28. Bucle

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5 meses

Los días no cambiaban para Aziraphale. 


Ocultaba su vientre. Esto era sencillo debido a que hacía lo posible por proteger de esa vida a pesar de lo ocurrido. Y su vientre no mostraba el abultamiento necesario de 5 meses. Aunque el omega a veces no se entendía, porque a veces, solo deseaba perderlo. Que no viviera ante este abuso. Esta parte malvada del mundo que lo torturaba.

Cada día, tenía un episodio de abuso, de dolor, de humillaciones, de insultos, golpes, y él solo se escondía. Sobreviviendo a base de pan con moho, frutas echadas a perder, agua de lluvia, y de noches de lluvia y frío. 

Pero una parte egoísta de él, deseaba tener a alguien en quién apoyarse. Alguien con quien contar. Aunque este fuera un bebé...




Aún en temporada invernal, hacía de todo para protegerse. Para cuidarse. Ropa gruesa y rota encontrada en la calle, zapatos hechos con tela gruesa, y mantas sucias con rastros de chinches pero cálidas. 

Sin embargo, ahora estaba en un lugar donde el calor del sol lo calentaba de momento. 

Sentado, tranquilo, sin hacer daño a nadie. 


Por otro lado...


Y en cualquier lugar, parecían haber personas que lo buscaban con el fin de hacerle daño. Pero era más resistente que eso. Él lo sabía. 

Su motivación era el bebé que vivía con Crowley. Esa vida que quería de vuelta, con su bebé, ese periodo corto de paz que vivió por su embarazo. 

Aunque...sobre su otro bebé...este seguía en su vientre. A veces, solo se dejaba descansar un gran rato esperando ver si este cachorro se movía. Y no lo hacía mucho. Ahora descansaba en este callejón, él solo y sin nadie más. Era un buen callejón.

—Oye...deberías estar rebosando de alegría...—  Hablaba a su vientre. Esperando una acción de este — Deberías moverte para poder animarme —Pero nada. Y además, este parecía mantenerse del mismo tamaño que el mes pasado. El omega suspiró, sabía que debía encontrar que comer. Donde dormir en paz por lo menos en esta noche. 

Pero como si el bebé entendiera, este pateó un poco. Aziraphale pudo sentirlo.

Sonrió ante esto. 

—Sabía que seguías ahí...sabes...debería darte en adopción...lo pensé. No puedo cuidarte. Estoy seguro que serás un gran hombre... o mujer. Solo...que no quiero que me conozcas aún. Podrías tener una buena familia en el futuro.

Sonreía feliz. Imaginando a su bebé como un niño sano y feliz. 

—Podrías ser bastante alto. Y ser....un oficial de policía. Alguien de la ley — Acariciaba su vientre — Puedes también, ya sabes...llamarte Alec...si eres niño...o Eizira...como mi madre...nombres de niño bien, aún no sé que otro nombre sería adecuado para ti.

Pensaba en muchos nombres para niño, pero para niña...no se le ocurría nada. 

—Muriel...No...muy extraño para una niña...aunque suena diferente... Quizás...incluso puedes llamarte...

Sin embargo, un ruido lo interrumpió.

Un beta ebrio. 

Este entraba al callejón, pateando botellas de vidrio. 

PECADO DE ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora