Amor en el gimnasio

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Siempre ha odiado realizar ejercicio y nada ni nadie cambiaría eso de él, simplemente acudía para evitar seguir en seguimiento por sus gorditos junto con su presión alta. Si, a sus 25 años Guillermo Ochoa ya estaba a dos pasos de ver a Diosito gracias a la genética de sus padres, pero no se quejaba y con tal de no ir los fines de semana a esos voluntariados aburridos tuvo un dialogo con el médico de la empresa — ¡Vamos Doctor! Le prometo que empezaré ir al gimnasio, pero no haga venir los sábados — dijo entre ruegos Guillermo.

— Bien cabrón, pero cada mes vendrás a una revisión ¿Quedó claro? — ordenó Javier Hernández y dejó ir a su amigo.

Después de un correo al jefe de Guillermo y dos días después le llegó la cita mensual de su revisión de salud.

— Ni pedo — expresó con una leve mueca.

Fue así como en contra su voluntad se levantó de su cama y después de un baño decidió ir al gimnasio nuevo, al menos eso agradecía — ir caminando, es buen cardio — expresó para sí mismo, aunque al entrar y notar que todo estaba vació le hizo sonrojarse un poco.

Tal vez se había excedido con la hora

— ¡Hola, bienvenido! — expresó con una gran sonrisa aquel chico de cabellos rubios, Guillermo quedó estático al ver a ese bonito joven y sonrió de forma tímida — ¿Es la primera vez que vienes? Mi nombre es Manuel Neuer y necesitó que realices este formulario para brindarte tu código de acceso — explicó el rubio.

Guillermo solo sostuvo la pluma y empezó a rellenar todo con nerviosismo, una vez que terminó Manuel lo llevó hasta la caminadora explicándole la rutina que harían ambos — Yo te estaré ayudando estos días, así que cuando termines avísame y vendré. — y Guillermo quedó flechado por ese chico, empezó a entrenar más motivado.

Tener la atención de ese bonito rubio le hacía sentir especial sobre todo cuando otros chicos buscaban la atención del entrenador, siempre solía mostrar los ejercicios y dejarlos a un lado con tal de estar con Guillermo donde ambos empezaron a entablar una amistad hasta que un día, llegó Thomas Müller y acaparó toda la atención de Neuer. El mexicano solo hizo un leve puchero al notar como Manuel lo empezaba a evitar sin ninguna razón, se preguntó si habría hecho algo malo y no se percató de ello.

— Hey Mani ¿Qué tal? — se había acercado cuando notó que Thomas no había llegado, pero recibir un saludo vacío y como Manuel prefirió alejarse abruptamente le provocó un gran disgusto así que soltó un largo suspiro y decidió irse a otro lugar del gimnasio para empezar a entrenar por su cuenta.

Y después de ese momento incomodo, dos semanas después se enteró que estaba en una relación con ese chico.

¿Qué le costaba solo decirme que ya tenía novio?

¡No costaba nada!

Pudo decirme: ¡Hey! Tengo un chico toxico, no le gusta que hable contigo

Fin

Neta que se vaya a la verga

Sus pensamientos lo traicionaban algunos momentos del día y es que, a pesar de todo, creyó haber hecho una amistad, era cómodo entrenar con alguien y ahora estaba solo guiándose de varios tutoriales en YouTube hasta que hartó de no ver los resultados así que decidió tener su propio coach.

Y fue así como conoció a Karla Mora, una chica amable que siempre le ayudaba con las posturas cuando tenía que trabajar con las mancuernas o con algun tipo de peso. Entre platica se enteró que era una entrenadora — Te haré un descuento solo porque me gustan tus chinos, Memito. — respondió y aceptó divertida, al final, se había enterado por rumores que su amistad con el rubio se fracturó sin motivo alguno.

Pequeños cortos Mechoa y demás shipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora