¿Qué lo que necesito cambiar para que me ames?

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De todo lo que le pudo pasar en la vida a Guillermo Ochoa era descubrir que siempre ha vivido en grandes mentiras, que jamás tuvo un amor real y que el tema del matrimonio eran tan solo una falsa y dolorosa promesa. Miraba a su prometido reunido en un restaurante y maldecían internamente toda la situación ¿En verdad estaba ocurriendo todo eso? Si en esa misma mañana le había hecho el amor ese ser tan especial, un argentino tan bello que alegra su vida y que ansiaba brindarle toda la felicidad del mundo.

Ahora estaba sonriendo de forma tan alegre junto a ese chico y reunido al parecer con la familia entera, su corazón latía con desespero y sentía sus manos sudar, sus ojos explotarían por retener todas esas lágrimas, su respiración iba en aumento.

Siempre le pidió conocer a su familia pero jamás se cumplió ese deseo.

Sin duda alguna era el peor día en la vida de Guillermo.

¡Felicidades mis hermosos, chicos!

Los empresarios más exitosos por casarse ¡Qué alegría, boludo!

Creí que jamás te le ibas a proponer, boludo.

Ochoa solo observaba todo desde la distancia sin ninguna expresión en su rostro, en ese momento el cielo empezaba a soltar sus lágrimas empapando al mexicano que aprovechó la situación para esconder sus lágrimas. Dio unos pasos hacia atrás al notar como uno de los invitados se levantaba para responder una llamada sin imaginar que era escuchado por el amante ingenuo.

— Cuéntame campeón ¿Qué harás después de estrenar tu luna de miel? — preguntó solo para sí mismo y su rostro se transformó por completo cuando observó como ambos protagonistas se besaban de una forma tan dulce — Yo no soy ni seré el secreto de nadie — expresó con ira en su voz. Se terminó por esconder en un callejón oscuro al notar como todos salían del restaurante donde trabajaba y ahora entendía la insistencia de que acudiera a sus clases vespertinas, quería tener libertad de estar con el oficial.

Lionel Messi fue el primero en salir del restaurante entre risas con su mejor amigo Sergio Agüero seguido de Emiliano Martinez que platicaba con Lionel Scaloni y Pablo Aimar acerca de los preparativos de la boda; Messi jura que sintió un escalofrío en su nuca que se detuvo justamente en el callejón jurando que alguien lo observaba e iba a entrar por inercia al sentir como su curiosidad le exigía investigar, pero su futuro esposo Emiliano lo detuvo abruptamente — Amor ¿Qué haces? — dijo preocupado al notar la expresión seria de su pareja quién solo se encogió de hombros como respuesta.

— Sentí que alguien me miraba, es todo... pero creo que es el estrés — respondió Messi con una leve sonrisa.

Ambos se marcharon del lugar sin decir nada sin imaginar que el caos pronto llegaría a uno de ellos.

Guillermo espero unos veinte minutos antes de salir de su escondite sonriendo al notar como su prometido Emiliano abrazaba con tanto cariño al campeón del mundo ¿Dónde quedaba él en todo esta ecuación? Jamás logró mirar algún indicio y mientras caminaba por las calles repleta de gente, coches que iban y venían recordaba como fue que se conocieron hace dos años.

Guillermo llevaba algún tiempo trabajando en el restaurante y a pesar de estar en tierras españolas le resultó difícil los primeros meses, al fin sintió como todo se iba acomodando por su cuenta. Una nueva vida después de la tragedia que cargaba dentro de él, escapando de su expareja Oswaldo Sanchez que siempre lo golpeaba al grado de dejarlo con alguna lesión por varias semanas y ya estaba cansado de dar excusas todos los días a su escaso circulo social.

Me he caído en el baño, es todo.

Me asaltaron

Tuve una pelea en algún bar anoche

Pequeños cortos Mechoa y demás shipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora