De clases diferentes

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#Mechoa #AU

Lionel Messi estaba más que emocionado y feliz, conoció a un alfa llamado Guillermo Ochoa; al principio lo aborreció al reconocer su clase social y lo evitó por completo en la universidad. Aunque conocer ese lado perseverante del mexicano le hizo latir caer ante esos rizos.

Había olvidado como era sentirse cortejado de una forma dulce y especial, el olor de Ochoa le recordaba a los helados de menta. Tan frescos y especiales — ¿Quieres... quieres que te vaya a visitar? Puedo... llevar comida, pulga — Guillermo estaba nervioso ante su primera cita con ese bonito omega.

Guillermo Ochoa un estudiante de intercambio mexicano, la gran mayoría ubicaba su apellido. Hijo único del matrimonio entre Rafael Márquez, un gran empresario con una poderosa asociación con su esposo Carles Puyol; formaba parte de la élite de la universidad del Rosario y parecía divertirse a lo grande hasta que ese chaparrito se cruzó en su vida. En pocas palabras era hijito de papi y fresón, aunque de buen corazón.

Lionel Messi era todo lo contrario y estaba por una beca completa, se creció en el barrio. Su padre omega Lionel Scaloni era vendedor de comida y su padre Pablo Aimar, un maestro en un escuela primaria; careció de muchas cosas pero jamás del amor de sus padres ni hermanos, odiaba ver a los ricos aprovecharse de la gente con más necesidad y fue el origen de su odio a Guillermo al principio.

Pero...

Le causaba ternura cuando llegaba con dos cafés y lo dejaba en su silla.

Se sonrojaba cuando Guillermo lo defendía de otros alfas que se burlaban de su estatura y aunque tragó saliva al notar que Memo no sabía pelear, recibiendo varios golpes en su rostro; ese día le regaló un besito en la frente, Memo lo trato de defender y jamás en su vida había estado en una pelea callejera.

Fue imposible no caer ante esos ojitos color miel, admite que le encantaba ser recibido en la entrada de la universidad con una flor y un beso en la mejilla por parte de Guillermo.

— Me parece perfecto, Guille — respondió Lionel.

Viernes social y Lionel acepto tener una cita bajo sus condiciones, prefería estar en casa viendo película o algo, fue así que Guillermo aceptó llevarlo hasta su casa, aunque por dentro estaba emocionado de conocer a sus FUTUROS SUEGROS.

Claro que ninguno de los dos esperaba ver a un sujeto con una navaja, tratando de llevarse la motocicleta de Guillermo — ¡No mames, se están robando mi moto! — expresó asustado Ochoa.

— No te preocupes cariño, yo lo soluciono. No hay que llamar a la policía — expresó Messi con tranquilidad mientras se alejaba del mexicano, de sus bolsillos mostró una arma de fuego y Ochoa se quedó perplejo al mirar una tan cerca por primera vez; Lionel no dudó en apuntar al ladrón quien se quedó pálido y alzó las manos por inercia — Mira boludo, no vas arruinar mis planes de hoy. ¡Al fin tendré una cita digna con un guapo y amable alfa! — le gritó enojado.

"Owwww" pensó Guillermo que no pudo evitar llevar sus manos a su rostro por la emoción.

— ¡Me costó mucho pagar la renta junto con la luz y el internet! Veré muchas películas con mi alfa y nada ni nadie me arruinará MI DÍA ¿quedó claro? —

Y el ladrón no dijo ni respondió por miedo de ser atacado por ese omega dominante, iba a salir corriendo pero un jadeo por parte de Guillermo provocó que Messi sostuviera con fuerza al desconocido — ¡Me encantaaaaaaaa ese anilloooooooo! Tiene forma de águila — dijo sin pensar mientras se acercaba a los dos.

— ¿Te gusta Guille? — pregunto con una gran sonrisa Messi y escuchar la respuesta positiva, volvió apuntarle al ladrón — Quiero tu cartera y ese anillo, boludo —

El ladrón le entregó ambas cosas para salir corriendo, Guillermo observaba como su mano cambiaba ante ese anillo y se inclinó para besar la frente del omega que soltaba su aroma dulce de coco, señal de alegría al complacer y proteger a su FUTURO ALFA.

Sergio Agüero y Julián Álvarez miraban toda esa escena algo divertidos — ¿No deberíamos decirle a Leo, que asaltó a nuestro propio primo? — preguntó Álvarez.

— Nah, déjalo así pibe. Quiero saber cómo terminará la cena familiar del sábado — respondió Agüero y ambos prefirieron irse a sus casas.

Los tórtolos frotaban su nariz por una última y terminaron viendo películas toda la tarde, Lionel Messi se alegró cuando la lluvia cayó con fuerza así que Ochoa se quedó a dormir abrazadito de su pulga, pero sintiendo la mirada asesina de sus FUTUROS SUEGROS.

Oh, si. Y termino siendo invitado a la cena familiar del sábado.

Que suerte tenía Sergio Agüero.

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