ADAPTACIÓN DE LA NOVELA DE WINTERBAUM: INTO THE ROSE GARDEN
*CON LIGERAS MODIFICACIONES, YA QUE TAMBIÉN SE USAN PERSONAJES PERTENECIENTES A NEIL GAIMAN Y TERRY PRATCHET, DEL LIBRO GOOD OMENS.
En la Inglaterra victoriana, el destino entrelaza las vi...
El omega logró tener pocos días de paz. El alfa no había pisado su habitación en días, y estaba en paz con eso. Parecía al fin tener un poco de calma.
El alfa ya no lo molestaba. Y estaba convencido que pronto lo mandarían a la cabaña.
Aunque las ganas de ver a sus pequeños...lo mataba.
Ni siquiera al mirar la ventana, podía verlos. Los sirvientes eran cuidadosos en mover a los niños cuando el omega no estuviera despierto. Los llevaban a los jardines, demasiado lejos de la vista del omega.
Su pequeña seguro ya estaba aprendiendo a andar sola.
Y su pequeño estaba en manos de una sirviente que lo mimaba y cuidaba.
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Y Aziraphale no lograba distinguir nada desde esa distancia. Pero la frustración de no poder estar ahí con ellos, le dolía en el alma, el hecho de no poder estar ahí para ellos, lo hacían sentir atrapado y roto. Las ganas de ir a abrazarlos, de decirles que los amaba a pesar de no estar cerca, que los extrañaba, era una tortura de la que no podía escapar.
A pesar de que los embarazos eran cansados, agotadores, él les había tomado cariño. Los había cuidado con amor. Y se había cuidado a sí mismo con la intención de que ellos nacieran sanos. Y así era.
A pesar de todo...
Y ni aún así podía verlos.
Su mañana, comenzaba con el dolor remarcado de este modo.
Muy tarde, en la noche, el reloj marcaba el inicio de un nuevo día. Era medianoche. Y Aziraphale, seguía mirando a través de esa ventana. Había leído un poco, también comió lo que le ofrecían, y también estaba esperando ver a Crowley. Mientras el siguiera con vida, no iba a permitir que el alfa se burlara de el y siguiera una vida normal, como si no existiera. No era posible. No estaba bien que solo lo borrara de su vida como si nada.
Pero este alfa ni siquiera se dignaba en aparecer.
Este se sentia como un pájaro, atrapado en su jaula dorada. No podía salir, solo quedarse en esa habitación, y en momentos, la desesperación pesaba.