Conociéndote

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Parte 6

¿Qué más podía pasar en una extraña parrillada nocturna?

Es la pregunta del millón de dólares

En ese momento de la vida ambos argentinos miraban embelesados a esos dos mexicanos, no podían creer el cambio que tenía con esas simples ropas. Bueno, en otro momento podrían seguir admirándolos y el sonido del timbre interrumpió ese momento; las visitas empezaban a llegar, algunos estaban dentro de la casa y otros en el patio.

Guillermo solo observaba todo junto con Rafael e iban platicando de cualquier cosa, no esperaban quedarse mucho tiempo e iban a huir en una par de horas más. El plan era ese, pero ¿En verdad lo harían? Todo se fue al caño cuando reconocieron una voz dentro de ese mar de cabezas desconocidas ¿Cómo podrían encontrarse con un amigo mexicano en ese lugar? Guillermo y Rafael se miraron entre sí algo sorprendidos, dudosos de acercarse a Javier Hernandez.

No tuvieron que hacer nada en realidad, el mismo Javier Hernandez se acercó a saludarlos con esa misma emoción que tanto le caracterizaba — Cabroneeeeeeees ¿Qué pedoooooo? — expresó con diversión el tercer mexicano. Algunos simplemente miraban a los tres hombres sentados en las sillas junto a la piscina, platicando e ignorando el mundo hasta el olor de un alfa provocó en Guillermo una leve molestia; no mal entiendan, los alfas mexicanos suelen ser muy territoriales con sus familiares y amigos ante la gente desconocida — Por cierto, les presentó a mi esposo... — confesó con emoción Javier — Cristiano Ronaldo — y la molestia se fue de Ochoa.

No dudaron en saludarlo con esa efusividad y abrazos, Ronaldo no estaba acostumbrado a ser tan afectuoso, pero los recibió con una gran sonrisa.

— Oh rayos ¿Qué tanto has cambiado? ¿Eh? — preguntó divertido Rafael.

— Me sorprende verlos justamente aquí... cuando me dijiste que trabajaban para una pareja de argentinos, jamás imaginé que fuera exactamente este — confesó algo sorprendido Javier e hizo un leve puchero ante ello ¿Sería prudente que ambos siguieran aquí? Sabía de la fama que tenía Scaloni y Messi — ¿Desde cuándo están trabajando para ellos? — preguntó con curiosidad.

Cristiano ansiaba saber de ese chisme, pero tuvo que ir con Messi a saludar a varios amigos en común dejando a su esposo a solas con esos dos.

Ya luego se enteraría por su esposo del chisme.

— Memo tiene algunos meses... yo apenas llevo creo que dos. — respondió Rafael.

— No son tan malos, han sido buenas personas — expresó Guillermo antes de darle un sorbo a su bebida tomando por sorpresa a Javier.

— Escuchen weyes, son a todo dar, pero un tanto... extraños. — susurró y el chisme dio inicio como era costumbre en México.

— ¿Extraños? — preguntó Rafael.

Javier miró de reojo a ese matrimonio que iba saludando a sus respectivas amistades, soltó un suspiro cortó ante de empezar hablar — Dicen que son un desastre, ya saben, tienen una larga lista de conquistas. Hace poco se que tu jefe Scaloni terminó su amorío y se le vio esa misma noche bebiendo muy bien acompañado, siendo sincero no lo creía, pero... resulta que se metió en la cama de mi amigo Guardado ¿Te acuerdas, wey? Rizos, moreno, chaparrito que te hacia ojitos — dijo con el afán de molestar a su amigo.

— Ni me lo recuerdes, pinche acosador. Neta que, si no fuera por tu machín, seguiría chingandome — respondió Ochoa y no pude evitar erizarse un poco ante ese recuerdo tan molesto.

Rafael desvió la mirada por unos segundos ante esa información y prefirió escudarse en su refresco, algo dentro de él se quebró ni sabía el motivo de sentirse mal. Guillermo pasaba por lo mismo, es como si alguna ilusión se quebrara en mil pedazos; de una extraña forma ambos podían jurar sentirse usados.

En realidad, ninguno podía describir la decepción y tristeza que ambos sentían.

— Su esposo... es igual, bien coqueto y con una lista larga de pretendientes. Según mi esposo que Messi anda con dos más, un tal Beckham y Rodrigo, sepa la madre de quienes son ¿No les han tirado los perros, weyes? Feos no son —

— Nah, la verdad es que han sido buen pedo... pero nada de lo que dices, ni ojitos — respondió Ochoa, su madre le había enseñado que un verdadero caballero no tiene memoria.

¿Por qué me pone mal saber eso? Un pensamiento que compartían Guillermo y Rafael.

Messi solo observaba como Javier hablaba con Guillermo y Rafael sintiéndose de alguna extraña forma con pánico ni hablar de Scaloni que ansiaba acercarse a ese trío, pero su padre no lo soltaba.

Lionel Messi juraba mirar decepción en los ojos de Guillermo.

Scaloni tenía un extraño presentimiento.

Y tanto Rafael y Guillermo miles de ideas rondando por sus mentes.

Ambos argentinos se preguntaban si Javier les habría contado acerca de sus aventuras o travesuras.

— ¿Hijo? ¿Qué miras tanto? — preguntó la madre de Lionel, Doña Celia ansiaba tanto tocar el tema principal de la noche. ¿Cómo es que podía iniciar?

— Eh, sí má. Todo bien — respondió Lionel con una débil sonrisa.

— Hemos estado hablando con tu suegro y hemos decidido que ya es hora — explicó Celia emocionada.

En ese momento Diego Maradona se acercó al matrimonio — Vos sabes que necesitamos de un nieto ¿Cuándo será el momento? — dijo el argentino mayor causando un gran terror en Messi, Scaloni desvió la mirada ante ese comentario — Han estado casados por cinco años, ya han vivido su vida. Es hora de tener un pibecito corriendo en nuestra casa o más de uno... —

El resto de la noche fue tan silenciosa para aquel matrimonio ni siquiera disfrutaron de ese asado que habían ordenado preparar ante la pereza de ser anfitriones en una fiesta que no deseaban. Maradona y Jorge Messi observaban a ese trío mexicano con curiosidad, riéndose por cosas que no lo lograban escuchar e inclusive Cristiano no se despegaba de ellos ¿Quiénes eran esos dos chicos? Jorge entrecerró los ojos al notar como su retoño se acercaba con algunos platillos para ellos, notando la emoción en interactuar con ellos.

Al parecer tendrían que investigar a esos chicos.

Pequeños cortos Mechoa y demás shipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora