Capítulo 55: Presentación

9.7K 631 37
                                    

El día en que conocería a sus padres había llegado. Teresa decidió que lo más apropiado era que usara un vestido casual y sencillo para no opacar el aspecto de la señora Denise, madre de Jax, ya que le gustaba sentirse como la reina siempre.

—Es como la reina malvada de Blanca Nieves ¿Sabes? Le caerá mal cada mujer que intente verse mejor que ella —informó Teresa, peinando mi cabello.

—Comprendo, no pensé que sería así... —murmuré—. Oye, Teresa ¿Irás a la boda? Porque me enojaré mucho si no te veo ahí. Me has cuidado desde que llegué aquí como la madre que me faltó —expresé.

—Oh, claro que iré. No me perdería la unión de mis dos queridos hijos —dijo, risueña.

Siguió pasando el peine por mi cabello hasta que logró trenzarlo lo suficiente como para que no se moviera ni se saliera ningún pelo.

—Estás lista, querida —avisó.

Me levanté para mirarme en el espejo. La cebolla estaba atada con mi cabello trenzado, algo parecido a lo que me hizo el día anterior en la cena que tuve con Jax.

—En serio, amo tus peinados. Yo nunca lograría hacer algo así —hablé, tocándome con cuidado el cabello.

—Es un placer ayudarte —Hizo una reverencia—. Ahora solo hay que esperar que Jax venga por ti —Dio un aplauso por instinto.

—Bueno, sus padres no tardan en llegar... Tengo que admitir que estoy un poco nerviosa —resoplé, apretando los labios—. ¿Usted cree que soy castrosa? —le pregunté.

—Oh, no, querida. No diga eso —Sacudió su mano en negación—. Puede que al principio fueras una malhumorada, pero lo importante es que ahora eres amigable y te preocupas por el bienestar de los demás, por ejemplo; el mío. Agradezco que le hayas pedido a Jax que me diera más días libres —dictaminó, con una ligera sonrisa de agradecimiento.

—¿No has pensado en jubilarte? —cuestioné.

—Todavía no, me faltan unos años antes de hacer eso —defendió, sin dejar su sonrisa.

—De acuerdo, sueles ser un poco terca respecto a eso —refuté, derrotada.

Abrieron la puerta, captando nuestra total atención y resultó ser Jax. Ya se había vuelto costumbre que nunca tocara, ni siquiera cuando recién nos estábamos conociendo.

—Ya están aquí —acató, pude notar que su cuello se tensó.

—¡Tú puedes, querida! Ánimos, no es muy difícil caerles bien, solo debes comportarte un poco sumisa y los tendrás a tus pies —me animó Teresa, dándome una palmadita.

—Ella tiene razón. Mis padres adoran los halagos y sentirse superiores —apoyó Jax, riendo.

—Gracias por sus consejos —murmuré, caminando hacia la puerta—. Estoy lista.

—Bien, porque la reunión será en el comedor, aprovechando que son las tres de la tarde, le pedí a las sirvientas que hicieran un postre para recibirlos —indicó el pelinegro.

Empezamos a caminar por el pasillo que nos guiaba a las escaleras, no era tan largo comparado con el que había que tomar para llegar a la que era su habitación.

—Creo que no puedo ocultar mis nervios —confesé, mirando mis manos.

Mis dedos estaban temblando de forma sutil, pero notoria. Jax se detuvo, obligándome a hacer lo mismo y se giró en mi dirección para mirarme a los ojos. Me tomó de la mejilla con delicadeza.

—Sé que podrás hacerlo —me dijo—. Eres y siempre serás la mejor para mí, ¿De acuerdo? No me importan las opiniones de los demás.

Unió sus labios con los míos en un cálido y sensual beso que me obligó a levantar el mentón por lo alto que era. Siguió acariciando mi mejilla mientras me comía con su boca de una forma tierna que me dejó satisfecha.

Salvada por el CEO [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora