𝐌𝐋 | Levantó ligeramente su mentón y sus ojos se encontraron con los míos con determinación. Tomé una nota poco profesional sobre cómo el color azul cristalino brillaba a la luz, casi como el sol que brilla en el océano danzante. A pesar de ser un...
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Me envolví en la fina manta que una vez fue de Anakin y mantuve la mirada fija en la pared, recorriendo con la vista los grabados creados por él.
Estaban sus iniciales, así como marcas que numeraban los días que había estado aquí y muñequitos de palo comunes en las que uno mataba al otro. A juzgar por la evidente cicatriz de uno y la ligera barba del muerto, no era difícil deducir que se trataba de él matando a Kenobi. No pude evitar reírme de su creación infantil, probablemente era la única forma que tenía de liberar su frustración, pero lo encontré gracioso.
Sentía curiosidad por saber qué objeto podía tener en sus manos para hacer estos grabados tan delicados, pero al fin y al cabo es él. Dudo mucho que tuviera acceso al papel y sin embargo yo recibía una rosa de origami casi todos los días.
Levanté mi mano lentamente y pasé las yemas de los dedos por sus iniciales, las cuales se podían ver fácilmente gracias a la luz de la luna que entraba por la ventana. —Te extraño— susurré, sintiendo que mi corazón se estrujaba al pensar en él.
Sé que debería volver a verlo pronto, pero aún no sabía lo que estaba pasando, así que no estaba segura de lo pronto que sería. Podría ser hoy, mañana, dentro de una semana... No lo sé. Ojalá hubiera sido un poco más específico conmigo antes de colgar.
Intenté preguntarle a Kenobi, pero ni siquiera me dirigió la palabra mientras él y sus guardias me sacaban del sótano y prácticamente me arrastraban hasta esta habitación. Incluso me salió un moretón en la rodilla de lo fuerte que me golpeé contra el suelo después de que me arrojaran aquí con fuerza, como si fuera un animal.
Lo que sea que Anakin le haya dicho a Kenobi durante esa llamada, realmente debe haberlo hecho enojar, porque casi pude ver el vapor saliendo de él mientras me miraba fijamente a través de la pequeña ventana de la puerta, antes de finalmente irse.
Eso fue hace unas horas y desde entonces he estado tumbada en esta cama mirando fijamente la pared. Mis pensamientos viajaron a múltiples rincones oscuros de mi mente y me vi a mí misma matando a Jackson y a sus padres una y otra vez. Era una buena forma de pasar el rato y también me daba un subidón de energía. Puede que a algunos les parezca enfermizo sentir tanta alegría por mis horripilantes actos, pero nadie entiende el infierno por el que pasé, sus muertes fueron muy ansiadas y amables en comparación con lo que yo sufrí.
El sonido de un pájaro cantando fuera de mi ventana me sacó de mis pensamientos. Al principio decidí ignorarlo, hasta que me di cuenta de que era de noche y los pájaros no suelen cantar a estas horas.
Me quité la manta de encima y salí de la cama antes de dirigirme hacia la ventana con barrotes, mi mirada se posó en una figura a lo lejos. Luego volví a oír el sonido que creí que era el canto de los pájaros, pero en realidad era un silbido que provenía de esa persona.
Tuve la pequeña esperanza de que fuera Anakin, pero el evidente cabello largo que le llegaba casi hasta las caderas me hizo suponer lo contrario. Estuve confundida por un momento sobre su propósito, luego la escuché silbar de nuevo, esta vez mucho más fuerte, como si estuviera tratando de llamar mi atención. Así que opté por hacer lo único que se me ocurrió: le devolví el silbido de la misma manera.