A la mañana siguiente Martina se despertó temprano y mandó un mensaje al grupo que tenían las tres al salir de casa : "me voy ya al trabajo, vuelvo a la hora de comer, más os vale cocinar algo rico".
Eran las 12 y media cuando Violeta abrió por primera vez los ojos y miró el reloj, era tardísimo y le dolía muchísimo la cabeza. Lo primero que hizo fue contestar a Martina por el grupo: "estamos pal arrastre no prometo nada, haremos lo que podamos, pasa buen día". Instantáneamente después se incorporó lentamente para no marearse y se acercó a la cocina a por un paracetamol y un vaso de agua, creía que la cabeza le iba a explotar. Le cogió lo mismo a la inglesa y se dirigió a su habitación, no llamó a la puerta porque estaba casi segura de que no estaría despierta, así que entró sin avisar. Le dejó la pastilla y el agua en el escritorio y se sentó en el puff apoyando la cabeza contra la pared. En seguida se fijó en que Chiara ni siquiera se había cambiado desde a noche, ella por lo menos hizo el intento de desmaquillarse y ponerse los pantalones de pijama, se quedó solamente con la sudadera de la pequeña.
Un rato después, cuando Violeta abrió un poco las persianas porque ya se aburría y el puff se le había vuelto incómodo, Chiara por fin abrió los ojos. - ¿Que haces aquí? ¿Que hora es? - dijo distinguiendo con dificultad a Violeta sentada en su habitación con los ojos aún entrecerrados.- Buenos días a ti también. Es casi la una y hay que hacer la comida, que viene Marts a comer.
- Madre mía, vaya nochecita - contestó la pequeña aún en su mundo
- Y tanto que si, hazme hueco anda que me he cansado de estar ahí sentada - dijo la reportera inclinándose sobre la cama. - Y tómate el paracetamol que te he dejado en la mesilla anda.
- Gracias bombón - dijo apartándose hacia la pared para dejarle hueco a la mayor. Se tomó la pastilla y se tumbó junto a ella. - Al final has tardado menos de lo que pensaba en meterte en mi cama, no he necesitado demasiada suerte. - dijo en tono de vacile haciendo referencia a la última conversación que habían tenido la noche anterior. Parecía que el dolor de cabeza no le dejaba pensar con claridad las cosas antes de decirlas.
- Mira que eres inútil - contestó riéndose e incorporándose para irse, solamente por mantener su orgullo.
La menorquina la agarró de la sudadera impidiendo que se levantara y haciendo que se girara a mirarla. - Me gusta tu sudadera, ¿de donde es? - dijo mirándola de arriba a abajo.
- No sé, me la dió un día una guiri enana y me la quedé, desde entonces no se la he devuelto, ni idea de donde es. - dijo mientras sonreía con tono de burla.
- Si quieres que eso pase túmbate otra vez, paso de levantarme aún - y la granadina se tumbó de nuevo, no tenía las fuerzas para llevarle la contraria, ni para levantarse.
El móvil de Chiara empezó a sonar y Violeta alargó la mano para cogerlo. - dámelo, ¿Quien es? - le dijo la inglesa impaciente.Violeta vió que era Ruslana por videollamada de nuevo y aunque no tenía ninguna fuerza, le apeteció hacer algo. - Déjame a mi, confías?
- Evidentemente no - dijo, pero sin hacer ningún tipo de esfuerzo por quitarle el móvil. No sabía lo que la mayor quería hacer, ni tenía la cabeza como para imaginárselo, así que simplemente la dejó, esperando no arrepentirse luego.
- Hazte la dormida - Chiara la miró extrañada - va rápido hazme caso, hazlo. - Chiara se giró así hacia la pared y cerró los ojos aunque ya no se le viera.
En ese momento Violeta descolgó el teléfono, tumbada en la cama de Chiara, totalmente despeinada y con su sudadera. - Hola rus! - le dijo Violeta susurrando y saludando con la mano.- Hola Violeta! - respondió la otra pelirroja con una sonrisa, sin ser aún consciente de nada. - Me pasas a Kiki porfa. - Violeta giró el móvil enchufando hacia Chiara que parecía dormida y después lo giró de nuevo hacia ella dejando ver la sudadera, sabía perfectamente lo que hacía.

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Cada vez
FanfictionChiara vive con sus padres y sus hermanos pequeños en Menorca, mientras su hermana mayor Martina hace ya varios años que vive en Madrid. Una vez acabado el instituto, indecisa sobre el rumbo de su futuro, Chiara decide irse un tiempo a Madrid con su...