Capítulo 22: Una Cita De Verdad

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Me miraba con deseo y una determinación increíble. La melodía nos envolvió y nos dejamos llevar por la música. Las olas de la playa se dejaron de escuchar y en ese momento Jax y yo fuimos un solo ser.

Una mezcla entre tantas emociones se apoderó de mí, desde la más cálida hasta la más vergonzosa, pero junto a él me sentía imparable, fuerte y audaz. Capaz de logras cualquier cosa. Estábamos en sintonía y nuestros pies se movían al compás del sonido, no hacía falta saber bailar porque sabíamos exactamente cada paso que daría el otro.

Estábamos sincronizados con el destino.

Nuestros rostros se acercaron por pocos centímetros, podía intuir las ganas que tenía el hombre frente a mí de besarme porque sus ojos estaban entre cerrados, llenos de impaciencia. Me hacían querer probar también esos cariñosos y rosados labios que adornaban su cara.

—¿Por qué ves tanto mi boca, princesa? ¿Acaso quieres un poco de ella? —inquirió, como si leyera mis pensamientos.

Ya empezaba a hacerse costumbre.

Sonreí con diversión a lo que dijo. Se pudo dar cuenta porque mientras él tenía su vista fija en mis ojos, yo la tenía en su boca... Era algo que no podía evitar al ver a ese hombre.

¿En qué momento se volvió más atractivo de lo que era? ¿En qué momento empezó a interesarme?

—Lamento decirle que está equivocado —respondí, en un susurro.

Mentí, eso no fue lo que quise decir.

Mis palabras contradecían mis acciones e impulsos, y lo que sentía realmente.

Mi aliento chocó contra su boca y eso fue suficiente para provocarlo, justo como quería, abriendo con lentitud mis labios en cuanto él se mordió el suyo, conteniendo cada gana que sentía por mí.

Pero no era el único porque yo también estaba comprimiendo un nuevo sentimiento que empecé a conocer cada vez que interactuaba con él.

El deseo.

Empecé a anhelar el contacto de Jax entre mi piel.

—No creo que le moleste si me acerco un poco... ¿O sí? —insinuó.

—De hecho, era justo lo que estaba pensando —susurré con angustia.

Esa fue la gota que derramó el vaso que estaba conteniendo a Jax de aguardar la distancia. El hombre detuvo el baile para tomarme con ambas manos de la cintura de manera sutil, lenta y apasionada.

Tanta fue la delicadeza que tuvo hacia mí que me hizo sentir un éxtasis increíble, mucho más grande que probar mi comida favorita. Fue una sensación llena de gloria que experimenté en el momento en que su boca chocó contra la mía en un movimiento salvaje pero lleno de emociones.

Aferré ambas manos en el cabello de Jax en busca de adentrarme más a él, nuestros labios se movían con lentitud al igual que la melodía que llegaba a mis oídos. Eran un sinfín de pensamientos que me carcomían sobre lo que estábamos haciendo.

Me había dejado llevar por su atractivo y sus coqueteos.

Al final logró hacerme caer ante la tentación de probarlo. No podía creer que me estaba besando con el mismísimo Jax Brown, el ser que me agotaba la paciencia. Nuestros cuerpos se pegaron más hasta que pude sentir su pelvis chocar con la mía, haciéndome soltar un jadeo entre su boca.

Nos separamos en busca del aire que nos faltaba al besarnos tan descaradamente, con una pasión y salvajismo increíble como si nos necesitáramos desde hace tiempo. Lo único que nos faltó fue unir nuestras lenguas, pero consideré que eso pondría en marcha un encuentro mucho más grande para el que aún no estaba lista.

Salvada por el CEO [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora