𝐌𝐋 | Levantó ligeramente su mentón y sus ojos se encontraron con los míos con determinación. Tomé una nota poco profesional sobre cómo el color azul cristalino brillaba a la luz, casi como el sol que brilla en el océano danzante. A pesar de ser un...
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POV ANAKIN
—¡(T/n)!— corrí por todos los pasillos, derribé cada puerta y la busqué frenéticamente; rezando para que dondequiera que estuviese... aún respirara. —¿¡Cariño, dónde estás!?
Esto no puede estar pasando... esto realmente no puede estar pasando.
Mi corazón latía contra mi pecho tan agresivamente que pensé que iba a estallar, y mi ansiedad hacía que la bilis subiera a mi garganta. —¡Respóndeme!— llegué a la puerta de nuestro dormitorio y la empujé para abrirla antes de apresurarme a entrar y buscar alrededor. Pero me detuve cuando pisé algo duro en el suelo.
Retrocedí y aparté el pie para ver un objeto que brillaba a la luz del suelo alfombrado. Me agaché y lo recogí; reconociéndolo instantáneamente como el anillo de promesa de (t/n)... había sangre en la sortija. Apreté la mandíbula y cerré el anillo en mi puño; luchando contra las lágrimas de furia y preocupación.
Podía escuchar pasos detrás de mí y el sonido de alguien entrando en la habitación. Su colonia familiar llegó a mis sentidos y supe quién era sin tener que darme la vuelta. —¿Alguien la encontró?— pregunté mientras lentamente abría mi puño; el diamante se clavaba en mi palma y hacía que mi sangre gotease al suelo.
—No— respondió Piett con un resoplido. Nos metimos de lleno en una masacre y alguien a quien ambos queremos fue víctima de esa masacre. Hasta ahora, él no parece estar manejándolo bien y para ser honesto... yo tampoco. Pero me estaba costando concentrarme en cualquier cosa que no fuera la desaparición de (t/n). —Pero sabemos quién hizo esto y encontramos algo que deberías ver.
Giré la cabeza para mirarlo de reojo. —Quienquiera que haya hecho esto va a sufrir un destino mucho peor que la muerte.
8 HORAS ANTES
POV (T/N)
—¿Qué demonios quieres decir con que no voy a ir?— Ahsoka le gritó a su figura paterna, quien la miraba con cero intenciones de ceder.
Anakin entrecerró los ojos. —Es bastante obvio, Sabionda. Te quedas aquí con (t/n).
Discutimos que no participaría en la huida anoche después de llegar del club. Comprendí que estaría demasiado centrado en mí y en mi seguridad que en el plan y en Cal. Además, no soy muy hábil en el arte de las huidas, así que no tuve problema en quedarme atrás por miedo a estropearlo o a estorbar.
Ahsoka abrió rápidamente la boca, preparándose para replicar contra su demanda, pero el repentino apretón en su mandíbula detuvo sus esfuerzos por hablar. —Hoy no es el día para cuestionarme. Te quedas aquí y si valoras mantener tu lengua, no me discutas más— gruñó mientras comenzaba a soltar su agarre semi-fuerte en ella, lo que la llevó a apartar su cara de él con una mirada irritada.
Ahsoka respondió como una adolescente normal: resopló por la nariz antes de girar sobre sus talones y subir las escaleras con pasos pesados.
Anakin suspiró mientras sus ojos la seguían. —Si tan solo entendiera que es por su propio bien.