Viernes

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El viernes había sido tranquilo, por la mañana, cafecito y musiquita al sol. Y habían aprovechado para acompañar a Martina al trabajo y ordenar, comieron juntas y se echaron la siesta como si hubiese sido una mañana agotadora.

Chiara le despertó de la siesta con los acordes de su guitarra, Violeta abrió los ojos y se la encontró tumbada en el suelo, con su guitarra sobre el abdomen, improvisando algunas melodías. Podría estar horas simplemente mirándola hacer música, era fascinante, le encantaba su capacidad para improvisar y le encantaba ella.

La menorquina se dio cuenta de que la estaba mirando e hizo que sus ojos se cruzaran, como si de una casualidad se tratase. Paró de tocar y se quedó mirándola en silencio.

- Nooo, pero no pares - protestó Violeta

Chiara apartó su guitarra y se puso de pie - Si que paro - Se dirigió al sofá a tumbarse con la pelirroja.

- Ah bueno vale, si es para esto vale - le sonrió.

Chiara se acurrucó en el hueco de su cuello y metió las manos por dentro de su camiseta acariciando su abdomen. Violeta no había terminado de desvelarse, pero al notar la respiración agitada de la pequeña en su cuello despertó rápidamente, y su piel se erizó. Era increíble lo que Chiara provocaba en ella.

Al notar como se le erizaba la piel a la reportera no paró, movió la cabeza de tal manera que sus labios húmedos quedaran apoyados, rozando el cuello de Violeta, y las caricias acababan ahora en la goma de su pantalón.

Violeta respiró hondo, consciente de a lo que estaba jugando. Le agarró suavemente de la mandíbula obligándole así a mirarla, pasó su dedo por los labios de la pequeña, de arriba a abajo - Eres consciente de lo que estás haciendo no? - Chiara agarró el pulgar de la mayor sin fuerza entre sus dientes y asintió, mirándole mientras con los ojos brillantes.

Chiara se humedeció entonces los labios de nuevo y empezó a dejar besos cortos en el cuello de Violeta. Esta que sabía lo sensible que era Chiara a cualquier tipo de roce, subió una mano a su cuello dejando múltiples caricias que erizaban la piel de la pequeña, y con la otra mano le agarraba de la cintura, apretándole contra ella.

La posición en la que estaban ya no daba para más, y Chiara decidió tomar el control, sentándose sobre las caderas de la granadina. Violeta la miraba desde abajo, agarró su camiseta y tiró de ella. La mano de Chiara que estaba en su abdomen, subía hacia arriba por su torso, a la vez que ella se inclinaba hacia Violeta, quedando en su cuello. La inglesa le miró a los ojos, luego a los labios, y de nuevo a los ojos, y se lanzó por fin a su boca, un beso largo e intenso, que subió aún más la temperatura. Violeta bajó las manos a sus caderas, haciendo que estas se movieran sobre las suyas.

Y de pronto el teléfono de Violeta comenzó a sonar...

- No me lo puedo creer... - murmuró la granadina

Lo dejaron pasar las dos primeras veces, pero a la tercera ya cogió el teléfono, era Alex.

- Queeeeeeee? - preguntó Violeta claramente molesta

- Interrumpo algo? - preguntó su amigo de broma

- La verdad que si, pero que quieres? - respondió sincera

- Estamos todos abajo de tu casa, bajaos tú y la Kiki a tomar algo hasta que entres a trabajar

- Venga vale, dadnos 15 minutos y bajamos

- Os esperamos o vamos cogiendo mesa?

- Id yendo

- Okey, pues ahora te veo guapa

Cada vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora