Y sin darse cuenta septiembre volvía a llamar a la puerta, dejando de nuevo el verano atrás . Pero esta vez se sentía diferente, había incertidumbre, había miedo, pero también mucha ilusión y emoción por esta nueva etapa que estaba por venir.Violeta y Chiara estaban estiradas en el sofá tras un largo día de mudanzas, la morena había cogido su postura habitual acurrucada en el cuello de la granadina mientras vagaban por su galería echando la vista atrás a esos últimos meses.
Habían pasado mucho tiempo juntas, pero también otros muchos días separadas en los que reinaban las llamadas cargadas de "te echo de menos", "cuando vuelves?" o "pronto nos vemos". Llamadas dignas de dos personas que por fin habían tenido la valentía de decir lo que sentían y de dejar el miedo atrás para poder estar con la persona que quieren.
Chiara había seguido con su música, cantando, tocando y componiendo mucho, el amor le inspiraba aún más que el desamor. Había viajado a la isla para pasar tiempo con su familia, había volado con ellos a Newcastle para reencontrarse con su gente de allí e incluso había sacado tiempo para escaparse unos días con sus mejores amigos, en los que consiguió desconectar un poco de la realidad. Había hecho todo lo necesario para empezar esa nueva etapa con las ganas y fuerzas necesarias, con el corazón lleno y más preparada que nunca.
Violeta por su parte se había movido algo menos, pasó la mayoría del tiempo en Motril, con su familia y sus amigos, un verano como los de siempre, de esos que a ella tanto le gustaban, en casita. Bajaba a la playa por la mañana con su hermana y sus primos y luego iban a comer todos juntos a casa de su abuela, por la tarde jugaban todos a las cartas o a cualquier juego que hubiera por allí y cuando se acercaba la noche solía marchar a casa de Denna o de Víctor, para prepararse allí y disfrutar de la noche granadina con sus amigos, no podía pedir más.
Pero ese verano no hubiera sido tan increíble sin sus entrañables escapadas juntas. No tenían todo el dinero del mundo como para irse a visitar nuevas ciudades como les hubiera gustado, pero emplearon lo que tenían en hacer lo que más les apetecía. A parte de pasar algo más de una semana en su nueva ciudad, Barcelona, recorriéndose cada piso en alquiler de la provincia para encontrar algo que se adaptase a sus necesidades y a sus bolsillos, y afortunadamente acabar encontrándolo, también tuvieron algo más de relax visitando las ciudades natales de cada una.
El viaje a Menorca fue incluso mejor que el anterior si es que eso era posible, Violeta volvía a formar parte de los Oliver, todos allí la habían echado mucho de menos, en especial el pequeño, que no se separó de ella ni un segundo. Aprovecharon para ver todo aquello que se habían dejado a medias la última vez, para pasar tiempo en familia, cosa que a Chiara le ablandaba mucho el corazón, al igual que disfrutaron de su soledad y cercanía en aquella habitación que tanto las conocía.
El viaje a Granada fue mágico. No sabe a ciencia cierta si fue por el arte, la belleza o las personas de Granda, que la menorquina acabó enamorada de ella, casi tanto como lo estaba de Violeta. Llegó allí y la sintió suya, se sentía como en casa, era el ambiente que desprendía, era la música que se escuchaba por las calles, la Alhambra al atardecer, la compañía al recorrerla... fue todo. No se cansaron de andar por la ciudad, de bañarse en el mar y de recorrer cada una de las tiendas habidas y por haber. Chiara se sentaba a la mesa cada medio día entre Violeta y su abuela, un sitio que se ganó desde el primer día que estuvo allí y donde gozó de las conversaciones más íntimas y entrañables que había tenido nunca.
Fue un día en esa misma mesa, mientras hablaba con su abuela de la infancia de Violeta, cuando cogida de su mano miró a los ojos de la pelirroja y supo que estaba perdidamente enamorada. Violeta ya lo había averiguado meses atrás, pero ese viaje le dio la certeza de que eso era lo que ella quería para el resto de su vida, la quería a ella, a Chiara, para siempre.
ESTÁS LEYENDO
Cada vez
FanfictionChiara vive con sus padres y sus hermanos pequeños en Menorca, mientras su hermana mayor Martina hace ya varios años que vive en Madrid. Una vez acabado el instituto, indecisa sobre el rumbo de su futuro, Chiara decide irse un tiempo a Madrid con su...