su lugar, lo observó mientras abría la boca en varias ocasiones haciendo amagos de decir algo pero siempre acababa cerrándola.

-Al...- empezó ella con voz suave viendo como él se estaba teniendo un debate en sus pensamientos, el ciervo se detuvo- tenemos que hablar lo que ha pasado.

-Lo sé- admitió- eso quiero pero no sé como empezar- ella sintió un pinchazo de lástima en el pecho y lo observó con una pequeña sonrisa, en estos momentos, viéndolo así de vulnerable, a él que siempre alardeaba de su fuerza y coraje, realmente hizo que sintiese lástima por el demonio.

-¿Qué tal si empiezas por el principio?- vio como él apretaba los puños con la mirada aún gacha- realmente te acercaste porque querías mi alma?

-Sí- para sorpresa de la serafina, esa era la respuesta que esperaba, era consciente de las aspiraciones de él y el hecho de que lo hubiese admitido a la primera significaba que no le estaba mintiendo.

La serafina (Alastor y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora