Regresé a la oficina con el teclado en mano y miles de pensamientos dudosos en mi mente. Estaba feliz de ver que Richard había recibido su merecido, pero por otro lado me preocupaba que quisiera vengarse justo como yo quise al principio...
¿Y si buscaba la manera de perjudicar a Jax?
—Oye... ¿Podemos hablar? —pedí, sentándome en mi escritorio.
—Claro, cuéntame tus dudas. Soy todo oídos para ti —Dejó lo que estaba haciendo y se centró en mí.
—Allá abajo vi las noticias... —Empecé, me tomé una pausa antes de soltar todo—: A lo que voy es que, dejaste a Richard en la ruina y el mundo entero sabe que tienes una prometida misteriosa. ¿Cuándo pensabas contarme lo que harías?
Me crucé de brazos, echada hacia atrás en el sillón, como estábamos al lado el uno del otro se me facilitaba verlo a los ojos. Él apoyó ambas manos encima del vidrio templado.
—¿No recuerdas cuando mencioné que se lo contaría a la prensa? Juré hundir a Richard por el daño que intentó hacerte, tenía que entender que conmigo no se juega y eso también me serviría para dejar en claro mi poder ante los demás —respondió, decidido en su hablar.
—Pero, ¿no te preocupa que te quiera regresar la jugada? Tal vez esté planeando alguna venganza o algo peor... —cuestioné, frunciendo el ceño.
—Mmh... Richard solo buscaba meternos miedo con sus amenazas mediocres, no caigas en ellas, cariño —resopló, intentando tranquilizarme—. Además, ¿no te fuiste molesta hace un rato porque estabas celosa? ¿O acaso quieres meterme celos mencionando a Richard? —inquirió, con picardía.
Entorné los ojos y bufé.
—Olvida eso, solo estaba un poco estresada por el trabajo, ¿de acuerdo? Y hablar de Richard me hace hervir la sangre, mejor dejemos ese tema de lado —dije, conectando el nuevo teclado en la entrada USB.
—Puedo ayudarte con el estrés —insinuó, levantándose de su silla.
Caminó a pasos lentos, con una cautela tremenda que me erizó los vellos, pero me mantuve firme hasta en el momento que llegó a mi posición.
—Ay, no empieces, Jax. Vuelve a tu lugar si no quieres q... —Me interrumpió jalándome del brazo.
Su agarre me obligó a levantarme con una fuerza increíble que me dejó entre sus fortachones brazos llenos de bultos musculosos marcados a través de la ligera tela blanca de su camisa manga larga, parecida a la mía, casi transparente.
Jax me hizo retroceder hasta el final de la pared para él quedar en un modo dominante que me provocó un suspiro ahogado y jadeante. Mi pecho empezó a subir y bajar con intensidad gracias a los sentimientos excitantes que me causaba el tacto de ese hombre.
Y eso que solo me acariciaba el brazo.
—Discúlpame por lo que haré, Oriana, pero ya no puedo aguantar más esto que siento por ti —susurró, cerca de mis labios—. Voy a arriesgarme contigo, si piensas que me estoy pasando de la raya, solo empújame y te dejaré libre. Lo prometo.
Sus manos se colocaron en ambos lados de la pared, su mirada estaba centrada en mí y con los ojos entrecerrados. ¿En qué momento pasamos de estar discutiendo a estar casi besándonos? Tenía que hacer algo, si dejaba que su palma me tocara el más mínimo pelo, terminaría cayendo en su red sin pelear.
Ya no sabía qué hacer para suprimir las ganas y el deseo que me hacía sentir ese hombre. El querer ser tocada como si fuera lo más preciado de alguien, de Jax. ¿Cómo se sentirían sus manos recorriendo cada parte de mi piel?
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Salvada por el CEO [COMPLETA]
RomanceOriana Jones ha trabajado como secretaria de múltiples CEOS a lo largo de su vida, hasta que consiguió un trabajo fijo en donde permaneció durante cuatro años. Un día la despiden por haber rechazado acostarse con su jefe, este le quita todo lo que p...