Capítulo 11: Confusión

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—Pablo, ¿me puedes recordar cuáles fueron mis indicaciones para ti? —inquirió, fulminando al castaño con la mirada.

Pablo llevó una mano a su pecho para apretujarlo, se notaba que le tenía un poco de miedo a Jax, o simplemente no quería ser despedido por un pequeño error. Ya que me comentó que no llevaba mucho tiempo en la empresa.

Obvio yo no me planeaba quedar callada si era por ayudarlo, después de todo fui la culpable de que rompiera las reglas que le impuso Jax, y Pablo era un buen hombre que se preocupaba por su trabajo.

Todavía no lo conocía del todo, pero su simple carisma me decía que necesitaba el empleo.

—Eh, jefe... Verá... —El pobre estaba jugando con sus dedos, sin mirar al pelinegro a los ojos.

—Yo me ofrecí en ayudarlo, Pablo se empezó a sentir mal y con mareos, no es bueno trabajar en mal estado porque lo único que conseguiría sería un trabajo cutre. ¿No cree, jefe? —intervine, mintiendo en gran parte, por supuesto.

Pero mi intención era ayudar a Pablo, quien estaba temblando de los nervios con las manos sobre el mesón, intentando mirar a Jax, sin lograrlo. No sabía cómo era el CEO más poderoso con sus empleados, tal vez a mí me trataba de maravilla y con su buena cara porque planeaba convertirme en su futura esposa, pero, ¿cómo trataba a los demás?

¿Era el villano o el héroe?

—Oriana, entiende que antes de mandarte a hacer trabajos fuertes, me gustaría que conocieras un poco más el edificio y cómo se trabaja aquí —expresó, con un semblante serio que no había visto en él.

—Pues creo que ya estoy lista.

—Eso lo decidiré yo —proclamó—. Ahora, acompáñame a mi oficina —ordenó, ladeando la cabeza.

—Lo siento mucho, Oriana —susurró Pablo a mi lado, para que solo yo escuchara.

Negué con la cabeza para que no se preocupara y tuviera suerte en el resto del trabajo porque no había logrado terminarlo completo... Si tan solo Jax me hubiese dado más tiempo. Bufé y me bajé de la silla para salir de la recepción y quedar a la par de él, esperando su respuesta con una mirada matadora por el susto que le estaba haciendo pasar a Pablo.

—Pablo, transcribe el texto sin pedirle ayuda a alguien más, necesito que estés listo dentro de una hora porque vendrán unos socios importantes y pasarán por aquí primero —le ordenó.

—¡S-sí, jefe! —exclamó en respuesta, parándose firme como un militar.

—Vamos —me habló, empezando a caminar en dirección al ascensor.

Tsk.

Ese hombre no me podía dejar sola por más de media hora, estaba que lo insultaba y le decía lo cruel que había sido con Pablo, pero me contuve para no arruinar la relación que teníamos, tampoco quería que me despidiera por incompetente y falta de respeto.

Subimos al ascensor en cuanto llegó a nuestro piso. Estábamos solos, rara era la vez que compartíamos momentos ahí con uno u otros empleados del edificio. Miré la puerta de hierro corrediza esperando que se abriera lo antes posible para no tener que estar en un espacio tan cerrado con ese hombre.

Pero entonces, rompió en hielo que se había formado entre nosotros.

—Necesitamos hablar sobre tu reunión mañana.

—¿Qué tiene? Ya sé lo que voy a decir, me lo has repetido estos últimos días —resoplé, haciéndome la desinteresada.

—Puede que Richard no te tome en serio porque eres mujer. Será la primera vez que mande a una secretaria a reunirse con él —indicó, mirando el reloj en su muñeca.

Salvada por el CEO [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora