Selbstlose Hilfe

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Cuando menos se dio cuenta estaba por cumplir 31 semanas, ese día lavaría su ropa, evitaba que se hiciese demasiada ropa sucia, por lo que con cuidado salió para tenderla, aún serían las 8 de la mañana, cuando terminó decidió caminar hacia el lago, recordando que había terminado intimando en aquel lugar con su esposo, sonrió al sentir su corazón latir, extrañaba demasiado a Shikamaru, volteó listo para regresar a su hogar, cuando vio algo tirado, se acercó, abriendo sus ojos al notar que era una persona.

-Demonios no me puedo agachar -se dijo para sí mismo, decidió regresar a la casa para tomar una cobija y un banco para poder sentarse, esperaría a que despertara el sujeto, con cuidado se dirigió a su hogar, sacando las cosas para regresar, se sentó en la banca y cubrió con una manta al hombre, mientras él estaba cubierto con una cobija y tejía para estar pendiente, una hora fue la qué pasó cuando decidió levantarse para ir a buscar ayuda, sin embargo escuchó quejidos, se regresó en sus pasos. -Oye, ¿estas bien? -pregunto sentándose donde antes.

-¡Auch! -se quejó aquel cuerpo, había escuchado una voz, porque carajo no le ayudaban a levantarlo, se impulsó para poder voltearse, sus ojos estaban cerrados, sintió que su rostro estaba descubierto, recordando que su máscara la había aventado en algún lado al igual que su capa.

-¿Te encuentras bien? -volvió a decir Naruto, sintiendo la ansiedad al no poder ayudar al hombre. El pelinegro se volvía preguntar porque no le ayudaba aquella voz de mujer, abrió sus ojos, parpadeando, hasta que logro vislumbrar un rostro. -Intenta sentarte por favor -escucho que decía aquella voz, molesto hizo lo solicitado. -Muy bien apóyate en mi -escucho que le decían, ofreciéndole una mano, que tomó.

-Muy bien, a la cuenta de tres, te ayudaré a levantar para que te apoyes en mi.

-Mmm... -fue lo único que logró decir.

-1..., 2...., 3... -exclamo jalando al hombre con la fuerza que logro sacar. -Vale, ahora apóyate en mi -comentó viendo cómo hacían lo que había comentado, empezó a caminar con el hombre hasta que llegó a la casa y lo puso en su sillón, se sentía cansado por el esfuerzo que había realizado. Lo dejo en aquel mueble y se puso a buscar el material para curarlo, regresando para hacerlo. Aquel sujeto tenía los ojos cerrados, así que con cuidado se acercó para poder limpiar y curar las heridas que veía. -Empezaré a limpiar tus heridas, por si sientes que arde -dijo Naruto sin recibir respuesta, al hacer lo que le dijo, la persona que aún tenía los ojos cerrados los abrió de inmediato por la sensación, mostrando una cara irritada, que logró enfocar por fin cabello rubio.

-¡Auch! -exclamó sintiendo un ardor muy fuerte.

-Creo que esa herida es un poco más profunda, podrías bajar un poco más tu cabeza por favor -comentó al estar parada, viendo cómo este hacía lo solicitado, siguió haciendo aquello hasta que termino y coloco una ligera venda. -¿Como te siente?, ¿te duele alguna otra parte? -preguntó alejándose para que alzara la cabeza aquel sujeto. El pelinegro por fin vio su rostro, aquella mujer se veía preocupada por su estado.

-Estoy bien -respondió intentando levantarse, sin embargo se mareó, la rubia al intentar ayudarle, terminó cayendo casi encima de él, por inercia puso las manos enfrente como reflejo, abriendo un poco más los ojos al darse cuenta en donde estaban por el gemido que escuchó.

-Aaahhh... -soltó Naruto avergonzado, sus senos estaban demasiado sensibles y con aquella presión para que no cayera encima del pelinegro, estos habían expulsado calostro, que mojaron su ropa y quizás las manos que aún no se quitaban. -Podrías quitar tus manos por favor, ya me estabilice -dijo avergonzado.

-Disculpa, no era mi intención, ¿pero que es esto? -respondió llevando sus palmas ligeramente húmedas a su nariz.

-No lo huelas -hablo más rojo viendo cómo lo hacía y no identificaba que era porque seguía haciendo aquello. -Es calostro, dentro de poco daré a luz, deja de olerlo por favor -hablo viendo como aquel joven se ponía rojo y llevaba sus manos a limpiarla con sus pantalones, no sabía qué más decir el pelinegro. -Iré a cambiarme -dijo la rubia, retirándose del lugar, fue ahí que vio un enorme vientre.

-Necesito irme de aquí -susurró, intentando levantarse de nuevo, mantenía muy oculto su chakra pero no quería toparse de nuevo con aquel sannin, que se veía como un loco y lo había atacado, por lo que huyo, dejando a Zetsu que se encargará. -Lo bueno es que logre quitarme todo desde que empezó a seguirnos, al menos no creo que me encuentre por ahora -hablaba para sí mismo, después de 10 minutos aquella femenina apareció, al menos no la tendría de encimosa.

-Necesitas comer -dijo llevándole sopa.

-Mmm... -respondió escuchando su estómago gruñir.

-Come, puedes quedarte hasta que estés bien, te ayudaré a que te recuperes lo más pronto que puedas -dijo amablemente, sin obtener respuesta, solo viendo cómo comía este en aquel sillón.

Cuando el hombre terminó de comer, volteo a ver a la rubia, quien tejía algo, ella giro su rostro.

-Mi nombre es Uzu y el tuyo cuál sería para llamarte como tal -comentó sonriéndole, mientras acariciaba su vientre, a la par que lo miraba embelesada, ignorándole.

-Tob -fue lo único que respondió.

-¿Quieres comer más Tob? -pregunto escuchando un no. -De acuerdo, te llevaré a la recámara para que descanses, al igual que te puedo ayudar a bañarte si necesitas ayuda -dijo acercándose para hacer lo dicho, el joven no respondió nada y se dejó llevar, sabía que necesitaría un par de días para poder recuperarse y largarse de ahí, antes de que lo encontrará el sannin.

¿Asexual o demisexual? La historia de como Jiraiya hizo cambiar a NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora