Dos días habían pasado desde el encuentro interrumpido que tuvimos Jax y yo en la oficina. Me daba coraje tener que ayudar a Zoe en la suya redactando un informe sobre las empresas... ¿Por qué no lo hacía alguien más? ¿Tal vez Jax me mandó para que me llevara bien con ella? Porque la simple sonrisa amigable de la mujer me daba un agrio sabor de boca.
Se suponía que era la secretaria personal de Jax, no de sus colegas...
Tsk.
El lugar de trabajo de Zoe era más pequeño que el que acostumbraba, no tenía dos computadoras por lo que me cedió su puesto para que yo le hiciera el jodido trabajo, aunque ella estaba hablando por el celular, al pendiente de lo que ocurría en el edificio mediante la línea.
Suspiré.
Ella me había tratado de sacar conversación en todo momento, pero yo evitaba utilizar oraciones largas porque vamos, esa rubia interrumpió un momento importante entre Jax y yo, y a parte le tenía mucha confianza al pelinegro.
¿Eran celos? Pues sí, tenía que admitir que me di cuenta que ese sentimiento existía dentro de mí, dándome ganas de arrancarle las greñas, pero me aguanté.
—Terminé —solté.
Ella dejó salir un: oh. Para luego cortar la llamada con cortesía y se dirigió a mi posición, justo al lado para revisar lo que había hecho en Word.
—Perfecto, me encanta cómo narras la situación —sonrió.
—¿Ya me puedo ir? —pregunté, con fastidio.
—Oye, ¿por qué no vamos por un café al lado? —cuestionó, mirándome risueña—. Escucha, creo que te caigo mal, déjame demostrarte que puedo ser una buena amiga para ti. ¿No te gustaría saber un poco más sobre el pasado de Jax? —Puso una expresión cómplice y pícara.
Abrí los ojos.
¿Saber de Jax? ¿De antes? Me parecía irreal porque sabía que esa mujer no me iba a contar exactamente todo para no perjudicar a Jax, pero necesitaba un descanso y el café, en la cafetería lo preparaban mucho mejor que las máquinas instantáneas del edificio que lo hacían saber a cartón.
Suspiré de nuevo.
—De acuerdo, necesito un breve descanso —aclaré, levantándome.
—Excelente, me alegro que aceptes.
Caminamos, por suerte su oficina no quedaba en el último piso como la de cierta persona, así que no tardamos mucho en llegar a la recepción en donde Pablo nos detuvo con su voz chillona y su cara de asombro.
—¿Cómo es posible que estén juntas ustedes dos? —cuestionó, con ambas manos en las mejillas.
—¿Cuál es el problema, Pablo? —inquirió ella, cruzada de brazos.
—Que la ex prometida y la actual se estén llevando bien, me parece increíble —confesó, como el chismoso que podía ser.
Mi cara de estupefacción debía de ser tremenda en cuanto Pablo soltó la sopa que tanto anhelaba en descubrir. Eso solo significaba una cosa que me hizo enojar muchísimo: Jax me mintió en no contarme ese pequeño detalle.
Noté que Zoe lo asesinó con la mirada y empezó a negar con la cabeza, en ese momento Pablo entendió que había hecho mal y se reía con nervios mientras rascaba su nuca.
—¿Por qué hasta ahora me dices eso, Pablo? —interrogué, aguantando las ganas de lanzar todo lo que estaba en el mesón.
—Oriana, puedo explicarte con calma en la cafetería, ¿vale? —dijo la rubia, tomándome del brazo.
ESTÁS LEYENDO
Salvada por el CEO [COMPLETA]
RomanceOriana Jones ha trabajado como secretaria de múltiples CEOS a lo largo de su vida, hasta que consiguió un trabajo fijo en donde permaneció durante cuatro años. Un día la despiden por haber rechazado acostarse con su jefe, este le quita todo lo que p...