¿Qué es lo que necesito cambiar para que me ames?

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Antonella solo observaba a su amigo tumbado en la cama con mucho helado de chocolate, algunos estabas vacíos y bueno, su rostro estaba hecho un desastre ni siquiera se dignaba en responder su celular que no dejaba de sonar. La fémina soltó un largo suspiro, con una voz suave trató de animarlo a salir, pero fue imposible ni siquiera Sergio pudo alegrarlo — Déjenme en mi miseria — expresó Lionel sin mucho ánimo.

Del otro lado de la ciudad Guillermo estaba bocabajo en el sofá con un Harry sobre su espalda ronroneando — Harry bájate... quiero ir al baño — ordenó sin ánimo el mexicano, pero su cerebro hizo un clic y tuvo que llamar a Rafael para cargar a su felino, olvidaba su pata fracturada.

Días largos, días cortos ¿Qué mes era? La pregunta de ambos personajes al estar tanto tiempo en sus habitaciones llorando, Guillermo fue obligando por Carles regresar a su vida rutinaria y Pablo no dudó en ir a buscar a su pequeño para jalarlo de la oreja hasta le baño para ducharse. Ochoa no tuvo más opción que regresar a trabajar y jamás imaginó disfrutar de esas fiestas en Barcelona; eran divertidas donde inclusive hizo un nuevo amigo extranjero llamado Robert Lewandowski — Lindos rizos ¿Son naturales? — preguntó curioso el polaco.

— Si, naturales güerito — respondió con una leve sonrisa.

Lionel por otro lado solo escuchaba a David hablar de las nuevas propuestas, así como el resultado del mes. El británico desde hace algun tiempo se enteró de forma fortuita de la relación de Lionel, aunque jamás imaginó que fuera un simple mesero y tener la oportunidad para marcar territorio le había salido más que perfecta. En estos momentos solo esperaba un momento especial para convertirse en ese hombro donde Lionel pudiera llorar — ¿David? ¿Todo bien? — preguntó Messi un poco preocupado al notar su mirada perdida.

— Todo genial, solo pensaba que cenar hoy. —

— Podemos ir a cenar, no tengo nada que hacer después de la junta —

— ¿Enserio? Muchas gracias, Lio —

Y Beckham no podía creer su suerte.

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En Barcelona Guillermo miraba el cielo nocturno desde su habitación de hotel, escuchaba el desastre de Harry correr por todos lados persiguiendo su propia sombra. Soltó un largo suspiro cuando la alarma de su celular empezó a sonar, señal de empezar alistarse — Bendito Dios que es la última noche de trabajo. Carles prometió darme vacaciones y llevarnos a conocer Italia — le comentó a Harry que solo se estiraba y empezó a vestirse.

Para esta ocasión los anfitriones habían solicitado que los uniformes sean de un color combinado, camisa negra de mangas largas con un corbatín rojo, pantalón oscuro recto liso y medio mandil del mismo color de la corbata con dos bolsas frontales, cinturón con detalle de moño rojizo. Guillermo se fue acomodando el cabello en forma de chongo, sus rizos con ese peinado le brindaban una sensación más seria. Al llegar pudo sentir que hoy sería el día en el que los invitados se iban a lanzar contra él ¿Por qué? Algunos no tenían las mejores actitudes e inclusive algunas chicas le iban coqueteando con descaro, fue cortés en todo momento y prefirió servirles a los invitados que recién llegaban.

Lionel sonreía un poco incomodo cuando David sostuvo su mano para besarla y el mesero prefirió retirarse, si, debió prever que pasaría esto, pero se ganó este momento por ser amable — Estoy interesado en ti — expresó de la nada el británico sorprendiendo al argentino quién desvió la mirada, claro que iba a rechazar esa oferta.

Carles solo maldecía al ver la cara de terror en Ochoa, quién le suplicaba con la mirada sacarlo de ese momento tan extraño. Una de las chicas no dejaba de abrazarlo e inclusive lo beso en los labios, claramente la chica estaba en estado de ebriedad y el padre de la joven tuvo que apartarla, al estar en una importante fiesta de cumpleaños donde algunos invitados eran modelos famosos, influencer y demás no dudarían en tomar una foto para divulgarla por todos los medios sociales hasta llegar a Lionel Messi quién sintió una fuerte punzada en su pecho al ver a Guillermo en brazos de una chica — ¿No eres gay? ¡Boludo! — gritó en el baño del restaurante mientras lloraba, importándole si alguien lo escuchaba, en un arranque de celos correspondió ese beso de David Beckham.

Pequeños cortos Mechoa y demás shipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora