Recuerdos

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Como siempre hacían, dejaron pasar un rato antes de irse a dormir, para evitar la resaca del día siguiente. Ya cambiadas y desmaquilladlas se tumbaron juntas en la cama, cada una con su móvil pero sin romper en ningún momento el contacto físico.

Al rato Chiara se cansó de lo que estaba viendo y se giró hacia Violeta para ver que hacia ella, estaba viendo y editando fotos de su galería, le encantaba hacerlo. Justo en ese momento estaba retocando una que se habían hecho uno de sus últimos días juntas en un espejo en el centro de Madrid.

La menorquina la observaba con una sonrisa, bajando intuitivamente la mano hacia su muslo y dejando suaves caricias en el interior de este. Violeta cerró los ojos y respiró hondo, intentando volver a concentrarse en lo que estaba haciendo, pero el alcohol en su organismo y el roce de la mano de Chiara contra su pierna se lo estaban poniendo muy difícil.

- Kiki.... - dijo en un suspiro

- Dime - respondió en el mismo tono haciéndose la loca

- No puedo más - clavo su mirada de deseo en los ojos de la morena

- Pues deja el móvil - respondió quitándoselo de las manos y lanzándose directamente a su cuello

Los besos cada vez iban a más y las dos recorrían con sus manos el cuerpo de la otra a su antojo. Hasta que a Chiara se le ocurrió abrir los ojos, en un amago de coger aire y admirar el cuerpo de la pelirroja, abrió los ojos y en lo primero en lo que se fijó fue en la luz naranja de varias farolas que se colaba por la ventana, la luz estaba borrosa, distorsionada... el alcohol le hacía verla así, al igual que aquella noche.

De pronto los pocos recuerdos que tenía del momento volvieron a apoderarse de ella, la luz borrosa, la impotencia de no tener control sobre si misma, manos ajenas recorriendo su cuerpo, y el alcohol no hacía más que potenciar esa sensación.

Violeta se dio cuenta y paró al instante

- Ey ey Kiki, mírame porfa - dijo agarrando su cara con delicadeza y acariciando sus mejillas

El corazón de la menorquina latía mucho más rápido que de normal, su respiración estaba agitada y las lágrimas le caían descontroladamente - Lo siento, lo siento...

- No me pidas perdón por esto amor - respondió seriamente secándole las lágrimas - Mírame a los ojos y respira hondo conmigo

Y así lo hizo, hasta que consiguió relajarse, y se encerró en los brazos de Violeta. Esos brazos que la protegían de cualquier cosa, en cualquier situación, donde se sentía escuchada y comprendida, donde se sentía a salvo. Pero evitó a toda costa cerrar los ojos, para no volver a recordarlo todo, como le llevaba pasando esos días atrás.

- Va a ser siempre así? - preguntó la pequeña asustada

- Kiki no te martirices - respondió entrelazando sus manos entre sus mechones, porque sabía que eso le relajaba mucho - es súper reciente, es normal, estas cosas no se olvidan de un día para otro. Date tiempo enana

- Pero y tu...? al final te cansarás de esperar - dijo con la voz temblorosa temiendo que eso pasara

- Kiki mírame - insistió - no me voy a cansar, ni de ti, ni de esperar, ni de nada. Te quiero y quiero estar contigo, esto es algo secundario, lo más importante es que estés bien, es lo único que me importa, lo entiendes?

- Te amo - susurró con lágrimas en los ojos y Violeta sonrió y le dio un beso en la frente

- Ahora duérmete Kiki

- Sin ponernos el pijama..?

- Como si fuera un problema para ti dormir desnuda

- Me encanta - afirmó

Cada vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora