Cazando un conejito

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#mechoa #AU

PARTE 1/???

Lionel Messi se preguntaba a diario el motivo de su soledad. Miraba con recelo como todos podían conectarse, fiestas donde no era invitado e inclusive en una ocasión creyó tener un amigo aunque descubrir que todo fue una horrible apuesta hizo cerrarse por completo del mundo; caminaba por las calles con la cabeza cabizbaja e imaginándose estar en el cine con algún amigo o en el parque platicando de fútbol.

Negro atardecer, terquedad asocial

Llegar a casa y mentirle a sus padres acerca de su día, era lo más difícil del día; sus padres solo soltaban un largo suspiro al escuchar nuevamente esas mentiras blancas de su cachorro.

Se preguntaban el motivo de no tener su confianza... y la respuesta era que el menor sentía vergüenza, baja autoestima.

Nada que una excusa donde tenía mucha tarea no arreglara aunque su parte favorita de todo el caos que vivía era masturbarse pensando en él.

Jamás se perdía un partido de la universidad, mirándolo detrás de las gradas sonriente al mismo tiempo que sus mejillas se tornaban color carmesí; sus rizos era lo que más le encantaba de Guillermo Ochoa y cuando se sentaba detrás de él en las clases imaginaba enredar sus dedos en sus cabellos.

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Se había enterado hace algunos días acerca del cumpleaños de Guillermo y decidió prepararle algunas galletas para obsequiarle, no podía darle algo lujoso como deseaba ante la situación financiera que cruzaban sus padres; practicó frente el espejo como iba abordar al mexicano, llegó sonriente al colegio y todo su esfuerzo se fue al caño al notar como se le acercaban todos con grandes regalos, esos omegas coqueteaban sin descaro con el rizado.

Bajo la mirada al suelo y prefirió irse al salón de clases mientras se colocaba sus audífonos, sus manos temblaron de tan solo imaginar algún tipo de acercamiento con Guillermo; terminó en el baño con un ataque de ansiedad, vomitando su desayuno ante todas situaciones negativas que llegaban a su mente.

Siento rechazado por Guillermo

Burlándose de su regalo tan corriente

Siendo el hazme reír de todo el colegio por creer tener algún tipo de interacción con Guillermo.

Justamente ese día olvidó que su casillero estaba a tan solo algunos metros de distancia del de Guillermo, su corazón latió con fervor al tenerlo cerca y sentir su aroma fresco le hizo tragar saliva; lo admite, sintió culpa por todas esas noches donde se masturbaba pensando en Ochoa.

Se quedó mirando esa caja de galletas y el valor regresó a su cuerpo.

— Gui...lle... — dijo en un susurro el argentino.

Guillermo se quedó pensativo unos segundos e iba a voltearse para mirar a Lionel, pero su mejor amigo lo interrumpió abruptamente — Memo ¿Por qué tardas tanto? Ya tengo hambre — expresó Guardado y alzó ambas cejas al notar como Lionel los miraba con curiosidad — ¿Qué tanto miras? Bicho raro — dijo con enojo.

— ¡Guardado! — gritó Ochoa con el ceño fruncido y alejándose de su amigo.

Messi desvió la mirada al sentir la agresividad de Andrés Guardado y cerró su casillero para poder irse rápidamente. Le dio play a su música y caminó hasta la salida, tanto tiempo siendo el objeto de burla lo había acostumbrado a no sentirse mal por ese trato.

O al menos eso se decía así mismo.

Un suave tirón en su brazo le hizo detenerse y voltear su cabeza para encontrarse a Guillermo sonriente, abrió un poco los labios ante esa sorpresa  — Manda a la verga al Guardado, es de esos que se llevan y no se aguantan — expresó un poco enojado, pero el tono de voz se transformó a una suave al sentir el aroma dulce de Lionel Messi — Escuché como me llamaste... — dijo mientras soltaba lentamente al argentino.

— Yo... cumpleaños.... Feliz — dijo nervioso y sintiendo su omega chillando de alegría, ni siquiera se percató de que sus orejas de conejo salieron a relucir abruptamente causando ternura en el rizado.

Guillermo ladeó su cabeza sonriente y tampoco se percató de que su cola de León empezó a moverse de un lado a otro, el felino interior rugía de alegría ante tanta ternura — Gracias.... — se limitó a responder al notar como Lionel luchaban con su propia mochila al tratar de sacar una extraña caja, alzó ambas cejas cuando se la entregó.

— Son... galletas... espero te gusten — comentó Messi y ser abrazado con fuerza por ese León de grandes rizos lo hizo desmayar.

Guillermo tuvo que llevarlo a casa donde fue regañado por sus padres ante la imprudencia de marcarlo con su olor y dejarlo inconsciente, tuvieron que esperar algunas horas hasta que por fin el argentino despertó — ¡Lo siento mucho! ¡Pudiste dejarme en la enfermería, Guille! — dijo a modo de disculpas.

— Owww, conejito. Jamás lo hubiera permitido — respondió Ochoa mientras se rascaba la cabeza apenado por su falta de autocontrol. La realidad era que desde hace algún tiempo había puesto sus ojos en ese dulce omega e imaginaba miles de escenarios donde tenían citas ni siquiera se contuvo de cazar a todos sus bullies torturándolos al enterarse de todas las burlas o golpes que le brindaban por diversión.

Lionel abrazaba con fuerza esa almohada al ver a los padres imponentes de Guillermo, le hizo tragar saliva — Un placer, mi nombre es Rafael y él es mi esposo Carles. ¡Encantado de conocerte! Ya estará lista la comida ¿comes carne? — preguntó el omega, soltando un chillado de alegría ante la respuesta positiva — Que bueno, comerás tacos de pastor y tenía pereza de preparar algo vegetariano — explicó antes de irse a la cocina.

Guillermo Ochoa era hijo de Rafael, un omega nacido en una manada de lobos y de Carles Puyol, un alfa nacido en una manada de felinos.

Ambos dominantes y Rafael solo era sumiso con su esposo, Carles amaba mimarlo y cumplir todos sus caprichos; enterarse que su cachorro estaba enamorado de un conejo les hizo sentirse tan extraños, pero esa escena de su hijo con el pequeño omega les pareció adorable.

Ya deseaban ser el cortejo de su hijo.

Pablo Aimar tragó saliva al ser recibido por aquel matrimonio dominante y se limitó a sonreír de forma amable. Lionel Scaloni maldijo al notar como su cachorro era cortejado por el hijo de su ex pareja — Oh Loni, fuimos pareja de tres meses en la preparatoria. Si te soy sincero, ni siquiera debemos contarlo como relación jajaja — dijo entre risas Rafael y Carles ni siquiera se inmutó ante ello.

Aimar hizo un puchero al no tener ese chisme completo y claro que Rafael se lo explicó a detalle, el chisme se tenía que compartir si o si.

Celebrando un cumpleaños con su futuro omega, fue el mejor regalo para Guillermo Ochoa.

Pequeños cortos Mechoa y demás shipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora