Capítulo 14: Reencuentro

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Faltaban cinco minutos y ya había terminado de dejar el lugar impecable. El brillo se distinguía con facilidad en la cerámica, hasta las paredes quedaron relucientes, cosa que me hizo formar una curva satisfecha en mis labios.

En cuanto terminé, guardé el carrito de nuevo en su lugar y me devolví a la sala para esperar a Richard ya que Pablo me avisó que el hombre lo llamó diciéndole que estaba en camino.

Me senté en la silla más grande donde debía estar el cabeza, es decir; Jax, pero sería yo. Habían muchos asientos para cuando las reuniones fueran entre varias personas, la mesa era ovalada y tenía una textura plástica y lisa, también la dejé impecable, más de lo que estaba.

Suspiré.

Revisé mi celular a la espera del hombre que se reuniría conmigo. Me di cuenta que mis dedos estaban un poco temblorosos y supuse que eran los nervios del momento. ¿Cuál sería su reacción al verme a mí y no a Jax? ¿Se enojaría? Igual no podía hacerme daño, ¿o sí? Terminaría mal para él si Jax se enteraba.

Mi vida social era casi inexistente, me di cuenta que mis únicos contactos eran los de mi padre y algunos ex compañeros de trabajo que tuve. ¿En serio nunca me dispuse a expandir mi círculo social? Era increíble cómo me consumía en una rutina monótona cada año que pasaba, hasta que todo cambió cuando conocí a Jax.

Mis días, aunque llevaba pocos, habían dejado de ser aburridos y comenzaron a darme una paz extraña, una felicidad molesta por tener que verle la cara al pelinegro todos los días y que me saliera con un chiste o una frase de ligoteo nueva.

La puerta se abrió, sacándome de mis pensamientos y obligándome a guardar el celular para levantarme con firmeza.

Richard Collins había entrado con aires de grandeza, su típica expresión seria no se le perdió. Su rubia cabellera estaba peinada hacia atrás con gel, usaba el mismo traje formal azul marino con el que siempre lo vi cuando trabajaba para él.

Se quedó quieto, en shock en cuanto me vio. Ignoré ese hecho y me acerqué a él, haciendo sonar mis tacones con cada paso, dándome cuenta que el hombre tenía los ojos abiertos y el ceño fruncido como si estuviera viendo un fantasma.

Tal vez creyó que jamás se volvería a topar conmigo.

—Bienvenido, señor Collins. En vista de que Jax Brown no podrá atenderlo porque se encuentra muy ocupado, seré la que lidere esta reunión. Podemos sentarnos para empezar a debatir y llegar a un acuerdo que nos beneficie a ambos —indiqué, estirando mi mano para estrechar la suya en forma de saludo formal.

Pero el muy imbécil me rechazó, me vio con una sonrisa incrédula y bufó como si yo fuera lo peor que había visto en su vida. Arrugó la nariz con horror.

—¿Oriana? Disculpa, pero vine a reunirme con Jax, no con una secretaria inferior —comentó, negando con la cabeza.

—Son órdenes directas de Brown.

—No, no pienso aceptar que me contradigas, Oriana, no es la primera vez que lo haces y sabes lo cabreado que me pone —masculló, mirándome con recelo.

En todo momento mantuve la compostura por el bien de la compañía. No quise gritarle ni mucho menos llevarle la contraria de mala manera como solía hacer con Jax, tenía que demostrar que era apta para resolver ese tipo de situaciones.

Carraspeé.

—¿Podemos dejar nuestras diferencias de lado y comportarnos como profesionales? —defendí, lo más serena posible.

Él me regaló una mirada matadora y burlona, cruzado de brazos. Llegó a murmurar varias palabras que no logré entender, fueron más para él.

—No puedo creer que Jax me mandó a una zorra como tú —habló, casi entre dientes—. ¿Cómo es que conseguiste este trabajo? Sabía que no debí de haberle hablado a Jax de ti.

Salvada por el CEO [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora