1. Un día sin esperanza

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Aziraphale camina por la calle. 

Tenia la ropa hecha jirones por el uso que se le daba, además de sucia y maloliente. La ropa dejó de ser clara y limpia, ahora era irreconocible en el cuerpo de Aziraphale. Y aún así, el alfa seguia vagando por la calle, de vez en cuando cayendo por el mareo que le provocaba no alimentarse bien.

Y aún así, se podia ver la voluntad de Aziraphale en mantenerse en pie. Tenía la osadía de seguir manteniendo esa mirada azul brillante y sus modales a pesar de estar viviendo en la calle. Nadie podría quitarle su ascendencia noble aunque estuviera pisoteado. No se dejaría amedrentar de ese modo. 

Justo como ahora.

Un tipo jaló a Azira bruscamente hacia un lado. 

Ya conocían al alfa. Este tipo lo arrastró por unas calles hasta llegar a un lugar. Un gran almacén donde también se encontraban otros tipos como Aziraphale, desgraciados en vida por sus decisiones.

-¿Quieres comer?.... Trabaja. 

El tipo empezó a empujar dentro al débil chico a pesar de que este intentaba levantarse por si mismo. 

Y este solo reía por la imagen que veía. 

-Levántate, tienes oportunidad de ganarte algo con tu esfuerzo y lo desperdicias en el suelo.

El rubio estaba lastimado y herido pero esto era a lo que el tenia que acostumbrarse. El hambre era un factor decisivo en este caso. Y debia buscar el modo de sobrevivir. 

-Lo haré...- Su voz débil ni siquiera llegó al corazón de este hombre. 

-No tires los sacos de harina. Debes moverlos hacia allá y tener cuidado. No vinieron de tan lejos para ser desperdiciados por ti. 

Lo trataban mal. Como una basura más de la sociedad. Pero el no se inmuto. Sabia que esto era lo que se merecía. Merecía con justa razón ese destino. No había escapatoria para él y no podía evadirlo siquiera. 

Sabía que este era su castigo y estaba dispuesto a tomarlo. Aunque por más que le doliera su cuerpo, tomaba estos tratos para tratar de enmendar sus culpas, culpas que le carcomían el alma. Y aunque fuera perdonado, el sentía de orazón que se merecía este trato.



Claramente, esto no le importaba a cierto alfa pelirrojo. 

Crowley, se encargaría de que él pagara por su crimen sin importar qué. 



Movía los sacos de harina a pesar de que no tenia la fuerza suficiente. Tanto tiempo viviendo en calle le había costado la fuerza. Antes era un noble, que ni siquiera se preocupaba por cosas como esta, pero noble al fin y al cabo. Su vida estaba solucionada. Tenía bastantes tierras, dinero y poder. Para Aziraphale era increíble que su dinero terminara en tan poco tiempo. Pero las cosas no solo no acabaron bien, sino que empeoro a medida que las deudas comenzaban a ascender. Había hecho tantas cosas mal...financieramente...sentimentalmente...y ahora....

Su pecado era grave. Y aceptaba su castigo. 


Las oportunidades que tuvo para mejorar, simplemente no las pudo ver. Impulsivamente, opto por caminos que creía fáciles, pero que lo llevaron a la quiebra al final de todo. 


Rememorar todo esto mientras trabajaba con los sacos de harina le hicieron mas ameno el tiempo. 

PECADO DE ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora