La serafina (Alastor y tu)

Cap. 53

Narrador omnisciente:

-Me parece horrible que vuelvas a abandonarme en una noche de fiesta por otra cita con Alastor, que lo sepas- refunfuñó la araña desde la cama de Raquel mientras esta se maquillaba.

-Te lo he dicho, nos vamos a cenar a un sitio que llevaba meses reservado- no sabía hasta que punto eso era cierto pues el demonio se lo había dicho esa mañana por lo que imaginaba que habría hecho algún intercambio de favores para conseguirles mesa.

-Pero es otro viernes que me dejas en la estacada para irte a cenar, ¿Dónde está la marcha en ese plan? Parecéis abuelos- ella se rio.

-Nos vamos a un restaurante con espectáculo, al parecer tiene bastante marcha- dijo mientras se acercaba al espejo para ponerse las lentillas.

-Sí, claro...- se incorporó en la cama- ¿y si venís a la discoteca después de la cena? Podría estar divertido- la ángel se giró a verlo.

-¿Tú ves a Alastor en un lugar como ese?- la araña negó- seguramente nos volvamos al hotel y estemos un ratito hablando o tomando algo en la barra- Ángel sonrió de forma pícara mientras oía la idea de volver al hotel.

-Y siempre podéis terminar la noche por todo lo alto- dijo mientras se acercaba a ella y le ponía las manos en los hombros- ya sabes, pidiéndole que te folle hasta el amanecer- ella sintió como se ponía completamente roja y desvió la mirada- venga ya, Raquel, no me digas que no lo has pensado...- lo miró aún con el rubor en las mejillas y la araña sonrió al descubrir que efectivamente, sí que lo había pensado.

-Pero... Cómo... ¿Cómo se lo digo? ¿Cómo se hace?- Ángel la miró con duda sin entender a que se refería hasta que recordó lo que ella le había contado unos meses atrás sobre el Cielo, ahí no se podían tener relaciones y mucho menos sexuales, por lo que los ángeles desconocían por completo tanto el proceso de cómo se llegaba hasta él.

-A ver... A mí me gusta el bestia, el que duele... Pero imagino que si es tu primera vez... A lo mejor no es la mejor opción...- ella lo miraba a través del espejo esperando que le diese una solución a sus dudas mientras la araña se encontraba de pie a su espalda analizando como debería abordarlo- creo que tu mejor opción es decirle que durmáis juntos y ahí te lanzas...- dijo mientras le sonreía pícaro; la serafina seguía completamente roja mientras notaba la vergüenza de estar hablando de este tema con alguien, Ángel solo le puso la mano en el hombro de nuevo- tranquila, a partir de ahí estoy seguro que él sabrá qué hay que hacer- o al menos eso esperaba.

Raquel terminó de arreglarse mientras hablaba con Ángel, al conocer este las intenciones de la serafina para esa noche decidió dejarle otro vestido que esperaba que le ayudase a hacerle más fácil la tarea. El vestido en sí era largo, de un color rojo brillante con un escote pronunciado y un corte que llegaba hasta lo alto del muslo izquierdo, no tenía mangas sino que unos finos tirantes lo sujetaban y hacían que la parte inicial del pecho quedase algo visible.

-¿No crees que es demasiado?- preguntó ella viéndose al espejo.

-Demasiado? Querida, si todo sale bien, esta noche te verá más que eso- Raquel volvió a notar como el rubor ascendía hasta cubrir todo su rostro, necesitaba tranquilizarse o terminaría desmayándose o dándole un infarto, aunque no sabía si eso era posible. Escuchó como el coche aparcaba en la entrada del hotel y automáticamente sonaron unos suaves golpes en su puerta, Ángel levantó los pulgares dándole ánimos y ella se encaminó a abrirle a Alastor.

-Buenas noches, serafina- saludó él antes de mirar el atuendo de la ángel de arriba a abajo, Raquel sintió como el rojo de sus mejillas no desaparecía y aumentó cuando los ojos del ciervo se oscurecieron un poco al ver su cuerpo, sin embargo, el demonio trató de disimularlo mientras le sonreía y tendía su mano para que ella la cogiese.