Defecto perfecto

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— Lo siento mucho, Memo. Jamás quise.... — Manuel Neuer desvió la mirada al ver los ojos llenos de lágrimas en Guillermo, introdujo sus manos en sus bolsillos tratando de mitigar la incomodidad que sentía — Es verdad lo que has escuchado... solo fue una apuesta y creo que es mejor terminar... yo...no... te amo ni nada... se salió de control y no quise provocarte, no creí llegar tan lejos contigo. — ni siquiera terminó sus palabras y prefirió salir huyendo de ahí, ya suficiente culpa cargaba esos días.

Y Guillermo no fue al colegio por varios días, preguntándose que es lo hacía mal — Me cansé, Leo. Ya no quiero saber nada del amor, no estoy destinado en ser feliz en el amor... estaré bien. — susurró a su mejor amigo antes de caer dormido.

Ser un omega actualmente era algo difícil y sobre todo cuando era uno defectuoso, escuchar a diario que no cumplía con los estándares esperados era muy abrumador, para Guillermo Ochoa. Todos en el colegio se preguntaban cómo es que Guillermo y Lionel eran los mejores amigos; el argentino era uno de los omegas más deseados de la universidad, el mejor en el fútbol y con una personalidad amable.

El omega perfecto para cualquier alfa.

Aunque Lionel Messi desde una noche especial con Guillermo había decidido tomar otro rumbo en su vida, siempre supo de su belleza y dejaba desfilar a varios hombres que le pareciera atractivo sin medir las consecuencias; De fiesta en fiesta cada fin de semana y bebiendo del mejor alcohol en compañía del hombre en turno que cumpliera sus caprichos juntos con sus antojos.

Guillermo Ochoa era el confidente de Lionel Messi y adoraba tenerlo a su lado escuchándolo sin desear estar entre sus piernas e inclusive consintiendo al mexicano, aunque terminara regañándolo — Chaparrito, ya te dije que no tienes que darme regalos caros. — expresó Ochoa sin dejar de mirar aquel reloj de cierta marca cara y especial, no dudó en devolverle el regalo, pero nuevamente fue ignorado por su amigo.

— Sí, sí. Pero es tu cumpleaños Guille, además me has dicho que rechazar las cosas que te obsequian es de muy mala educación — respondió divertido el argentino y Ochoa no tuvo más remedio que aceptar ante sus propias palabras.

El mexicano simplemente soltó un largo suspiro y negó con la cabeza sin rechistar, sonrió divertido para luego abrazar a su mejor amigo con fuerza. Jamás se lo decía en voz alta, pero estaba feliz de tenerlo a su lado sobre todo en los momentos más tensos de su vida; ser rechazado por su padre Carles ante el defecto con el nació y ver a su padre Rafael morir de tristeza cuando era pequeño fue un momento doloroso que lo llevó a momentos oscuros de su vida.

Depender de algunas drogas para olvidar las frías palabras de su abuelo.

Las últimas palabras de su padre Rafael rogándole no odiar a su padre.

Vivir en rechazo constante por no tener un aroma propio o un ciclo de celo normal. Y desconocer su propia biología lo hacía perfecto para ser la burla en toda la universidad.

Dos perfectos desadaptados siendo mejores amigos.

Que par de frikis tan hermosos.

— Por cierto, mis padres te esperan para cenar. — Lionel interrumpió los pensamientos de su amigo y disfrutó ver esa felicidad en los ojos del mexicanos, como su sonrisa iba incrementando ni hablar de esas mejillas sonrojadas al sentirse un poco nervioso.

— Iré al departamento a cambiarme ¿Me acompañas? — preguntó Ochoa y claro que Lionel Messi aceptó acompañarlo.

Todo este tiempo Guillermo buscaba ayuda para salir huyendo a cualquier dirección que le brindará algún tipo de escape a su dolorosa realidad y buscaba un lugar donde pudiera quedarse. Conocer a Lionel Messi y que lo ayudará a enfrentarse a su nueva realidad por más doloroso que sea, le hizo volver disfrutar la vida y aun recuerda las palabras de Messi cuando se conocieron.

Pequeños cortos Mechoa y demás shipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora