Capítulo 61: Un Nuevo Comienzo

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—Cariño... No sabes el susto que me diste —habló Jax, besando mi mano.

Estaba un poco aturdida por todos los acontecimientos que sucedieron en tan poco tiempo. Nunca me esperé que Richard fuera capaz de dispararme con un arma, fue un gran susto el que tuve cuando vi que la sangre salía de mí.

Estaba un poco molesta porque arruinó la boda, pero al menos ya era la esposa legal de Jax, con eso me bastaba.

—Seremos padres, Jax —comenté, comprimiendo una sonrisa—. ¿No te da miedo? Yo... No me lo esperaba, estoy nerviosa.

Fue lo primero que me dijo el doctor en cuanto desperté, aparte de recordarme lo que me sucedió para comprobar que mi memoria no estuviera teniendo fallas.

Yo recordaba todo tal cual, sin ver nada borroso, exceptuando lo que sucedió después de desmayarme.

—Hey, sabes que lo haremos excelente —me animó—. ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?

Su ceño estaba fruncido por la preocupación, era de esperarse. No me imaginaba cómo se sintieron mis seres queridos al saber que yo podía correr peligro de muerte. Debieron de pasarla fatal.

—Cansada y me duele un poco la cabeza, pero estoy bien. ¿Qué pasó con Richard? —cuestioné.

Lo último que vi de él fue que había sido esposado por los guardias de la boda.

—En la cárcel.

—Es una gran noticia, al menos ya no será un problema...

Estaba inmensamente agradecida de que por fin podía salir a las calles o con mis amigos sin ninguna preocupación. Mi padre tampoco correría peligro.

Ya no habrían más llamadas amenazantes que no me dejaban dormir.

—Oriana, en serio me alegro que estés bien. Te apoyaré en tu recuperación y te trataré mejor que nunca ahora que somos marido y mujer. Te daré una vida digna, como también a nuestro hijo —dictaminó, acariciando mi mano.

—O hija —sonreí.

Me resultaba increíble saber que llevaba una vida creciendo en mi vientre, y sobre todo que provenía del mismo Jax, el hombre que me salvó al inicio de todo.

—Lo que venga. De todas formas los voy a querer por igual —proclamó, decidido en su hablar.

—Jax ¿Me puedes dar un beso? —pregunté.

Anhelaba volver a sentir su boca, era lo que más extrañaba.

Noté que le sorprendió mi propuesta, pero no dudó y se acercó, inclinando su cuerpo para acceder a mí. Me dio un húmedo y suave beso en los labios, estaba segura que los míos se agrietaron, pero no pareció importarle.

—Te amo, Oriana. A partir de ahora procuraré hacerte feliz cada día de tu vida —aclaró, en un suspiro.

—Y no lo dudo, Jax. Gracias por aparecer en mi vida. Eres mi más bonita casualidad —expresé, tomando su mejilla con debilidad—. ¿Puedes llamar a mi padre? Estará preocupadísimo por mí...

—Por supuesto, por ahora solo dejan entrar a una persona, ya lo busco —comentó, despidiéndose con otro corto beso y saliendo de la habitación.

Apreté mis labios. Lástima que la boda se arruinó por lo que pasó, deseaba disfrutar del resto del día como era debido, pero en su lugar debía pasar mi recuperación en las paredes del hospital.

Mi padre entró, saludándome con timidez mientras llegaba a la silla para sentarse frente a mí. Noté que había llorado por los ojos rojos que tenía, no me quería ni imaginar cómo lo hice sentir si estuvo a punto de perderme.

Salvada por el CEO [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora