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Cita

Esa mañana fue despertado por su cautor quien al parecer ya se sentía mejor, pero no lo suficiente como para hacer el desayuno, además que él a partir de ahora era el encargado de preparar el desayuno y todas las comidas. Se levantó para ir a preparar el desayuno pues era una orden y debía cumplirla. Cocinó un omelett con arroz y verdura como le había indicado su secuestrador, además preparó café para ambos. Sirvió el desayuno y lo colocó en la mesa. Ambos desayunaron en silencio no había nada que comentar pues lo habían dicho anteriormente al ser despertado el menor. El desayuno había sido divertido de preparar pues Jack no parecía Jack, menos sin su máscara de siempre ahora parecía un sujeto amable y divertido al momento de darle las indicaciones para hacer el desayuno. También le dio algunas palabras como "Bien" que le hicieron tener algo de confianza en sí para seguir con lo que hacía.

Al terminar de desayunar el pálido tuvo que recoger la mesa y lavar los platos. Hoy parecía que Jack no tenía planes de ir a trabar, menos con su herida del brazo, por lo que se sentó en el sofá y suspiró, tal vez buscaba descansar.

— Ven, dulzura — llamó cuando escuchó los pasos del pálido salir de la cocina.

El mencionado se acercó, pero no fue frente a él, solamente se posicionó detrás. — ¿Necesitas algo? — preguntó no sonando arrogante, pero para Jack si parecía arrogante.

— Ven y arrodillate frente a mí — ordenó con el tono que usaba cuando no le gustaba algo, solo que ahora sonaba más firme, sin ser amortiguado por la máscara.

No tuvo opción y fue a hacerlo antes de que otra cosa sucediera. Se arrodilló frente a él y se sentó en sus propias piernas no pudo ver hacia arriba solo hacia abajo.

— Mírame a la cara — otra vez ese tono, por ello su menor se vio obligado a obedecer levantando su cabeza con miedo a mirar el rostro contrario que mantenía una expresión gélida. — A partir de ahora, si te llamo debes venir a mí y colocarte de esta forma, si no lo haces sabes las consecuencias —. Una regla más al reglamento. Eso lo hizo dar un suspiro mental.

— Está bien, Jack — respondió sin querer sonar muy alto.

— Mmh... sabes ahora que lo pienso no tienes permiso de llamarme por mi nombre, ni aunque sea mi nombre de artista, eres muy inferior a mí ¿lo sabes? — lo miró con desprecio haciéndolo temblar un poco, pues realmente sentía ser inferior ante esa mirada. — Responde —.

— Lo sé y lo soy — respondió apretando un poco los puños de sus manos y mordiendo su labio para evitar el temblor.

— Bien — esa palabra no sonaba bien ahora. — Como no somos iguales, deberás llamarme tu señor, tu Daddy o tu amo, porqué ahora mismo eres mi perra o ¿tal vez mi gata? Creo que soy más de gatos, así que serás mi gata ¿entendido? — preguntó para saber si no debía darle una lección para que lo aprendiera.

— Entiendo, amo — pronunció con algo de dificultad.

— Ahora, levántate iremos a hacer algunas compras — dijo mientras el caminaba y tomaba rumbo a la puerta de entrada. Agust D apretó los puños dando un suspiro antes de seguir a su cautor hasta uno de los autos que el pelinegro poseía.

El camino fue tranquilo, solamente se escuchaba la música de fondo y nada más. Agust D tenía miedo de hablar pues aún estaba algo impactado por aquella mirada de desprecio, la cual le había hecho temblar. ¿Por qué?, ¿Había cometido un error? ¿Por qué su cautor que se había comportado de buena manera y de repente lo trataba mal? No había una explicación para su cerebro, era bastante confuso. Jack por el contrario no quería decir nada por que no lo veía necesario, además estaba pensando en otras cuestiones. Al llegar al sitio y estacionarse bajaron del auto para ingresar y tomar un carrito.

El juguete del BufónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora