Juego de inhumanos

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La noche era oscura en algún pequeño pueblo de México. Un denso silencio sepultaba las calles solitarias, roto solo por el pasar de las llantas sobre el asfalto. México no pasaba por un gran momento en la década de los 00's y se enfrentaba en una guerra contra Argentina por la conquista crucial del suelo mexicano. Guillermo Ochoa, es un alfa y joven esclavo con 18 años que servía para una familia militar muy importante, conquistaron varios estados del sur.

Desde Yucatán hasta parte de Ciudad de México.

Lionel Messi era el hijo único del comandante argentino Lionel Scaloni y a pesar de su edad mostraba gran inteligencia, no dudaba en hacer sucumbir los pueblos que se mostraban renuentes en obedecerlos. A su edad de 25 años no le interesaba formar una familia ni muchos menos tener hijos, un omega tan poderoso como él no sucumbiría a algo tan banal.

Scaloni claramente estaba en desacuerdo en tal decisión, pero no obligaría a su hijo a un matrimonio sin sentido, sobre todo al creer que no habría nadie a la altura de su sangre y apellido — Guillermo ¿Ya está la comida? — preguntó el comandante mientras leía los diarios mexicanos, enterándose de como anoche en varios puntos del país los guerrilleros habían destruido sus pequeñas fortalezas, saqueado los alimentos, así como la muerte de varios soldados y bloqueo de varias carreteras.

Desde el inicio de la guerra, Ochoa sentía un aura extraña rodear a esos dos argentinos que servía. No eran simples humanos y en más de una ocasión había escuchado sus rugidos en plena luna llena, omegas puros a su esplendor siendo uno de los motivos para jamás desear traicionarlos.

— Sí señor, he preparado el platillo favorito de su hijo como ordeno. — respondió Ochoa sin dejar de observar el suelo, como si fuera la cosa más interesante y tragó saliva cuando sintió la cercanía del omega — ¿Desea algo más? — preguntó temeroso.

— No, es todo. Por favor, usa los supresores nuevos... los he dejado en tus aposentos. Puedo oler tu celo aproximarse — ordenó Scaloni.

— Claro, iré enseguida. — respondió y salió disparado del comedor con el corazón agitado, sí, Ochoa le tenía miedo a ese hombre junto a su hijo y cada luna llena se escondía en el rincón de su pequeña habitación al escuchar esos fuertes gruñidos.

Messi solo observaba con desdén a ese esclavo mexicano sin entender como su padre podría ser tan amable con él, en más de una ocasión trató de venderlo a su amigo Sergio Agüero quién entrenaba a alfas esclavizados para usarlos como conejillos de india. Scaloni prohibió su deseo llegando al punto de amenazar a su propia sangre al exilio si llegaba desobedecer sus ordenes — Está lista tu comida, cariño. Milanesas napolitanas — comentó el omega de la casa.

— Bien, muero de hambre y ese esclavo tuyo ha sido el único que prepararlas justamente como mi querida abuela —

— Tiene nombre Lionel, será un alfa de baja categoría, pero merece respeto. No seas como tu padre David ¿Quedó claro? —

Lionel bufó ante ese comentario y prefirió comer en silencio, Guillermo agradeció tener su tarde libre para terminar de leer sus libros. Miraba por la ventana como esa pequeña reunión nocturna en el jardín el joven Lionel sonreía cuando estaba con su gente y no podía evitar un gruñido silencioso cuando mal hablaban de su gente; México sufrió una gran traición en el 1994 por parte del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, siguió fielmente las recomendaciones de su mano derecha Gerardo Martino permitiendo el ingreso de la milicia argentina. El presidente mexicano salió huyendo del país con sus bolsillos llenos, Gerardo quedó al mando del país al no tener candidatos viables y ningún país se atrevía a unirse a defender el suelo mexicano.

México perdió varios estados del sur. Pero lo peor no fue la derrota. Los días posteriores fueron un caos, los argentinos buscaba someter a la gente obligándolos a seguir sus normas y en un mundo donde la pureza reinaba, no hubo más opción de ceder para seguir con vida. Los estado del centro y norte del país habían podido defenderse por varios años, pero sus soldados empezaban a ser menos en cada estallido de guerra.

Pequeños cortos Mechoa y demás shipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora