Das wahnsinnige Verlangen nach einem Sexualleben.

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Fue después de ese tiempo cuando Naruto empezó a sentir aquellos síntomas, atascándose de nuevo con comidas para que el peliblanco, no viese extraño su actuar, ahora que se la pasaban más tiempo intimando.

-Ji-san, está muy ansioso -jadeo, al sentir como estrujaba los pechos, no tenía mucho que había comido un monto de combinaciones extrañas por el hecho de que se le habían antojado de ese modo y porque era muy probable que mañana menstruara de nuevo.

-No soy el único -contesto, extrañamente le excitaba, más al verlo cocinando con aquellas ropas recatadas, que lo hacían lucir como una esposa, su esposa, joder pensar en eso lo tenía queriendo intentar aquella fantasía en donde la rubia le decía mi amor. -¿Te gustaría jugar algo nuevo? -susurro, mordiendo la oreja de la rubia, a la que ya tenía con los pechos de fuera, acariciando con una mano, mientras con la otra había subido el vestido, acariciando el vientre, estaba algo duro y se sentía una ligera curva, muy probablemente, Naruto estaba subiendo de peso, tenían tiempo sin estar entrenando desde que empezara a tomarle, solo se dedicaba a cogerle, como le pedía la rubia, dentro y fuera de aquella casa, decir que había encontrado a la pareja perfecta en el mocoso, era doloroso.

-Aaahhh..., lo escucho -respondió, sabiendo que habían hecho diferentes juegos, posiciones, fantasías, que tenían ambos, sin vergüenza alguna, le encantaba como desde aquel día, solo se dedicaban a complacerse mutuamente, sin pensar en entrenamientos, sin pensar en que eran alumno y maestro, la diferencia de edad abismal, el hecho de ser un biju, el que lo buscara Akatsuki por lo mismo y lo fundamental de todo, el que dentro de un mes partirían de regreso a Konoha y seria hombre de nuevo.

-Digámonos motes cariñosos, actuemos como si fuésemos esposos -dijo oliendo, su cuello, mordiendo fuerte la piel, le encantaba dejarle marcas todos los días, marcas de que aquel cuerpo le pertenecía solo a él, Naruto, nunca se había quejado, al contrario, sabía que lo disfrutaba, al igual que el nalguearle, era algo masoquista el oji azul, se preocupó al escuchar silencio, a pesar del jadeo que salió al encajar sus dientes en aquel cuello, aun a la expectativa, acaricio sobre la tela aquella vagina, a la que nunca se había atrevido a meter sus dedos.

-Aaahhh... -gimió por aquel contacto, sentía que sería extraño si decía aquello, pero al sentir como le acariciaba, quizás podría aprovecharse de aquella petición pervertida de su sensei. -Amor...-jadeo, sintiendo como había movido más rápido frotando con sus dedos aquella zona, volvió a hablar. -Amor, por favor, mete tus dedos, mientras me penetras aaahhh... -dijo restregándose hacia atrás del sannin, sintiendo la dureza, dios estaba muy cachondo y al ver que el hombre estaba quieto disfrutando aquello, se alejó, volteándose, y completamente desesperado, libero el miembro del peliblanco, quien veía sorprendido aquello, Naruto era adicto a su miembro y realmente eso le encantaba, vio como de nuevo la rubia se regresaba a como estaba antes, se alzó aquel vestido hasta exponer aquella lencería de encaje, cubriendo aquel trasero y anchas caderas. -Por favor, mi amor -dijo volteando su cara mostrando unas mejillas sonrojadas, el sannin se acercó embelesado.

-Lo que tú quieras cariño -dijo excitado, listo para preparar aquella entrada como siempre lo hacía antes de deslizarse, empezó a frotar con un dedo, pero al sentir que la rubia se movía se extrañó.

-Amor no quiero tus dedos ahí -comento girando su cara, sus mejillas eran adornadas por un rubor más fuerte.

-Te puedo lastimar -susurro, un poco preocupado.

-Mételo mi amor, hazlo por favor -jadeo, estaba demasiado húmedo, siempre que rogaba se ponía así. Jiraiya se acercó, intentando entrar, pero a pesar de hacerle todos los días el amor, aquel lugar seguía estando estrecho. -Aaahhh... -gimió, al sentir solo el glande intentando entrar.

¿Asexual o demisexual? La historia de como Jiraiya hizo cambiar a NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora