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Cigarettes in sex

La multitud vitoreaba un solo nombre. El nombre de un corredor reconocido por las grandes carreras que proporcionaba y por siempre salir vencedor. ¡Jay Park! ¡Jay Park! Se podía escuchar para inflar más el ego del mencionado quien estaba confiándose, mientras Suga suspiraba con los ojos cerrados intentando concentrar sus nervios repitiendo las palabras de su señor en su mente para guardar la calma. Él podía y ganaría sin duda.

— ¡Atención! — gritó el hombre de negro. — Iniciemos la cuenta regresiva — animó al público.

— ¡Tres! —. Los motores se escucharon zumbar.

— ¡Dos! —. El aire que Agust tenía retenido en los pulmones salió y su mirada se afiló tomando con fuerza el volante.

— ¡Uno! —. Los autos salieron disparados dejando un rastro de humo de llanta quemada detrás de ellos junto a la multitud gritando.

Por las pantallas planas se podía observar donde los corredores iban en la gran pista de calles que les ofrecía el barrio de Hangsang, en un momento determinado de la carrera Suga pudo notar como el auto de su contrincante desaparecía por unos altos edificios, tal vez era un atajo y eso lo ponía en desventaja, pues casi no conocía la zona de Hangsang por lo mismo aumentó la velocidad en su vehículo, no lo seguiría pues no sabía que mañas se daría el otro conductor. Segundos después apareció algunos metros frente a él, se pudo ver como salía volando de un edificio abandonado y su carro se desestablecía unos segundos antes de salir disparado. Esto era malo, debía hacer algo para rebasarlo, debía ganar. Analizó sus alrededores con profundidad sabía que la línea de meta terminaba en la calle donde había comenzado la carrera y su auto tenía una capacidad de amortiguar especial a los demás autos, por lo que podría realizar varias maniobras con él.

Jay Park al ver que su contrincante estaba varios metros detrás de él sonrió con sorna y siguió conduciendo con mayor velocidad tomando algunos caminos para hacer menos aburrida la carrera, se metía por calles, salía por algunos edificios burlándose del menor quien no le prestaba real atención, estaba más concentrado en buscar una chance para poder ganar. La línea de meta estaba cerca, se podía divisar que a la vuelta estaban las luces y el humo, además de las personas que vitoreaban y esperaban con suspenso a los corredores.

Estaba alrededor de algunos edificios abandonados que parecían laberintos. Sería confuso, pero debía aprovechar en este momento. En un momento Jay Park no podía ver el auto de Suga en su retrovisor y sonrió, sin duda fue pan comido dejarlo atrás.

El auto de Suga entró por un pequeño lugar raspando sus paredes, pero eso no importaba ahora, siguió a gran velocidad hasta llegar a un tipo de estacionamiento viejo, por el cual subió, el auto derrapaba subiendo por aquellas rampas para luego saltar al siguiente edificio y al siguiente. Las estructuras se oían agrietar lo cual le daba más adrenalina. Jay Park estaba cerca, pero él también. Un último edificio y su auto voló por los cielos, con la adrenalina corriendo por sus venas a cada segundo que el auto descendía tomó el volante y pulsó el acelerador, por suerte su auto cayó en medio de la carretera justo frente a Jay Park que frenó de golpe y eso le dio la ventaja a Suga para tomar la delantera y en pocos metros cruzar la línea de meta deteniendo su auto al derrapar dando una vuelta. Por otro lado, el auto de su contrincante pasó lentamente pues ya no tenía caso acelerar al pasar su auto por la meta.

Jack sonrió orgulloso bajó su máscara y se acercó a su contrapostor.

— ¿Y bien? —.

— Es un conductor arriesgado a pesar de su dulce apariencia — reconoció el hombre con ojo blanco. — Es una buena fachada —.

El juguete del BufónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora