Dos caras

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Parte 1

Guillermo Ochoa es un alfa mexicano dominante y no miraba con buenos ojos la pareja actual de su padre omega. No tenía mucho tiempo que Carles Puyol había fallecido por una enfermedad, dos años y medio desde su partida, no podía evitar soltar algunas lágrimas al recordar todos esos momentos especiales.

Apenas tenía 14 años cuando se fue de su vida.

Ahora cumpliría casi 17 años y tenía que soportar a ese extraño de origen argentino. Y lo peor de todo, es que ahora menos tendría la atención de su papá Rafael volviendo más tensa la relación padre e hijo.

— Guillermo... Ven, quiero presentarte a... — comentaba Rafael.

— No me interesa con quién te acuestas, me iré a las canchas — interrumpió de mala manera Ochoa e ignorando las ordenes de su padre y la mirada de ese extraño.

Rafael solo miraba la espalda de su hijo desaparecer y cubrió su rostro con ambas manos como señal de frustración, Lionel Scaloni lo iba envolviendo en busca de calmarlo con su aroma vino tinto, admite estar sorprendido ante ese fuerte carácter en el menor, pero prefirió no tocar el tema — No te preocupes, dale tiempo. ¿Sí? — expresó el argentino con una pequeña sonrisa y le robo un besito al mexicano provocándole una gran carcajada.

Ochoa esperaba que fuera una relación fugaz, de esas que solo sirven para llenar el vacío, pero estar en la misma mesa con su padre y Scaloni con la noticia sobre un futuro hermanito le hizo sentir una fuerte punzada dentro suyo, se levantó con el ceño fruncido — Fantástico, simplemente fantástico. Otro a quién soportar, al menos este tendrá tu atención — expresó con enojo en su voz.

— Guillermo... por favor, hablemos ¿Sí? — pidió Rafael, pero solo observaba como Ochoa se retiraba del comedor ignorando a ambos adultos.

Scaloni solo era espectador de esa escena y es que a lo largo de este tiempo había tratado de conectar con el joven adolescente pero sus barreras, eran muy altas. No había nada que ayudara y simplemente terminaban peleando donde alteraban a Rafael o le causaban una crisis nerviosa ante la dominancia de ambos alfas; Rafael desde la muerte de Carles, había tenido dificultades con su propio hijo, su rebeldía era su mayor dolencia y a pesar de querer estar a su lado como deseara tenía que mantenerse en dos empleos para subsistir.

Rafael no espero más y cansado de esa actitud decidió ir hasta la habitación de su hijo, pero empezó a maldecir al notar que había asegurado la puerta, Guillermo no dudó en encender su estero y poner su música a todo volumen para ignorar los regaños de su padre. Scaloni tuvo la idea de rebajar el dinero que le brindaba a Ochoa, por un momento creyó tener victoria y ver una nueva actitud, pero no contó en algo, un Guillermo buscando un empleo en su tiempo libre en un cafetería.

— Bueno, al menos se que no quiere mi dinero. — susurró Scaloni mientras ambos adultos observaban como Guillermo preparaba dos café manteniendo una pequeña sonrisa.

— Y es igual de coqueto que su difunto padre, Dios, ya vi venir mi otro dolor de cabeza — comentó con temor Rafael provocando una leve risa en su novio.

Los meses fueron transcurriendo y al fin había llegado al mundo Santiago, el pequeño hermano de Guillermo quién no acudió al día de parto ni siquiera se asomó a la casa en varios días preocupando a su padre. Scaloni con un gran preocupación se tuvo que ir a un largo viaje de negocios a Argentina, siempre estaba al pendiente de su pareja e hijo preguntando siempre por Guillermo.

R.M: Si, llegó dos días después de tu viaje. No quise ni preguntar donde estaba, Andrés me confesó que encontró a Guillermo bebiendo y pasando la noche con betas.

Pequeños cortos Mechoa y demás shipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora